Piso firme, promesa falsa
MARCELA TURATI
Cinco días después de estrenarse como presidente, Felipe Calderón corrió a comprometerse con los pobres y, en un municipio panista de La Montaña, Guerrero, ofreció encementar, primero, los pisos de 100 municipios del país y, ya encarrerado, después duplicó la oferta. Pero en un recorrido de Proceso por varios de los pueblos más miserables de la región encontró que en la mayoría de ellos la promesa no ha sido cumplida, se ha cumplido a medias o, peor aún, el programa Piso Firme se halla suspendido por corrupción de los funcionarios de la Sedesol…
LA MONTAÑA DE GUERRERO, GRO.- Cada vez que el mixteco Vicente de la Cruz ve pasar por el camino de tierra roja que cruza su comunidad algún camión con grava, arena o cemento, él corre a alcanzarlo, lo detiene y pregunta al “ingeniero” que para cuándo se estacionará en su pueblo. Lo calman diciéndole que los materiales llegarán en ocho días, que no desespere, que por mientras organice brigadas para descargarlos.
Un par de veces se ha quedado al lado del camino bordeado por milpas, con todo y brigadistas, esperando el material para encementar pisos que desde el año pasado nomás no llega.
Cada que le mencionan el tema, Vicente corre a hurgar en los fólderes de plástico azul colgados de las paredes de su casa de adobe y piso de tierra, donde guarda actas de nacimiento, cartillas de vacunación y certificados de estudio de los suyos, hasta dar con los oficios que ha enviado a la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Guerrero para avisar que no llegó el “piso firme” que el presidente Felipe Calderón ofreció a los más pobres y que prometió, especialmente, a los pobladores de La Montaña, ese enredo de cerros que incuba a los mexicanos más desnutridos del país y reproduce una miseria comparable a la de África subsahariana.
“La gente está esperando material, está triste. El ingeniero dijo que iban a venir cuando terminen en Loma Canoa y en Joya Real, y ya pasó un año, ya es 2009, y no viene, aunque gustamos más el piso bueno porque en la tierra se enferman niños”, dijo Vicente preocupado porque no ha podido cumplir con el nombramiento de su comunidad como “Presidente del Comité del Piso Firme”.
En todos los escritos dirigidos a la delegación de la Sedesol que este mixteco muestra, al respetuoso saludo le sigue la misma urgente petición que enseguida se reproduce:
La gente en Yuvin Tucuni (Xalpa) el año pasado fueron encuestado para Piso Firme y posteriormente salieron como beneficiado y resulta que no se encuentra incluido con las comunidades beneficiadas y esta comunidad no cuenta en cuando al programa Piso Firme, por lo tanto una vez más solicitamos a que lo incorpore porque la gente están molesta.
Lo único que varía en los oficios es la fecha, unos de 2008, otros de 2009, todos salidos de la vieja máquina de escribir del ayuntamiento de Cochoapa El Grande y firmados con las huellas dactilares de las autoridades de la comunidad.
La misma queja de los indígenas de Xalpa se escucha en todos los pueblos de Cochoapa y Metlatónoc, los dos municipios mexicanos donde –según la ONU– la gente vive menos y tiene menores oportunidades de salir de la miseria, y donde el presidente Felipe Calderón y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, empeñaron su palabra de encementar todas las casas.
La estrategia calderonista trazada en papel indicaba que el primer año de gobierno se ocuparía en colocar pisos en las casas de los 100 municipios más pobres de México (que luego se ampliaron a 200), el segundo a reforzar los muros, el tercero a hacer techos y los últimos a construir letrinas e instalar estufas ecológicas para que la gente no se intoxique a diario al cocinar con leña.
Pero ahora que se rumora que el secretario Cordero está a punto de abandonar a los más pobres para atender a los más ricos desde la Secretaría de Hacienda, y ya en los umbrales del cuarto año del sexenio, se ve que la primera promesa, la de encementar la miseria, quedó inconclusa justo en La Montaña. Y donde acaso llegó el programa, no alcanzó para todos.
