Monday, August 17, 2009


El ladrón del siglo

LEONARDO BOIX

LONDRES, 14 de agosto (apro).- El británico Ronald Arthur "Ronnie" Biggs, más conocido como "El ladrón del siglo" por haber participado del famoso atraco en 1963 a un tren postal de Glasgow a Londres, logró celebrar el pasado 8 de agosto sus 80 años en libertad, dos días después de haber quedado libre en Gran Bretaña tras una decisión "de compasión" tomada por el ministro de Justicia inglés, Jack Straw, debido a su deteriorado estado de salud.

Su caso, que ha generado durante décadas mucha controversia en el país, será llevado ahora a la pantalla grande y podría ser narrado en un libro biográfico escrito por el propio hijo del exconvicto, Michael.

Todo comenzó la noche del 8 de agosto de 1963, cuando Biggs, que ese mismo día cumplía 34 años, junto a una banda de quince delincuentes profesionales, decidió robar el Gran Tren Postal de Glasgow a Londres para hacerse con un botín de 2.6 millones de libras esterlinas (67 millones de dólares actuales).

Durante el transcurso del atraco, y cuando el tren atravesaba un puente del norte de la capital británica, uno de los miembros del grupo, que hasta hoy no ha sido identificado, golpeó con un hierro al conductor del ferrocarril, Jack Mills, quien murió siete años más tarde tras lesiones por la herida. El dinero del robo nunca fue hallado.

Pero luego de una redada policial en Londres, Biggs fue atrapado, acusado formalmente y sentenciado a cadena perpetua en la prisión de Wandsworth.

Sin embargo y después de cumplir con sólo quince meses de su condena, logró escapar el 7 de julio de 1965 de la prisión al treparse por una de las paredes laterales de la penitenciaría con una soga, y esconderse en los techos de una camioneta de muebles.

Días después se trasladó en secreto a París, donde adquirió nueva documentación personal y se sometió a una operación de cirugía estética.

A finales de 1965, Biggs logró viajar en un vuelo de la aerolínea BOAC a Sydney, en Australia, donde vivió por varios meses antes de viajar a Adelaida, en el sur de ese país, en 1966.

Poco después se le sumaron su esposa Charmian Brent, con quien estaba casado desde 1960, y sus dos hijos.

En 1967 y tras el nacimiento de su tercer hijo, Biggs recibió una carta anónima desde Inglaterra en la que se le advertía que Interpol sospechaba que estaba viviendo en Australia y en la que se le aconsejaba escaparse.

Fue así como en mayo de 1967, el británico y su familia se trasladaron a Melbourne, donde realizó todo tipo de trabajos, incluido el de encargado de construcción de escenografías para los estudios de grabación del Channel 9.

Pero en octubre de 1969, un reporte de un corresponsal de la agencia Reuters publicado en Londres mencionó que Biggs estaba viviendo en Melbourne y que la policía británica había armado un cerco para atraparlo.

La noticia fue transmitida ese mismo día en el noticiero del Channel 9, y el británico, que se encontraba trabajando en el estudio, decidió abandonar de inmediato el país.

Biggs logró obtener un pasaporte falso y viajó desde el puerto de Melbourne a Panamá, desde donde se trasladó dos semanas más tarde a Brasil, país en el que residiría por 31 años. Su esposa e hijos decidieron permanecer en Australia para no despertar sospechas.

En 1971, el hijo mayor de Biggs, Nicky, murió a la edad de 10 años en un accidente automovilístico, que según los allegados al "ladrón del siglo", lo marcó para siempre, volviéndolo una persona muy reservada y hosca.

Los problemas no terminarían allí para el británico, ya que tres años más tarde, en 1974, el reportero del tabloide inglés Daily Express, Colin MacKenzie, recibió información acerca de que Biggs se encontraba en Río de Janeiro.

Luego de acceder a esa primicia, MacKenzie y un equipo que incluía al fotógrafo Bill Lovelace y al reportero Michael O'Flaherty, confirmaron personalmente la noticia y publicaron el artículo en Londres, que generó mucho revuelo en Gran Bretaña.

La publicación hizo que pocos días después, un equipo de detectives de Scotland Yard se trasladara a la ciudad brasileña para lograr la extradición de Biggs, aunque sin éxito, ya que Inglaterra no contaba por entonces con ningún tratado de reciprocidad de extradición con Brasil.

Además, la por entonces novia de Biggs, la bailarina de cabaret y prostituta Raimunda de Castro, estaba embarazada fruto de una relación entre ambos.

La ley brasileña no permitía que el padre o madre de un niño nacido en Brasil fuera deportado. Como resultado, Biggs pudo vivir abiertamente en Brasil sin ser tocado por las autoridades británicas.

Debido a que su estatus de delincuente le impedía encontrar trabajo, Biggs aprovechó su situación y comenzó a vender en distintos locales turísticos de Río de Janeiro todo tipo de mercancías con el logo de "Ronnie Biggs", desde tazas de té y café hasta camisetas.

Pasó las siguientes tres décadas como fugitivo de la justicia y se volvió una especie de celebridad, a pesar de haber sido un miembro menor en la banda que participó del Gran Robo del Tren.

Según la prensa británica, Biggs regresó varias veces a Inglaterra para participar de un documental sobre el famoso atraco de 1963.

También grabó su voz para dos canciones del filme de Julian Temple, "The Great Rock 'n' Roll Swindle", sobre la banda británica Sex Pistols.

