Sunday, November 29, 2009


Bajo la Lupa

Ahmadinejad en Brasil: Lula apoya programa nuclear iraní

Alfredo Jalife-Rahme

Más allá de su periplo que alcanzó a Venezuela y Bolivia, potencias relevantes de los hidrocarburos en el Cono Sur, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, rompió el cerco nuclear anglosajón en el otrora patio trasero de Estados Unidos: en Brasil, el país más poderoso de América Latina.

Obama –muy presionado por los superhalcones israelíes y el sionismo financiero– no ha podido todavía persuadir a Rusia ni a China de pasar a la tercera fase asfixiante de las sanciones contra Irán.

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Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán, junto a su igual de Brasil, Lula da Silva, durante una conferencia de prensa el lunes pasado en BrasiliaFoto Reuters

Por el lado de las sanciones, la dupla anglosajona y los europeos no han podido conseguir mucho.

Al contrario, Irán se salvó de los juegos especulativos de la globalización financiera, lo cual le creó un blindaje milagroso (a diferencia de Dubai, uno de los vecinos de Irán en el golfo Pérsico).

Con todo y las dos fases de sanciones instauradas, Irán ocupa un muy respetable lugar 17 tanto en el PIB mundial (819 mil 799 millones de dólares medidos por el poder de paridad de compra; datos del FMI 2008) como en sus reservas de divisas con 96 mil 560 millones de dólares (a diciembre de 2008).

Guste o no, Irán posee méritos más que suficientes para pertenecer al G-20, del que ha sido excluido caprichosamente por la dupla anglosajona.

Más aún: el haber exigido el pago de sus hidrocarburos en otras divisas más solventes que el papel-chatarra del dólar le generó una ganancia adicional de 5 mil millones de dólares a Irán.

La influyente televisora árabe Al Jazeera (24/11/09), con sede en Qatar –que no es muy amigable a los persas–, difundió sin tapujos que Lula, el presidente más popular en la historia de Brasil, apoya el programa nuclear iraní con fines pacíficos y en pleno respeto a los acuerdos internacionales.

¿Por qué, entonces, sacar el contencioso nuclear iraní de la Agencia Internacional de Energía Atómica para colocarlo en manos del caduco unilateralismo anglosajón que practica el apartheid atómico?

Lula instó al líder iraní a continuar los contactos con los países interesados por una solución justa (sic) y equilibrada (¡supersic!).

Con antelación a la visita histórica de Ahmadinejad, Lula había aconsejado a los mandatarios de Estados Unidos, Francia y Alemania no aislar ni arrinconar a Irán, a quien se pretende asfixiar por todos los medios y miedos.

Ahmadinejad apoyó la candidatura de Brasil como miembro permanente del Consejo de Seguridad (sic) de la ONU reformada, lo cual traduce el respeto bien ganado del gigante sudamericano como potencia emergente del ascendente BRIC en el incipiente nuevo orden multipolar.

El iraní fustigó que el Consejo de Seguridad (sic) había fracasado en los pasados 60 años, debido al poder de veto de un número reducido de países (nota: cinco solamente), una fuente de inseguridad (supersic) para varios países del planeta (nota: para la mayoría de los 187 países de la ONU).

Para Al Jazeera, la visita de Ahmadinejad otorgó a Lula la oportunidad de impulsar la influencia política internacional del mayor país de Sudamérica.

A nuestro juicio, la cooperación nuclear entre Irán y Brasil –séptima reserva de uranio en el mundo, quien lo enriquece para su programa nuclear, sin tanta alharaca– puede romper el apartheid tecnológico nuclear de los omnipotentes bélicos del planeta.

Xinhua (24/11/09), agencia de noticias china, comenta que Irán apoya la presencia de Brasil en Medio Oriente para encontrar la paz.

Lo interesante será saber si Brasil entra solo tanto a Medio Oriente como a Asia, o en compañía de sus socios del BRIC. ¿Constituye Irán el puente multipolar de Brasil con las tres potencias euroasiáticas del RIC (Rusia, India y China)?

La lectura china es conveniente: el presidente Da Silva defendió el derecho de Irán a desarrollar tecnología nuclear pacífica (sic) y exhortó por un Medio Oriente libre de armas nucleares.

Ahora traduzcamos del chino al léxico atómico en castellano y protugués: la desnuclearización de Medio Oriente debe ser total y no sólo parcial, es decir, debe incluir a Israel –dotado de un máximo de 400 bombas nucleares clandestinas, según el Boletín de Científicos Estadunidenses– y no única y exclusivamente a Irán.

Xinhua adelanta que Lula visitará en marzo Israel, Palestina y Jordania, y en abril Irán. Lula va que vuela a obtener el Premio Nobel de la Paz.

La salida del relativo aislamiento de Irán –quien goza de excelentes relaciones con el BRIC, ya no se diga en Asia Central, una gran parte de Medio Oriente, África y hasta Japón y ahora en América Latina– es proporcional a la decadencia de Estados Unidos, que está perdiendo aliados a pasos acelerados (v. gr., Turquía, Japón y próximamente Ucrania).

Casi un mes antes de la visita histórica de Ahmadinejad a Brasil, el primer ministro de Turquía –catalogado por los clasificadores semánticos de Occidente como país islámico moderado y modelo–, Recep Tayyip Erdogan, quien se ha alejado de su anterior aliado israelí (ver Contralínea, Radar Geopolítico, 1º/11/09), hizo otra visita histórica (todo en el incipiente orden multipolar es histórico) a Irán, desde donde se pronunció en favor de su programa nuclear pacífico y desechó como chismes los alegatos de que la teocracia chiíta pretende fabricar bombas atómicas.

Sin mucho ruido, el nuevo acercamiento de Turquía (aún miembro de la OTAN) con Irán resquebraja el aislamiento de este último en la región del mar Negro, el Transcáucaso y el mar Caspio, lo cual concede a Teherán una oxigenación en el oriente del mar Mediterráneo y le acerca a los Balcanes. ¿No será más bien que Estados Unidos, Gran Bretaña y su aliado israelí se están asfixiando solos?

Existen visitas históricas y otras de sello histérico, como el precipitado viaje a Brasil del presidente israelí y padre de sus bombas nucleares, Shimon Peres, quien intentó descarrilar estérilmente la visita de Ahmadinejad.

La prensa anglosajona no ocultó su profundo malestar al criticar ferozmente la recepción de Lula a Ahmadinejad: desde el muy melodramático Alexei Barrionuevo, quien exclama que el presidente de Brasil da un codazo (supersic) a Estados Unidos en la escena diplomática (NYT, 22/11/09) hasta Jonathan Wheatley (The Financial Times, 22/11/09), quien sobredimensiona las declaraciones del embajador iraní en Brasilia, Mohsen Shatterzadeh, el cual sentenció la muerte del unilateralismo que ha creado oportunidades para el nacimiento de nuevos poderes tanto al Este como al Oeste que pueden desafiar a los poderes dominantes de Occidente. El mismo Ahmadinejad declaró que Irán, Brasil y Venezuela pueden jugar un papel determinante en planificar (sic), regular (supersic) e instaurar nuevos órdenes en el mundo.

Celso Amorim, el canciller brasileño, aduce en forma simpática que no fue Brasil quien fue a buscar al Medio Oriente, sino que fue Medio Oriente quien vino a buscar a Brasil.

¿Es el programa nuclear brasileño el modelo a seguir?.

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