* Dos miembros del Ejército que realizaban tareas de inteligencia fueron torturados y ejecutados cerca del municipio donde se dice vive el famoso narcotraficante Joaquín Guzmán Loera / Encuentran mensaje que dice: “Con El Chapo nunca van a poder ni sacerdotes ni gobernantes” / Junto a los cuerpos se encontraron 80 casquillos percutidos de AK-47 MEXICO, D.F., 21 de abril (EL UNIVERSAL / LA JORNADA).- Dos tenientes de Inteligencia Militar fueron torturados y ejecutados en la comunidad Ciénega de Escobar, municipio de Tepehuanes, Durango, y sobre sus cuerpos se encontró un mensaje con la leyenda: “Con El Chapo nunca van a poder, ni sacerdotes, ni gobernantes’’. Las víctimas, identificadas como Jesús Antonio Cabrera Rosas y Jesús Sánchez Meléndez, estaban adscritos a la X Zona Militar con sede en la ciudad de Durango y realizaban labores de inteligencia en los límites entre los municipios de Tepehuanes y Guanaceví. Los cuerpos, que fueron hallados en un vehículo Jetta color platino, propiedad del Ejército, tenían múltiples impactos de rifles de alto poder, estaban maniatados y uno tenía los ojos vendados. Ambos vestían pantalón de mezclilla y camisa a cuadros. Los cadáveres fueron trasladados en helicóptero a la capital del estado, donde se les practica la necropsia de ley. El viernes de la semana pasada, el arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, dijo que Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo’’, vivía “adelante de Guanaceví’’, marcación ubicada al norte de esta capital. La comunidad Ciénega de Escobar, se ubica a unos 270 kilómetros de la capital del estado. En lo que va del año, 10 militares han sido ejecutados en el país. Sólo dos fallecieron en combate con miembros de la delincuencia organizada, los demás fueron torturados antes de ser asesinados.
Así, dos tenientes de inteligencia militar del 71 Batallón de Infantería fueron ejecutados en el municipio serrano de Tepehuanes, Durango, en los límites con el de Guanaceví. Junto a sus cuerpos, los agresores dejaron un mensaje: “Con El Chapo nunca van a poder ni gobiernos ni sacerdotes”.
La mañana de este martes, en la carretera que comunica a Tepehuanes con Guanaceví, adelante de la comunidad Ciénega de Escobar, fueron localizados los cuerpos de dos militares vestidos de civil, con las manos atadas y el rostro cubierto con cinta canela, a un costado de un vehículo tipo fiesta color plata.
Alfonzo Unzueta, síndico municipal de Tepehuanes, —localidad ubicada a 280 kilómetros al noroeste de la ciudad de Durango— confirmó que los tenientes de inteligencia militar asesinados son Jesús Antonio Cabrera, de 28 años de edad y Jesús Sánchez Meléndez, de 30 años.
De acuerdo con el funcionario, la identificación de los cadáveres de los elementos castrenses estuvo a cargo del teniente José Alberto Morales, también perteneciente al 71 Batallón de Infantería, con sede en el municipio de Santiago Papasquiaro
La policía federal confirmó la identidad de los militares, y apuntó que junto a los cuerpos había 80 casquillos percutidos de rifles de asalto AK-47 conocidos como cuernos de chivo.
El síndico municipal de Tepehuanes, Alfonzo Unzueta, fue quien dio cuenta del crimen de los tenientes del Ejército a un noticiario radiofónico local, al que narró que fue alrededor de las 9 de la mañana cuando se recibió el reporte del hallazgo de los cuerpos, mismos que fueron reconocidos hasta el mediodía por personal del 71 Batallón de Infantería.
El pasado viernes, el arzobispo de Durango Héctor González Martínez, declaró que adelante del municipio norteño de Guanaceví vive Joaquín El Chapo Guzmán, “todos lo sabemos, menos la autoridad”.
Durante una conferencia de prensa, el jerarca católico mencionó la zozobra y el pánico que sufren los habitantes de varias regiones de la entidad, incluida una parte de Zacatecas, hasta donde abarca la Arquidiócesis que preside.
Las afirmaciones del prelado provocaron reacciones encontradas en diversos sectores de la sociedad, tanto que el pasado lunes el arzobispo terminó declarándose “sordo y mudo”.
Así, dos tenientes de inteligencia militar del 71 Batallón de Infantería fueron ejecutados en el municipio serrano de Tepehuanes, Durango, en los límites con el de Guanaceví. Junto a sus cuerpos, los agresores dejaron un mensaje: “Con El Chapo nunca van a poder ni gobiernos ni sacerdotes”.
La mañana de este martes, en la carretera que comunica a Tepehuanes con Guanaceví, adelante de la comunidad Ciénega de Escobar, fueron localizados los cuerpos de dos militares vestidos de civil, con las manos atadas y el rostro cubierto con cinta canela, a un costado de un vehículo tipo fiesta color plata.
Alfonzo Unzueta, síndico municipal de Tepehuanes, —localidad ubicada a 280 kilómetros al noroeste de la ciudad de Durango— confirmó que los tenientes de inteligencia militar asesinados son Jesús Antonio Cabrera, de 28 años de edad y Jesús Sánchez Meléndez, de 30 años.
De acuerdo con el funcionario, la identificación de los cadáveres de los elementos castrenses estuvo a cargo del teniente José Alberto Morales, también perteneciente al 71 Batallón de Infantería, con sede en el municipio de Santiago Papasquiaro
La policía federal confirmó la identidad de los militares, y apuntó que junto a los cuerpos había 80 casquillos percutidos de rifles de asalto AK-47 conocidos como cuernos de chivo.
El síndico municipal de Tepehuanes, Alfonzo Unzueta, fue quien dio cuenta del crimen de los tenientes del Ejército a un noticiario radiofónico local, al que narró que fue alrededor de las 9 de la mañana cuando se recibió el reporte del hallazgo de los cuerpos, mismos que fueron reconocidos hasta el mediodía por personal del 71 Batallón de Infantería.
El pasado viernes, el arzobispo de Durango Héctor González Martínez, declaró que adelante del municipio norteño de Guanaceví vive Joaquín El Chapo Guzmán, “todos lo sabemos, menos la autoridad”.
Durante una conferencia de prensa, el jerarca católico mencionó la zozobra y el pánico que sufren los habitantes de varias regiones de la entidad, incluida una parte de Zacatecas, hasta donde abarca la Arquidiócesis que preside.
Las afirmaciones del prelado provocaron reacciones encontradas en diversos sectores de la sociedad, tanto que el pasado lunes el arzobispo terminó declarándose “sordo y mudo”.
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