Al menos eso es lo que este semanario encontró en un recorrido por las comunidades de Metlatónoc, Cochoapa, Dos Ríos, Xalpa, Joya Real, Yozondacua, Loma Canoa, Calpanapa, Rancho Guadalupe y Buena Vista.
Gustamo piso bueno
El presidente de Metlatónoc no se encontraba en el Palacio Municipal cuando Proceso recorrió el municipio; sin embargo, el secretario a cargo de la oficina, los regidores, los policías y la gente que esperaba afuera del Registro Público improvisaron una fila para contar la misma historia de engaño.
“En el mes de abril los de la empresa dejaron de trabajar y casi todo el pueblo de Atzompa faltó, y el Ejido Ixtlatepec, y en el caso mío no me tocó”, se lamentó el policía Fidel Gálvez que cuida la presidencia. “La gente de Santa Cruz Cafetal se siente triste porque no le ha tocado ni piso ni escuela ni material ni agua”, agregó su colega Salvador García.
Los uniformados comentaron que los habitantes de Valle Hermoso secuestraron al “ingeniero Oliva, de la Sedesol”, en un arranque de rabia por el incumplimiento, y la policía tuvo que rescatarlo.
“¿Para qué mes o año van a dar el piso?”, preguntó el adolescente Natalio Cano, desde la fila para registrar a su hermanita, y agregó enojado: “Ya van dos veces que van a echar (colado) a colonia Guadalupe y no quieren echar a nosotros, y dicen que ya salió nuestro nombre de que recibimos el piso, pero no es cierto”.
Las denuncias se repiten en el vecino municipio de Cochoapa –el que encabeza la lista de la pobreza desde 2005, cuando se independizó de Metlatónoc, que durante décadas fue considerado el sinónimo de la miseria. Según los funcionarios localizados en el ayuntamiento, en ninguna localidad se completó la promesa.
El colmo quizás fue Dos Ríos, donde los camiones sí llegaron, antojaron a todos, pero nadie volvió para colarlos.
“Midieron las casas, ya todo que según se va a hacer, trajeron la grava-arena, vinieron y tiraron todo; esperamos que llegara el cemento y no llegó, y como llovió, el agua se llevó la arena, y la que quedó ya no sirve porque ya se revolvió con la tierra”, explicó Ricardo Morales, el presidente de los padres de familia del pueblo, mientras marchaba en la procesión de los festejos de la santa patrona Virgen de la Asunción.
“¿Alguien protestó?”, se le preguntó.
“Pobre gente que no sabe leer ni escribir, qué va a quejarse con el presidente, pero no sabe qué dinero es ni quién manda el regalo al que tenemos derecho”, dijo.
La estrategia quebrada
“Piso Firme” no es un programa cualquiera.
La estrategia social calderonista se basa en el encementado de las casas de los campesinos más pobres, y a esa intención le destinaron, el año pasado, 3 mil 800 millones de pesos, que fue la inversión más importante dentro de la Sedesol después de los subsidios del programa Oportunidades. A Guerrero se dirigieron 650 mil pesos.
Con esa inversión y algunas obras públicas se intentaba cumplir con el lema de gobierno “Vivir Mejor” y empujar para 2010 los indicadores de desarrollo humano ante la comunidad internacional, que toma en cuenta el mejoramiento de viviendas.
La primera vez que Calderón anunció el encementado masivo fue el 6 de diciembre de 2006, a cinco días de estrenarse, y escogió a Tlacoachistlahuaca, el municipio panista de La Montaña, para hacer su promesa.
Calderón ratificó su compromiso el 2 de junio de 2008, también en La Montaña, esta vez desde Metlatónoc, acompañado del secretario Cordero. El 19 de agosto del año pasado, Cordero regresó para re-ratificar que esa zona quedaría libre de pisos de tierra, y lo hizo desde Cochoapa.
Las tres promesas no bastaron para que la palabra se hiciera obra.
