Traducido del italiano por S. Seguí |
“La injerencia de Estados Unidos en Venezuela tomará formas más insidiosas: el nuevo gobierno ha aumentado ya en un 35% la financiación a las agencias estadounidenses USAID y National Endowment for Democracy (NED).” En el centro social milanés Vittoria, la abogada estadounidense-venezolana Eva Golinger habla sin hacerse ilusiones del nuevo gobierno de Obama. Desde hace años, investiga el lado oculto de organizaciones y fundaciones como la United States Agency for International Development (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional - USAID) o la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia – NED). Su último libro sobre este asunto, escrito con el periodista Romani Migus, se titula La telaraña imperial. Después de El Código Chávez, propone “una enciclopedia de la injerencia y la subversión.” Sin embargo, no se trata de un libro “de conspiraciones –explica la autora a nuestro periódico– sino de un mapa interactivo de la compleja red de fundaciones, empresas, fuerzas armadas, medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales que defienden a las clases dominantes: el lado oscuro del capital. Estamos organizando –añade– un centro de estudios estratégicos, para el que aceptamos sugerencias (fundacioncese@gmail.com).”
¿Cómo se puede entrever la telaraña?
En las directivas de grandes multinacionales, como Chevron o Carlyle Group, figuran miembros de organismos que se proclaman independientes, como Human Rights Watch, Ford Foundation, Freedom House o National Endowment for Democracy. Entre ellos hay altos cargos de la CIA, del Departamento de Estado o del Pentágono, que utilizan ONG como Súmate, en Venezuela, o partidos políticos para sus planes desestabilizadores, y que los financian a través de sus aliados: el Istituto repubblicano internazionale (IRI), de Italia; la Fundación Konrad Adenauer, de Alemania; la Fundación FAES, española… A través de las cuales USAID y NED filtran fondos destinados a diferentes grupos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros 70 países del mundo. En Venezuela, más de 350 organizaciones, partidos políticos y ONG reciben financiamiento de este tipo.
Diez años de gobierno Chávez y un nuevo curso para América Latina. ¿Qué hará Obama?En mi anterior libro demostré la responsabilidad de Washington en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 en Venezuela. En 2004, EE UU financió con diez millones de dólares el referéndum contra el presidente Chávez, a pesar de lo cual éste venció por un amplio margen. Por esta razón, desde 2005 Washington ha modificado su estrategia, que hoy se asienta en tres ejes principales: el político, el psicológico y el militar.
El eje político de la injerencia se basa en el llamado desarrollo de la democracia : la NED crea un movimiento mundial por la democracia, y por medio de un gran número de organizaciones españolas, alemanas o noruegas lleva a cabo su trabajo de subversión.
El segundo aspecto se basa en la guerra mediática: demonizar a Chávez sirve para preparar a la opinión pública ante una eventual agresión militar: contra Venezuela, en sólo cuatro años de esta estrategia y basándose en titulares en los periódicos, Chávez resulta ser un dictador, tanto en EE UU como en Europa. En 2008, Bush quería incluir Venezuela entre los países del eje del mal,, pero había un problema serio: el petróleo.
El tercer aspecto es el militar: el pasado año EE UU ha reactivado su IV Flota, un comando naval regional que no existía desde 1950. Según el informe del nuevo jefe de la CIA nombrado por Obama, Venezuela sigue siendo una amenaza.
Contra Venezuela –escribe usted– EE UU está organizando un golpe suave , un golpe blando. ¿De qué modo?
El modelo es el de la revolución naranja , inaugurada en Serbia, repetida en Georgia, en Ucrania, en Líbano, e intentada sin éxito en Belarús en 2007. Un proceso de larga duración en el que los actores y los objetivos no se identifican inmediatamente. En Serbia, en un momento dado, apareció un simpático movimiento juvenil que luchaba por la libertad y la democracia; el grupo se llamaba Otpor, Resistencia, y estaba financiado por la NED, USAID, IRI, el NDI y la CIA. Y había también la Albert Einstein Institution (AEI) fundada por Gene Sharp, autor de libros sobre la no-violencia. Sólo que el director de la fundación era un coronel del ejército estadounidense. Algunos jóvenes venezolanos de la clase media-alta, en 2008, fueron a Bolivia a apoyar el referéndum separatista contra Evo Morales en Santa Cruz. Y después apareció un grupo similar al Otpor también en Venezuela. Detrás estaban siempre USAID, NED y otras instituciones como la FAES, próxima a José María Aznar, para financiar una estrategia masiva de marketing joven .
¿También Obama quiere balcanizar América Latina?
Los golpes blandos se llevan a cabo siempre en países que tienen importantes recursos naturales, y consisten básicamente en echar leña al fuego de conflictos regionales preexistentes, fomentando los separatismos, como en la ex Yugoslavia. En el caso de Venezuela, esta estrategia se ha concentrado en el estado petrolero de Zulia, bastión de la oposición en el que hay un movimiento independentista. En Bolivia, en la zona de la media luna donde se encuentra Santa Cruz y se concentran todos los recursos de gas y agua. En Ecuador, el movimiento separatista se ubica en Guayaquil, sede del poder económico.
¿Por qué sigue siendo Venezuela una amenaza para EE UU?
Porque posee la mayor reserva de petróleo del mundo. Porque la política exterior de Venezuela se basa en la integración, la cooperación y la solidaridad, y no en una explotación según el modelo del FMI. Y porque, como dice Chomsky, es la amenaza del buen ejemplo: en Venezuela, millones de seres antes invisibles hoy hacen oír su voz.
Eva Golinger es jurista, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Autora de El Código Chávez: Descifrando la Intervención de los Estados Unidos en Venezuela (2005) y de Bush vs. Chávez: Washington's War on Venezuela. Se define como “Una neoyorquina residente en Caracas, donde vive apasionadamente cada momento de la Revolución Bolivariana.”
S. Seguí pertenece a los colectivos de Tlaxcala, Rebelión y Cubadebate.
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.
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