Los temas "No One is Innocent", "The Biggest Blow (A Punk Prayer)" y "Belsen Was a Gas" fueron grabados con el guitarrista Steve Jones y el baterista Paul Cook en un estudio en Brasil, poco después de la actuación final de los Sex Pistols.

"No One is Innocent" fue lanzado como sencillo en Gran Bretaña y alcanzó el puesto número seis en los 'charts' británicos.

Después de los intentos fallidos de extradición a Inglaterra, Biggs colaboró con los músicos Bruce Henry, Jaime Shields y Aureo de Souza para grabar "Mailbag Blues", una narrativa musical de su vida que quería utilizar como la banda sonora de una película.

Sin embargo, su vida no logró volver a la normalidad, ya que en 1981 fue secuestrado y trasladado en secreto a Barbados, a manos de un comando liderado por el exsoldado de la Armada británica John Miller y por el guardia de seguridad Patrick King.

Los secuestradores esperaban cobrar una fortuna de la policía británica, pero debido a que Barbados no contaba con un tratado de extradición con Gran Bretaña, Biggs fue enviado de regreso a Brasil, donde el prófugo británico siguió manteniendo un vínculo con la música.

En 1991 cantó la letra de la canción "Carnival In Rio (Punk Was)" con la banda alemana de punk Die Toten Hosen.

Dos años más tarde lo haría con tres canciones del álbum "Bajo otra bandera" de la banda argentina de punk Pilsen.



El regreso



A pesar de haber pasado más de tres décadas prófugo de la justicia británica, Biggs anunció a comienzos de 2001 al tabloide inglés The Sun que volvería de forma voluntaria a Gran Bretaña.

El inglés sabía que sería detenido una vez que arribara a Inglaterra, y de todos modos regresó finalmente a su país de origen el 7 de mayo de 2001, día que fue arrestado y trasladado a una prisión de Londres.

Su viaje en un jet privado fue pagado enteramente por The Sun, que abonó a Michael Biggs unas 20 mil libras esterlinas (cerca de 40 mil dólares), más expensas, a cambio de los derechos exclusivos de la noticia.

Ronald Biggs tenía pendiente por cumplir 28 años de su sentencia, a pesar de haber sufrido una serie de problemas de salud, incluidos dos ataques cardiacos, un cáncer de pulmón y neumonía aguda.

John Mills, el hijo del conductor del tren Jack Mill que había sido atacado por la banda en 1963, se mostró implacable y declaró el 8 de mayo al periódico inglés The Independent:

"Siento un resentimiento profundo por aquellos, incluido Biggs, que hicieron dinero de la muerte de mi padre. Biggs debería cumplir toda su condena", demandó.

Desde entonces llovieron los pedidos del británico para quedar en libertad. El 14 de noviembre de 2001, Biggs solicitó a las autoridades de la prisión londinense de Belmarsh, donde se encontraba cumpliendo su sentencia, ser liberado teniéndose en cuenta su deteriorado estado de salud.

En menos de seis meses había sido tratado cuatro veces en el hospital Queen Elizabeth de Woolwich. Aunque su estado de salud se deterioraba rápidamente, el pedido de excarcelación fue denegado.

El 26 de octubre de 2005, el por entonces ministro del Interior británico, Charles Clarke, volvió a rechazar un pedido para que Biggs saliera en libertad. Sin embargo, el 4 de julio de 2007, el "ladrón del siglo" fue trasladado de la prisión de Belmarsh a la de Norwich "por compasión".

Y luego de su deteriorado estado de salud, en enero de 2009 las autoridades informaron que Biggs sería liberado días antes de cumplir 80 años, al considerar que le quedaba poco tiempo de vida.

Todo concluyó el 6 de agosto pasado, cuando tras 46 años de penurias y avatares desde el Gran Robo del Tren, fue liberado oficialmente, aunque sigue en un hospital de Norwich, en el sureste de Inglaterra, donde es tratado por un cuadro de neumonía aguda y ataques cerebrales, que lo dejaron imposibilitado para hablar, comer sin ayuda o caminar.

El hijo de Biggs, Michael, afirmó que su padre vivirá el resto de sus días "fuera de la mirada pública".

"No hay posibilidad alguna de que mi padre aparezca bailando en los teatros del West End londinense con chicas jóvenes que lo acompañen. No conducirá automóviles deportivos ni pasará un buen tiempo", declaró el hijo de Biggs al periódico The Sun el día del anuncio de libertad.

"Como miembro de la familia, estoy absolutamente encantado por su libertad. Mi padre es ahora un hombre libre y eso es todo lo que tengo para decir", agregó.

Por su parte, el jefe de la banda, Bruce Reynolds, que cumplió toda la condena de 30 años en prisión, declaró a la cadena Sky News el pasado 8 de agosto sentirse "encantado" por Biggs, "y ciertamente muy contento por Michael, quien ha trabajado sin descanso para sacar a su padre de la prisión".

Sin embargo, no todos celebraron la liberación de Biggs.

Peter Rayner, un exfuncionario del British Rail que trabajó con Mills, dijo ese mismo día a la BBC que "la gente no debe olvidar que el conductor murió como resultado de las heridas que recibió de los criminales. Me preocupa que los perpetradores hayan sido tratados como héroes de acción en lugar de criminales, que es lo que verdaderamente son", concluyó.


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