En 2007, se descubrió que el Instituto de Vivienda de Guerrero (Invisur), solapado por la delegación estatal de la Sedesol, no encementó las viviendas de Tlacoachistlahuaca, donde Calderón estrenó su contacto con los más pobres. El argumento que entonces dieron los funcionarios fue que encontraron las casas cerradas porque sus habitantes estaban pizcando en Sinaloa. Tras el escándalo, la Sedesol tomó la operación del programa y nombró nuevo delegado: Luz Antonio González Justo.
Para 2009, la historia se repite justo en La Montaña, esta región colindante con Oaxaca conocida por su miseria, donde el desempleo parece destino, la nutrición es a base de tortillas con salsa y brizna de frijoles, poca gente conoce un excusado, una simple diarrea puede ser asesina y los habitantes huyen en temporada de pizcas para no desnutrirse más.
Resignación a la tierra
La gente de Cochoapa se entristece pensando que quizás los constructores pasaron de largo por las casas que durante las pizcas parecían vacías (aunque siempre regresan, nadie tuvo la delicadeza de incluirlos en el padrón).
Es el caso de Petra Martínez, quien desde una milpa a punto de quedar enana por la falta de lluvias generalizada explicó: “Estaba en Culiacán, fui a cortar pepino, tomate, mucho se fueron y no nos pusieron piso”.
Ella ya se resignó a vivir sobre tierra debido a que en noviembre, el próximo “diadetodolosanto”, irá con toda su plebe a Sinaloa porque en Cochoapa no tiene trabajo, “puro sentado en la sombra nomás”. Piensa que con tanto hijo, ni aunque gaste su vida yendo y viniendo a las pizcas le alcanzaría para financiarse un piso en su casa. Lo que gana alcanza para llevarse algo al estómago.
“Nosotros no tocamo, estamo triste porque no tocó piso. Como orita hay mucho polvo, los niños les enferma garganta y poco diarrea, y cuando cocina se ensucia comida y saca enfermedá, y también por el chingo de pulga de los perros”, dijo la señora Rufina Martínez, en Rancho Guadalupe, donde la promesa presidencial no alcanzó para nadie, ni para los que no migraron.
El único piso verdadero que conoce lo echó su hermano después de cuatro años de vaivenes y jornadas asesinas en Culiacán, donde hasta los niños más chiquitos le entraron a la pizcada de verduras.
“¿Piso Firme? Falta. Llegó, dice… pasó marzo, pasó abril; dice: llega esta semana, y no llegó, y falta toda Xalpa, toda Vista Hermosa, toda Divino Pastor, toda Cascada del Zorro”, denunció Jelipe Cervantes, el encargado de la tienda Diconsa localizada en el camino a Dos Ríos.
La primera vez que vio un “piso bueno” fue hace tres años, recién construida la presidencia municipal de Cochoapa, y quedó ilusionado. “Ese piso queda bien, va a quedar bonito en mi casa, queda limpia, está bueno, no tiene chingo de polvo ni pulga de perro”, dijo que pensó en cuanto lo vio. Aunque su tienda luce el colorido rehilete del logotipo de “Vivir Mejor”, él es otro de los mixtecos que piensa que no vivirá mejor porque ya no ha visto pasar los camiones con cemento.
Pero no todos por esta zona están tristes. Ahí está el caso de la comunidad Joya Real, donde Marcelina Mendoza de la Cruz está contenta con su piso nuevo.
“Sí, pues, gustó mucho”, señaló mientras mostraba su casa ordenada, donde no se veían niños tragando mugre.
“Sí le gustó, pero que lo limpiaran cuando lo hacen bonito, de escoba, que el otro año”, agregó sonriente la joven, mientras se jalaba la trenza de pelo mojado. Lo que no gustó, según interpretación de su esposo, fue que les dejaron el piso sin cepillar, con la pura mezcla granulada.
“Ta bueno piso, ta bueno”, atinó a decir del suyo una anciana vecina que apenas mascaba el español, afuera de una casa de un tal Sandiego Agustín hecha de tablones.
