México SA
■ La especulación, razón del encarecimiento de alimentos y no que los chinos coman más
■ AL, exportador neto de alimentos
Una versión mucho más seria, realista y documentada que la recientemente expuesta por el inquilino de Los Pinos –quien culpa a los chinos por comer mucho y crecer más– sobre la crisis de alimentos y el incontenible alza de precios en el planeta, aporta una conclusión devastadora por los efectos de la cultura especulativa que domina el escenario mundial: el aumento récord se registra en un momento de abundancia de producción y comercio, no de escasez.
Se trata de un detallado informe que sobre el alza de los precios de los alimentos, sus causas y consecuencias, divulgó ayer el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe, el SELA (sin embargo se mueve), en el que subraya que alimentos hay, y de sobra, pero la creciente concentración y el elevadísimo grado especulativo que reporta la economía mundial impide una distribución equitativa y a precios accesibles.
Los chinos, sí, pero hay mucho más. Los factores dominantes que han incidido sobre el aumento del precio de los alimentos, ordenados según incidan en la demanda (consumo) u oferta de alimentos son de diversa naturaleza, tanto coyunturales como estructurales, precisa el SELA: los coyunturales son el aumento de la especulación financiera en commodities, la devaluación del dólar, el aumento del precio del petróleo, las restricciones a las exportaciones de grandes países exportadores y la reducción en los niveles de existencias. Los estructurales son el aumento de la demanda de Asia, de la demanda para uso animal, de la demanda para producir biocombustibles, el cambio climático, el aumento de costos de transporte y logística e insumos básicos, la limitación del uso de la tierra y el agua, el escaso uso de nuevas tecnologías y las políticas proteccionistas en países desarrollados.
La situación actual de altos precios en los mercados agrícolas mundiales, a diferencia de situaciones anteriores, es que el aumento de los precios se verifica en forma conjunta para la gran mayoría de productos agrícolas producidos en la región. La inflación alimentaria causada por la crisis ha afectado tanto a países exportadores netos como importadores netos. La naturaleza y magnitud del impacto sobre los países, y sus repercusiones sobre la seguridad alimentaria no es la misma en todas las situaciones.
En América Latina y el Caribe la incidencia del alza del precio de los alimentos ha afectado tanto a los países exportadores como importadores netos. La inflación en alimentos fue mayor que la tasa de inflación general en la mayoría de los países, y en siete de ellos, alcanzó los dos dígitos en 2007. Sin embargo, considerada en su conjunto, la región es una exportadora neta de alimentos. Es la que tiene los mayores superávit en comercio de alimentos de todas las otras regiones en desarrollo. Entre los países regionales sólo los del Caribe, Venezuela, y en menor medida México, son importadores netos de alimentos estructuralmente. El hambre y la desnutrición regional, no está pues, vinculada a un problema de escasez de alimentos.
La FAO estima que la producción regional supera en 30 por ciento los requisitos de la población en proteínas y calorías, pero en América Latina y el Caribe 52.4 millones de personas padecen hambre. Aun si todos los países regionales cumplieran plenamente con la Meta de Desarrollo del Milenio, persistirían 41 millones desnutridos, lo que constituye una situación inaceptable en una sociedad con suficientes recursos para erradicar estos flagelos.
Los precios de alimentos han aumentado significativamente desde finales de 2006: 72 por ciento en promedio hasta febrero de 2008 (último dato disponible). Los de mayor alza: cereales, leche, aceites y grasas, 120 por ciento en promedio. Dentro de los cereales el incremento del maíz y del trigo comenzó desde finales de 2006, y del arroz desde fines de 2007, aumentando este último 140 por ciento en los primeros cinco meses de 2008.
Los biocombustibles han reducido la disponibilidad de alimentos. La demanda adicional de maíz (para etanol en Estados Unidos) y colza (para lo mismo en la Unión Europea) es la que ha tenido mayor incidencia en los precios de los alimentos, no así la caña de azúcar para el etanol brasileño. A nivel mundial, de las 48 millones de toneladas de aumento en el consumo doméstico de maíz (2007), casi 30 se destinaron a la producción de etanol. La mayor parte en Estados Unidos, principal productor de este biocombustible a partir del maíz. La demanda de este grano para tal fin se cuadruplicó de 2000 a 2007.
Factores adicionales que estimulan la crisis de alimentos: las políticas proteccionistas en países desarrollados, que han distorsionado el mercado mundial agrícola durante más de cinco décadas; devaluación del dólar, que contribuye al alza generalizada de precios; evolución del precio del petróleo, pues los países exportadores netos contrarrestan el efecto del incremento subsidiando este insumo para la producción de alimentos; las restricciones a las exportaciones de grandes exportadores de alimentos y el aumento de la demanda en Asia (los chinos famosos, más sus vecinos).
Y con un ejemplo, el SELA ilustra la política agrícola impuesta a América Latina y el Caribe: 30 años atrás Haití producía casi todo el arroz que consumía y otros productos agrícolas. Para obtener acceso a préstamos multilaterales (del Banco Mundial, entre ellos), a mediados de los 80, tuvo que reducir aranceles comerciales. La respuesta inmediata fue la importación masiva de arroz subsidiado proveniente de Estados Unidos. En consecuencia, los agricultores dejaron de trabajar la tierra, perdieron sus trabajos y se trasladaron a las ciudades. Ahora Haití es el tercer mayor importador de arroz estadounidense. Lo mismo sucedió con la producción de azúcar.
Cualquier similitud con el caso mexicano, no es consecuencia.
Las rebanadas del pastel
El próximo domingo nuevo capítulo de la peligrosísima apuesta secesionista y desestabilizadora en Bolivia, promovida por la derecha de aquel país y Estados Unidos. Toca el turno a los departamentos de Beni y Pando, que el igual que Santa Cruz pretenden quedarse con la riqueza nacional y dejar la miseria a los bolivianos.
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