Por lo que se advierte en su página de Facebook y lo que se comenta en los fríos pasillos del Ministerio de Defensa, Moshe Cytter, el representante legal en Colombia de la firma Israel Aerospace Industries Ltd. vive muy a gusto en Bogotá desde que llegó a mediados de 2005. Es uno de los empresarios israelíes que, al igual que los miembros de las migraciones producidas en especial a raíz de la Segunda Guerra Mundial, encontró en nuestro país un ambiente propicio para los negocios.
Cytter es un influyente proveedor porque la firma que representa ha ganado algunos de los más jugosos contratos para el suministro de armamento tanto en licitaciones como en contratación directa y en “contratos llave en mano”. Uno de los más recientes fue el de la repotenciación de 11 aviones supersónicos K-fir y la compra de 13 más por US$162 millones, imponiéndose a una oferta de Francia como dan cuenta los registros avalados por el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
Pero no todo ha sido celebración para Cytter. El pasado 20 de julio, cuando dos pilotos israelíes hacían el alistamiento del K-fir FAC-3004, la aeronave se salió de la pista del aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena y se incendió contra las rocas de la playa. Él mismo emitió un comunicado en el que atribuyó el hecho a factores humanos y no a la tecnología que, según un experto consultado por este diario, ya no usa el propio gobierno de Israel por “obsoleta”.
La opinión fue refutada por el ministro Santos cuando anunció que antes que convertirlos en chatarra a Colombia le convenía, por ahorro y por las necesidades del conflicto interno, modernizarlos para utilizarlos otros 20 años más con la ayuda de radares de última generación y bombas con designadores laséricos para aumentar la precisión.
Cytter también aparece como representante legal de la razón social Israel Aircraft Industries (IAI), inscrita en la Cámara de Comercio de Bogotá el 3 de octubre de 2007 y cuyo objeto empresarial es “el diseño, desarrollo, fabricación, venta, reparación, revisión y servicio de todo tipo de sistemas y productos aeroespaciales”. Ya el 13 de noviembre de 2007 era el único participante del proceso de contratación directa N° 30, por casi US$9 millones, para encargarse del “fortalecimiento del Sistema de Comando y Control de Inteligencia Informática C312 de la Fuerza Aérea Colombiana”. Sin embargo, lo que pasó el día de la audiencia pública dejó muy mal referenciados a Cytter y a la IAI porque no cumplieron con ninguno de los requisitos a pesar de no tener otras empresas que le hicieran competencia y haber sido recomendado incluso con certificación del cónsul de Colombia en Tel Aviv, quien resaltó la “reciprocidad” que ha caracterizado las relaciones comerciales con Israel.
“Llevaba muchos años de no ver una oferta tan mal presentada… no es común que la oferta no cumpla con ninguno de los elementos que se evalúan, esto es económico, técnico, jurídico”, manifestó la Secretaría General del Ministerio de Defensa antes de declarar desierto el contrato.
Cytter no pudo más que disculparse y admitir “las grandes fallas” en el presupuesto y el estudio de mercado necesarios para “la construcción de la infraestructura en dos bases y la telefonía IP en internet”.
Además, el dirigente figura como director de la delegación en Colombia de Elta Systems Ltd., entidad registrada para “ocuparse en el diseño, desarrollo, abricación, venta, reparación, revisión y el servicio de todo tipo de sistemas y productos electrónicos”.
Las visitas
Israel, así como Estados Unidos, es desde hace 20 años uno de los países que más armamento suministra a Colombia y es el primer socio comercial en Oriente Próximo. No por casualidad hace una semana visitó Bogotá el canciller israelí Avigdor Lieberman. El mes pasado el vicepresidente Francisco Santos estuvo seis días allí en reuniones con el presidente Shimon Peres y sus ministros. Manifestó que las relaciones políticas, tecnológicas, comerciales y militares están en “constante evolución”. En el tema de defensa, insistió en que los dos países, así estén separados por diez mil kilómetros de distancia, tienen como enemigo común al terrorismo y que por eso, además de suministros, comparten información de inteligencia.
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