Nadie supo, nadie sabe
Según Victorino Martínez, secretario del ayuntamiento de Metlatónoc, un grupo de funcionarios llegados de México revisó en abril las quejas por el estancamiento de la ejecución del programa, pero no supo “en qué quedó” el problema.
“El delegado dice que el asunto es que la empresa constructora no cumplió en el municipio”, contó el funcionario.
Según la página de licitaciones Compranet, a la empresa Construcciones Monse S.A., se le pagaron 17 millones de pesos por hacer los pisos en Metlatónoc, y a Luis Mario Grácida Vázquez se le entregó una cantidad similar por hacerlos en Cochoapa.
Un empleado de la Sedesol en Guerrero, que pidió el anonimato, dio otra versión: “La corrupción es generalizada en todo Guerrero. La delegación estatal está pidiendo a todas las empresas dinero para darles el contrato, y hasta 100 mil pesos para darles sus cheques por cada avance de obra, y varias dicen que ya se descapitalizaron. Nosotros hemos avisado a las oficinas centrales, pero la delegación nos tiene amenazados con corrernos si decimos algo, y ya corrieron a una compañera que no quiso firmar las transas”.
Afirmó que varios de sus compañeros se han acercado a los funcionarios llegados de las oficinas centrales para susurrarles que revisen la ejecución del programa.
Proceso intentó entrevistar al coordinador de delegados, Silvio Gómez Leyva, para conocer la versión oficial de la dependencia, pero se encontró con que el puesto está vacante. Un funcionario explicó que lo despidieron después de las elecciones por haber realizado un congreso en las playas de Cancún, al que invitó a todos los delegados y sus familias, con gastos pagados por la dependencia que combate la pobreza.
Mientras crecen los rumores de que el secretario Cordero dará otro salto en su carrera, en La Montaña Vicente de la Cruz sigue pendiente del camino de tierra roja por si pasan los camiones con material.
Él sigue esperanzado con la promesa del piso. Y cómo no va a estarlo si, para él, significa una mejoría radical: “Queremos esos pisos para que luego, cuando nacen los niños, no se comen esa tierra; luego empieza la diarrea en los niños cuando es bebecito, agarrando tierra, y con piso está más mejor, más limpio, no enfermo”.
LA MONTAÑA DE GUERRERO, GRO.- Cada vez que el mixteco Vicente de la Cruz ve pasar por el camino de tierra roja que cruza su comunidad algún camión con grava, arena o cemento, él corre a alcanzarlo, lo detiene y pregunta al “ingeniero” que para cuándo se estacionará en su pueblo. Lo calman diciéndole que los materiales llegarán en ocho días, que no desespere, que por mientras organice brigadas para descargarlos.
Un par de veces se ha quedado al lado del camino bordeado por milpas, con todo y brigadistas, esperando el material para encementar pisos que desde el año pasado nomás no llega.
Cada que le mencionan el tema, Vicente corre a hurgar en los fólderes de plástico azul colgados de las paredes de su casa de adobe y piso de tierra, donde guarda actas de nacimiento, cartillas de vacunación y certificados de estudio de los suyos, hasta dar con los oficios que ha enviado a la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Guerrero para avisar que no llegó el “piso firme” que el presidente Felipe Calderón ofreció a los más pobres y que prometió, especialmente, a los pobladores de La Montaña, ese enredo de cerros que incuba a los mexicanos más desnutridos del país y reproduce una miseria comparable a la de África subsahariana.
“La gente está esperando material, está triste. El ingeniero dijo que iban a venir cuando terminen en Loma Canoa y en Joya Real, y ya pasó un año, ya es 2009, y no viene, aunque gustamos más el piso bueno porque en la tierra se enferman niños”, dijo Vicente preocupado porque no ha podido cumplir con el nombramiento de su comunidad como “Presidente del Comité del Piso Firme”.
