Los Pasivos Externos de la Economía Mexicana
En términos contables los pasivos pueden definirse co-mo obligaciones presentes derivadas de operaciones pasadas. En el plano macroeconómico el concepto conserva el mismo sentido: son pasivos externos de un país todos los recursos extranjeros en dinero o especie que han entrado a nuestra economía como préstamos o inversiones pero que no nos pertenecen y sus propietarios pueden retirarlos (salvo deuda contratada a plazo) en el momento en que lo decidan.
Pasivos externos totales
Según nuestros cálculos (dado que aún no hay cifras disponibles para 2009) al cierre del año pasado los pasivos totales de nuestra economía con el exterior sumaron 851 mil millones de dólares (Gráfico 1), monto equivalente al 97.2% del PIB (874 mil 903 millones de dólares según el FMI).
De los pasivos totales, 191 mil millones (el 22.4%) correspondieron a deuda externa, y 660 mil millones (el 77.6%) a inversión extranjera.
Pasivos por deuda externa
Al término de 2009, la deuda externa total del país se ubicó en los ya mencionados 191 mil millones de dólares, 41 mil millones (27.2%) más que en 2008 (Gráfico 2). De este total, la deuda del sector público representó el 50.5% con un monto de 96 mil millones, casi 40 mil (69.2%) más que un año antes; y el Banco de México cerró el año con un adeudo de 7 mil 229 millones, el 3.8% del total.
El adeudo del sector privado no bancario totalizó 81 mil millones, el 42.5% del total, casi 6 mil millones menos que en 2008; y el de la banca fue de 6 mil 620 millones (el 3.2% del total), monto similar al de 2008.
Pasivos por inversión externa
De los 660 mil millones de dólares de inversión extranjera al cierre de 2009 (Gráfico 3 posición inicial 2010
), 310 mil correspondieron a la Inversión Extranjera Directa (en bienes raíces, fábricas y otros activos tangibles); 275 mil millones a la Inversión de Cartera (153 mil en acciones de empresas mexicanas y 122 mil en títulos de deuda); y 76 mil a Otras Inversiones (créditos y depósitos).
Observaciones
1) No obstante su elevado monto, consideramos que los Pasivos Externos del país están subestimados, particularmente en lo que respecta a la Inversión Extranjera Directa (IED), cuyo valor de únicamente 310 mil millones de dólares es poco creíble por dos razones:
a) Tan sólo en el quinquenio 2005-2009 el incremento de la IED fue de 106 mil millones de dólares (Gráfico 4), y de 232 mil millones entre 1999 y 2009 según la Secretaría de Economía, y
b) Porque esta inversión foránea es ya propietaria de enormes segmentos en prácticamente todas las actividades productivas del país cuyo valor real es sin duda muy superior a la cifra mencionada.
2) Analizando los flujos de IED del último quinquenio, vemos que de los 106 mil millones de dólares invertidos en México sólo el 41% son recursos nuevos, 30% son utilidades reinvertidas y 29% corresponden a cuentas entre compañías (importaciones de activo fijo por las maquiladoras) (Gráfico 4). Adicionalmente, gran parte de la inversión directa no ha ido a formar nuevo capital ni a incrementar la capacidad productiva del país, sino que se ha orientado a la compra de empresas establecidas, con lo cual el mercado interno se ha extranjerizado y monopolizado sin crecimiento real de la planta productiva; poca, nula e incluso negativa generación de empleo; y una creciente salida de divisas por utilidades, sobre y subfacturación corporativa, pagos de franquicias, derechos de marca, regalías...
3) Por las razones anteriores es que urge revisar y replantear la política de apertura total a la inversión extranjera directa a fin de llegar a un equilibrio que permita conciliar el desarrollo interno, la creación de empresas nacionales, la generación de empleo y el avance tecnológico, con una aportación real, útil y equilibrada de la inversión foránea.
4) Como si fuéramos una sociedad con alzheimer colectivo, incapaz de recordar que atrás de cada una de las múltiples crisis que el país ha tenido en las últimas tres décadas el elemento constante ha sido el manejo irresponsable de los pasivos externos y la vulnerabilidad a la especulación en el tipo de cambio, hoy es la hora en que ni el Ejecutivo ni el Legislativo han actuado para corregir esas fuentes de desequilibrio financiero que una y otra vez nos llevan a situaciones depresivas.
Tiempo atrás (en los 70 y 80) el peligro estaba en el sobrendeudamiento; después y ahora en la sobrexposición a la inversión extranjera volátil, especulativa o golondrina, la cual se concentra en la Inversión Extranjera de Cartera (275 mil millones de dólares) y en Otras inversiones en créditos y depósitos (75 mil millones).
Si asumimos conservadoramente que la mitad de estas inversiones corresponde a este criterio de volatilidad especulativa (máxima ganancia a corto plazo en donde sea y como sea), vemos que una masa de cuando menos 175 mil millones de dólares (70 mil millones más que nuestras reserva internacional) representa una bomba potencial capaz de derrumbar en una corrida la economía del país.
Fundamental es, por lo tanto, neutralizar este elemento explosivo y reducir la exposición al capital volátil-especulativo a no más de una tercera parte del valor de la reserva internacional del país, a fin de asegurar así que en el futuro ninguna corrida será capaz de desestabilizar la economía. (Saúl Herrera Aguilar)
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