Obama y América Latina
José Steinsleger
Durante el banquete celebrado en Miami con los gángsters de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), el candidato del partido demócrata Barak Hussein Obama delineó lo que sería su eventual y “novedosa” política hacia América Latina.
Hay que reconocer que Obama despliega un glamur similar al de John Kennedy cuando apoyó la invasión de Cuba por Playa Girón (1961). Y no hay que olvidar que desde hace más de un siglo la diplomacia yanqui obedece al consejo de Theodore Rossevelt: “habla con suavidad, pero carga un gran garrote”.
Que es lo que desde septiembre de 2001 practica a escala mundial el crimen organizado de la pandilla liderada por el blanco W. Bush. Afortunadamente, el tiempo no le alcanzó para acabar con lo que resta del planeta. Que es lo que acontecería si la hierática Hillary y su señor esposo dieran un golpe dentro del partido, y ni se diga en caso de que el republicano John McCain gane las elecciones.
Para ser justos, digamos que, con tales referentes, el nuevo “Tío Tom” del imperio carapálida es un tipo “progresista”. Tanto como si, para diferenciarse de los Bush, decide pintar de gris la Casa Negra para demostrar que no está “ni con los unos ni con los otros”.
El cantante Al Jolson lo hacía mejor. Se embarraba con betún cuando los negros tenían prohibido subir al escenario. Franz Fanon ya se refirió alguna vez a estos black mask, white soul (máscara negra, alma blanca). Pero veamos qué anunció Obama a la mafia de la FNCA.
Historia: “Estados Unidos y los países de América Latina comparten la historia de territorios conquistados y colonizados que buscaron su independencia”. (En efecto. Sólo que el progresista norte industrial ganó la guerra contra los esclavistas del sur, y después se alió con los neoesclavistas de esta parte del sur.)
Intención: “…ha habido veces que no hemos dado a los pueblos de la región el respeto que merecen como nuestros socios” (¿se refiere a los dos siglos de intervenciones, invasiones militares, golpes de Estado y asesinatos selectivos?).
New-New Deal: “Mi política hacia ‘las Américas’ (sic) se guiará por el sencillo de principio de que lo que es bueno para América Latina es bueno para Estados Unidos”. (¿Incluye el derecho a la vida, garantías individuales, libre tránsito fronterizo, seguro de desempleo y medical care para todos los latinoamericanos?)
Narcotráfico: Destruiremos la demanda de droga en nuestras propias comunidades. (¡Stop!: ¿y si las masas estadunidenses despiertan y se ponen las pilas?)
Cuba: “Mantendré el bloqueo económico (uf)… No hay mejores embajadores de la libertad que los cubano-estadunidenses” (¿nostálgico del pasado yo?).
Venezuela: “Chávez fue elegido democráticamente. Pero sabemos que no gobierna democráticamente… Su predecible pero peligrosa mezcla de retórica antiestadunidense, gobierno autoritario y diplomacia de chequera ofrece la misma falsa promesa que las fracasadas ideologías del pasado”. (Primicia: Obama está suscrito a las revistas Nexos y Letras Libres.)
Colombia: “Trabajaré con el gobierno de Colombia para acabar con el reino del terror de los paramilitares derechistas”. (¿Piensa en detener, esposar, fotografiar de frente y de perfil y alojar al presidente narcoparamilitar Álvaro Uribe Vélez en una celda contigua a la de su socio Salvatore Mancuso, extraditado por el sátrapa a Estados Unidos?)
México: Los cárteles de la droga aterrorizan ciudades y pueblos de México. (Indiscutible: su modelo son las tropas y mercenarios de Washington en Irak y Afganistán.)
En todo caso, gane quien gane, los pueblos de América Latina recorren el nuevo siglo con pie firme y decidido. Reciclándose a sí misma, Cuba se apresta a celebrar medio siglo de revolución. Venezuela, Bolivia y Ecuador construyen la Gran Colombia bolivariana y, en Paraguay, la teología de la liberación bajó del púlpito.
Brasil vuela con autonomía. Argentina sale del hoyo en que la sepultó el Consenso de Washington. En México, Nicaragua, El Salvador, el imperio encuentra serias dificultades para decir la última palabra. El termómetro social pronostica mal tiempo en Chile, Perú, Costa Rica y Uruguay. Y el calentamiento popular anuncia huracanes en Guatemala, Haití, Honduras, República Dominicana y Panamá.
Soltando lastre, con mayor o menor intensidad, los pueblos de nuestra América toman distancia de la globalización made in USA. La derecha ilustrada imagina “ideas para la izquierda” y la izquierda adjetiva se hace bolas con lo sustantivo del insólito proceso de emancipación continental. Abajo crece la seguridad; arriba, la inseguridad.
En suma: si usted coincide con este borrador optimista y aún no ha sido acusado de adherirse al “populismo radical” o de colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, tenga paciencia. Ya mero llegará el nuevo comandante en jefe de la cuarta flota imperial.