En todos los escritos dirigidos a la delegación de la Sedesol que este mixteco muestra, al respetuoso saludo le sigue la misma urgente petición que enseguida se reproduce:
La gente en Yuvin Tucuni (Xalpa) el año pasado fueron encuestado para Piso Firme y posteriormente salieron como beneficiado y resulta que no se encuentra incluido con las comunidades beneficiadas y esta comunidad no cuenta en cuando al programa Piso Firme, por lo tanto una vez más solicitamos a que lo incorpore porque la gente están molesta.
Lo único que varía en los oficios es la fecha, unos de 2008, otros de 2009, todos salidos de la vieja máquina de escribir del ayuntamiento de Cochoapa El Grande y firmados con las huellas dactilares de las autoridades de la comunidad.
La misma queja de los indígenas de Xalpa se escucha en todos los pueblos de Cochoapa y Metlatónoc, los dos municipios mexicanos donde –según la ONU– la gente vive menos y tiene menores oportunidades de salir de la miseria, y donde el presidente Felipe Calderón y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, empeñaron su palabra de encementar todas las casas.
La estrategia calderonista trazada en papel indicaba que el primer año de gobierno se ocuparía en colocar pisos en las casas de los 100 municipios más pobres de México (que luego se ampliaron a 200), el segundo a reforzar los muros, el tercero a hacer techos y los últimos a construir letrinas e instalar estufas ecológicas para que la gente no se intoxique a diario al cocinar con leña.
Pero ahora que se rumora que el secretario Cordero está a punto de abandonar a los más pobres para atender a los más ricos desde la Secretaría de Hacienda, y ya en los umbrales del cuarto año del sexenio, se ve que la primera promesa, la de encementar la miseria, quedó inconclusa justo en La Montaña. Y donde acaso llegó el programa, no alcanzó para todos.
Al menos eso es lo que este semanario encontró en un recorrido por las comunidades de Metlatónoc, Cochoapa, Dos Ríos, Xalpa, Joya Real, Yozondacua, Loma Canoa, Calpanapa, Rancho Guadalupe y Buena Vista.
Gustamo piso bueno
El presidente de Metlatónoc no se encontraba en el Palacio Municipal cuando Proceso recorrió el municipio; sin embargo, el secretario a cargo de la oficina, los regidores, los policías y la gente que esperaba afuera del Registro Público improvisaron una fila para contar la misma historia de engaño.
“En el mes de abril los de la empresa dejaron de trabajar y casi todo el pueblo de Atzompa faltó, y el Ejido Ixtlatepec, y en el caso mío no me tocó”, se lamentó el policía Fidel Gálvez que cuida la presidencia. “La gente de Santa Cruz Cafetal se siente triste porque no le ha tocado ni piso ni escuela ni material ni agua”, agregó su colega Salvador García.
Los uniformados comentaron que los habitantes de Valle Hermoso secuestraron al “ingeniero Oliva, de la Sedesol”, en un arranque de rabia por el incumplimiento, y la policía tuvo que rescatarlo.
“¿Para qué mes o año van a dar el piso?”, preguntó el adolescente Natalio Cano, desde la fila para registrar a su hermanita, y agregó enojado: “Ya van dos veces que van a echar (colado) a colonia Guadalupe y no quieren echar a nosotros, y dicen que ya salió nuestro nombre de que recibimos el piso, pero no es cierto”.
Las denuncias se repiten en el vecino municipio de Cochoapa –el que encabeza la lista de la pobreza desde 2005, cuando se independizó de Metlatónoc, que durante décadas fue considerado el sinónimo de la miseria. Según los funcionarios localizados en el ayuntamiento, en ninguna localidad se completó la promesa.
El colmo quizás fue Dos Ríos, donde los camiones sí llegaron, antojaron a todos, pero nadie volvió para colarlos.
“Midieron las casas, ya todo que según se va a hacer, trajeron la grava-arena, vinieron y tiraron todo; esperamos que llegara el cemento y no llegó, y como llovió, el agua se llevó la arena, y la que quedó ya no sirve porque ya se revolvió con la tierra”, explicó Ricardo Morales, el presidente de los padres de familia del pueblo, mientras marchaba en la procesión de los festejos de la santa patrona Virgen de la Asunción.
“¿Alguien protestó?”, se le preguntó.
“Pobre gente que no sabe leer ni escribir, qué va a quejarse con el presidente, pero no sabe qué dinero es ni quién manda el regalo al que tenemos derecho”, dijo.
La estrategia quebrada
“Piso Firme” no es un programa cualquiera.
La estrategia social calderonista se basa en el encementado de las casas de los campesinos más pobres, y a esa intención le destinaron, el año pasado, 3 mil 800 millones de pesos, que fue la inversión más importante dentro de la Sedesol después de los subsidios del programa Oportunidades. A Guerrero se dirigieron 650 mil pesos.
Con esa inversión y algunas obras públicas se intentaba cumplir con el lema de gobierno “Vivir Mejor” y empujar para 2010 los indicadores de desarrollo humano ante la comunidad internacional, que toma en cuenta el mejoramiento de viviendas.
La primera vez que Calderón anunció el encementado masivo fue el 6 de diciembre de 2006, a cinco días de estrenarse, y escogió a Tlacoachistlahuaca, el municipio panista de La Montaña, para hacer su promesa.
Calderón ratificó su compromiso el 2 de junio de 2008, también en La Montaña, esta vez desde Metlatónoc, acompañado del secretario Cordero. El 19 de agosto del año pasado, Cordero regresó para re-ratificar que esa zona quedaría libre de pisos de tierra, y lo hizo desde Cochoapa.
Las tres promesas no bastaron para que la palabra se hiciera obra.
En 2007, se descubrió que el Instituto de Vivienda de Guerrero (Invisur), solapado por la delegación estatal de la Sedesol, no encementó las viviendas de Tlacoachistlahuaca, donde Calderón estrenó su contacto con los más pobres. El argumento que entonces dieron los funcionarios fue que encontraron las casas cerradas porque sus habitantes estaban pizcando en Sinaloa. Tras el escándalo, la Sedesol tomó la operación del programa y nombró nuevo delegado: Luz Antonio González Justo.
Para 2009, la historia se repite justo en La Montaña, esta región colindante con Oaxaca conocida por su miseria, donde el desempleo parece destino, la nutrición es a base de tortillas con salsa y brizna de frijoles, poca gente conoce un excusado, una simple diarrea puede ser asesina y los habitantes huyen en temporada de pizcas para no desnutrirse más.
Resignación a la tierra
La gente de Cochoapa se entristece pensando que quizás los constructores pasaron de largo por las casas que durante las pizcas parecían vacías (aunque siempre regresan, nadie tuvo la delicadeza de incluirlos en el padrón).
Es el caso de Petra Martínez, quien desde una milpa a punto de quedar enana por la falta de lluvias generalizada explicó: “Estaba en Culiacán, fui a cortar pepino, tomate, mucho se fueron y no nos pusieron piso”.
Ella ya se resignó a vivir sobre tierra debido a que en noviembre, el próximo “diadetodolosanto”, irá con toda su plebe a Sinaloa porque en Cochoapa no tiene trabajo, “puro sentado en la sombra nomás”. Piensa que con tanto hijo, ni aunque gaste su vida yendo y viniendo a las pizcas le alcanzaría para financiarse un piso en su casa. Lo que gana alcanza para llevarse algo al estómago.
“Nosotros no tocamo, estamo triste porque no tocó piso. Como orita hay mucho polvo, los niños les enferma garganta y poco diarrea, y cuando cocina se ensucia comida y saca enfermedá, y también por el chingo de pulga de los perros”, dijo la señora Rufina Martínez, en Rancho Guadalupe, donde la promesa presidencial no alcanzó para nadie, ni para los que no migraron.
El único piso verdadero que conoce lo echó su hermano después de cuatro años de vaivenes y jornadas asesinas en Culiacán, donde hasta los niños más chiquitos le entraron a la pizcada de verduras.