Hay que reconocer que Obama despliega un glamur similar al de John Kennedy cuando apoyó la invasión de Cuba por Playa Girón (1961). Y no hay que olvidar que desde hace más de un siglo la diplomacia yanqui obedece al consejo de Theodore Rossevelt: “habla con suavidad, pero carga un gran garrote”.
Que es lo que desde septiembre de 2001 practica a escala mundial el crimen organizado de la pandilla liderada por el blanco W. Bush. Afortunadamente, el tiempo no le alcanzó para acabar con lo que resta del planeta. Que es lo que acontecería si la hierática Hillary y su señor esposo dieran un golpe dentro del partido, y ni se diga en caso de que el republicano John McCain gane las elecciones.
Para ser justos, digamos que, con tales referentes, el nuevo “Tío Tom” del imperio carapálida es un tipo “progresista”. Tanto como si, para diferenciarse de los Bush, decide pintar de gris la Casa Negra para demostrar que no está “ni con los unos ni con los otros”.
El cantante Al Jolson lo hacía mejor. Se embarraba con betún cuando los negros tenían prohibido subir al escenario. Franz Fanon ya se refirió alguna vez a estos black mask, white soul (máscara negra, alma blanca). Pero veamos qué anunció Obama a la mafia de la FNCA.
Historia: “Estados Unidos y los países de América Latina comparten la historia de territorios conquistados y colonizados que buscaron su independencia”. (En efecto. Sólo que el progresista norte industrial ganó la guerra contra los esclavistas del sur, y después se alió con los neoesclavistas de esta parte del sur.)
Intención: “…ha habido veces que no hemos dado a los pueblos de la región el respeto que merecen como nuestros socios” (¿se refiere a los dos siglos de intervenciones, invasiones militares, golpes de Estado y asesinatos selectivos?).
New-New Deal: “Mi política hacia ‘las Américas’ (sic) se guiará por el sencillo de principio de que lo que es bueno para América Latina es bueno para Estados Unidos”. (¿Incluye el derecho a la vida, garantías individuales, libre tránsito fronterizo, seguro de desempleo y medical care para todos los latinoamericanos?)
Narcotráfico: Destruiremos la demanda de droga en nuestras propias comunidades. (¡Stop!: ¿y si las masas estadunidenses despiertan y se ponen las pilas?)
Cuba: “Mantendré el bloqueo económico (uf)… No hay mejores embajadores de la libertad que los cubano-estadunidenses” (¿nostálgico del pasado yo?).
Venezuela: “Chávez fue elegido democráticamente. Pero sabemos que no gobierna democráticamente… Su predecible pero peligrosa mezcla de retórica antiestadunidense, gobierno autoritario y diplomacia de chequera ofrece la misma falsa promesa que las fracasadas ideologías del pasado”. (Primicia: Obama está suscrito a las revistas Nexos y Letras Libres.)
Colombia: “Trabajaré con el gobierno de Colombia para acabar con el reino del terror de los paramilitares derechistas”. (¿Piensa en detener, esposar, fotografiar de frente y de perfil y alojar al presidente narcoparamilitar Álvaro Uribe Vélez en una celda contigua a la de su socio Salvatore Mancuso, extraditado por el sátrapa a Estados Unidos?)
México: Los cárteles de la droga aterrorizan ciudades y pueblos de México. (Indiscutible: su modelo son las tropas y mercenarios de Washington en Irak y Afganistán.)
En todo caso, gane quien gane, los pueblos de América Latina recorren el nuevo siglo con pie firme y decidido. Reciclándose a sí misma, Cuba se apresta a celebrar medio siglo de revolución. Venezuela, Bolivia y Ecuador construyen la Gran Colombia bolivariana y, en Paraguay, la teología de la liberación bajó del púlpito.
Brasil vuela con autonomía. Argentina sale del hoyo en que la sepultó el Consenso de Washington. En México, Nicaragua, El Salvador, el imperio encuentra serias dificultades para decir la última palabra. El termómetro social pronostica mal tiempo en Chile, Perú, Costa Rica y Uruguay. Y el calentamiento popular anuncia huracanes en Guatemala, Haití, Honduras, República Dominicana y Panamá.
Soltando lastre, con mayor o menor intensidad, los pueblos de nuestra América toman distancia de la globalización made in USA. La derecha ilustrada imagina “ideas para la izquierda” y la izquierda adjetiva se hace bolas con lo sustantivo del insólito proceso de emancipación continental. Abajo crece la seguridad; arriba, la inseguridad.
En suma: si usted coincide con este borrador optimista y aún no ha sido acusado de adherirse al “populismo radical” o de colaborar con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, tenga paciencia. Ya mero llegará el nuevo comandante en jefe de la cuarta flota imperial.
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