“¿Piso Firme? Falta. Llegó, dice… pasó marzo, pasó abril; dice: llega esta semana, y no llegó, y falta toda Xalpa, toda Vista Hermosa, toda Divino Pastor, toda Cascada del Zorro”, denunció Jelipe Cervantes, el encargado de la tienda Diconsa localizada en el camino a Dos Ríos.
La primera vez que vio un “piso bueno” fue hace tres años, recién construida la presidencia municipal de Cochoapa, y quedó ilusionado. “Ese piso queda bien, va a quedar bonito en mi casa, queda limpia, está bueno, no tiene chingo de polvo ni pulga de perro”, dijo que pensó en cuanto lo vio. Aunque su tienda luce el colorido rehilete del logotipo de “Vivir Mejor”, él es otro de los mixtecos que piensa que no vivirá mejor porque ya no ha visto pasar los camiones con cemento.
Pero no todos por esta zona están tristes. Ahí está el caso de la comunidad Joya Real, donde Marcelina Mendoza de la Cruz está contenta con su piso nuevo.
“Sí, pues, gustó mucho”, señaló mientras mostraba su casa ordenada, donde no se veían niños tragando mugre.
“Sí le gustó, pero que lo limpiaran cuando lo hacen bonito, de escoba, que el otro año”, agregó sonriente la joven, mientras se jalaba la trenza de pelo mojado. Lo que no gustó, según interpretación de su esposo, fue que les dejaron el piso sin cepillar, con la pura mezcla granulada.
“Ta bueno piso, ta bueno”, atinó a decir del suyo una anciana vecina que apenas mascaba el español, afuera de una casa de un tal Sandiego Agustín hecha de tablones.
Nadie supo, nadie sabe
Según Victorino Martínez, secretario del ayuntamiento de Metlatónoc, un grupo de funcionarios llegados de México revisó en abril las quejas por el estancamiento de la ejecución del programa, pero no supo “en qué quedó” el problema.
“El delegado dice que el asunto es que la empresa constructora no cumplió en el municipio”, contó el funcionario.
Según la página de licitaciones Compranet, a la empresa Construcciones Monse S.A., se le pagaron 17 millones de pesos por hacer los pisos en Metlatónoc, y a Luis Mario Grácida Vázquez se le entregó una cantidad similar por hacerlos en Cochoapa.
Un empleado de la Sedesol en Guerrero, que pidió el anonimato, dio otra versión: “La corrupción es generalizada en todo Guerrero. La delegación estatal está pidiendo a todas las empresas dinero para darles el contrato, y hasta 100 mil pesos para darles sus cheques por cada avance de obra, y varias dicen que ya se descapitalizaron. Nosotros hemos avisado a las oficinas centrales, pero la delegación nos tiene amenazados con corrernos si decimos algo, y ya corrieron a una compañera que no quiso firmar las transas”.
Afirmó que varios de sus compañeros se han acercado a los funcionarios llegados de las oficinas centrales para susurrarles que revisen la ejecución del programa.
Proceso intentó entrevistar al coordinador de delegados, Silvio Gómez Leyva, para conocer la versión oficial de la dependencia, pero se encontró con que el puesto está vacante. Un funcionario explicó que lo despidieron después de las elecciones por haber realizado un congreso en las playas de Cancún, al que invitó a todos los delegados y sus familias, con gastos pagados por la dependencia que combate la pobreza.
Mientras crecen los rumores de que el secretario Cordero dará otro salto en su carrera, en La Montaña Vicente de la Cruz sigue pendiente del camino de tierra roja por si pasan los camiones con material.
Él sigue esperanzado con la promesa del piso. Y cómo no va a estarlo si, para él, significa una mejoría radical: “Queremos esos pisos para que luego, cuando nacen los niños, no se comen esa tierra; luego empieza la diarrea en los niños cuando es bebecito, agarrando tierra, y con piso está más mejor, más limpio, no enfermo”.
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