Autoridades protegen a la secta Los Perfectos, acusan defensores de víctimas de Casitas del Sur
Los casos de niños desaparecidos en CAIFAC Monterrey, Nuevo León; Casitas del Sur, en el Distrito Federal, y La Casita en Cancún, Quintana Roo, muestran la existencia de una red nacional de trata de menores con fines de explotación sexual o tráfico de órganos, afirmó en entrevista Alicia Leal, presidenta fundadora de la organización no gubernamental Alternativas Pacíficas, quien asumió la defensa de las víctimas en la capital nuevoleonesa e investigó la desaparición de menores en las otras dos casas hogar.
Estamos ante una organización de trata de menores compuesta por complicidades de las autoridades en cada uno de los estados y personas responsables de estos organismos civiles
, aseveró.
Los tres casos tienen como nexo la implicación de los dirigentes de la secta Los Perfectos, de la Iglesia de la restauración, Jorge Erdely, Sergio Humberto Canavati Ayub y Antonio Domingo Paniagua, según consta en los expedientes judiciales a los que ha tenido acceso La Jornada.
En los tres albergues han desaparecido menores en los últimos años, sin que las autoridades correspondientes hayan tomado la iniciativa de clausurarlos, por lo que distintos gobiernos continuaron subsidiándolos económicamente y canalizando a ellos a pequeños con problemas familiares, mientras las denuncias sobre la retención ilegal de niños eran ignoradas.
Según el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, unos 20 mil niños son víctimas de explotación sexual comercial en México, y desde hace años existe una iniciativa para reformar dos leyes relacionadas con la trata de personas y derechos de los menores que pretenden introducir cambios en el Código Penal Federal.
En Monterrey, la desaparición de niños empezó a denunciarse en los juzgados cuando Brenda Carolina Bernal Hernández, de 12 años, escapó de la casa hogar del Centro de Adaptación e Integración Familiar AC (CAIFAC) debido a los maltratos que le infligían ahí: “me tiraron al piso, y cuando estaba boca abajo, entre las dos me estiraban los dos brazos cruzados hacia atrás, y yo lloraba, pero despacito, porque me decían que me callara; ellas me hacían eso porque primero me ponían a limpiar las paredes de la casa con unos cepillos para quitarle la mugre, pero yo me cansaba y ya no podía más y me dolían las manos…”, dijo la pequeña en su denuncia interpuesta el 2 de diciembre del año pasado.
La niña describió los castigos que eran aplicados bajo una estricta disciplina religiosa: “a Chuy también le pegaban con una vara de madera que decía: ‘Corrige a tus hijos y te darán descanso’. Me dijo que le pegaban en las pompis…”
Brenda padeció maltrato físico y sicológico durante meses, hasta que un día sus cuidadoras decidieron encerrarla en un armario como castigo por no comer champiñones crudos con cebolla y brócoli: “me metieron al cuarto donde guardan la ropa, y entre las dos me metieron a un clóset que es café claro y que tiene cuadros y que tiene una puerta que cerraron, y estaba oscuro, y me pusieron en el suelo boca abajo, y Bety (Celia Beatriz Reyna Torres, cuidadora del albergue) estaba parada arriba de mis pies; yo estaba descalza y Nancy (Nelly Ávila Almaguer, también cuidadora) estaba arriba de mi espalda sentada, y pusieron ropa abajo…”
Cansada del lugar, Brenda tomó la determinación de escaparse luego de ser castigada nuevamente y lavar las calcetas de todas las internas: “Fue cuando me salté la barda, que son como tres pisos, y está alta, y salté y fue como me pude salir; eran como las cuatro de la tarde y me fui corriendo hasta llegar a una parada que está por una tienda Soriana; yo iba descalza y paré un camión 202 y le dije que si me podía dar raid, y el señor me dijo que sí, y luego me bajé enfrente de una Cruz Roja, que era cerca de la casa de mi abuela, y luego me fui caminando hasta la casa de mi abuela…”
A consecuencia de la huida de Brenda, según le dijeron, el albergue mantiene hoy en día en retención ilegal a su hermana Diana Lizeth y a sus primos Julio César y Adriana Guadalupe Castañeda Bernal. Los tres siguen desaparecidos oficialmente, mientras todos los empleados y directivos del albergue se han amparado para no ser detenidos.
Cómo fue el contacto inicial
María Inés, madre de los hermanos Castañeda Bernal, recordó en su denuncia cómo fue contactada por los empleados de CAIFAC, pertenecientes a la secta de Los Perfectos: “Yo tenía mi pareja, Rosalío Castañeda González, que es el papá de los niños, pero él nunca nos dio la mano; él me mandaba a mí a pedir dinero, yo me llevaba a los niños porque mi mama tenía antes una cantina ahí en la calle Dos de Abril, en la colonia Independencia, y yo ahí no podía dejar a los niños; nadie más me los podía cuidar. Entonces un día estaba con Adriana y Julio en el crucero de Zaragoza en el centro de Monterrey y en eso llegó Patricia y otras tres personas y empezaron a hablar conmigo; me dijeron que ellos me podían ayudar y me dijeron que me podían cuidar los niños y que cuando yo quisiera los podía recoger, y me hicieron firmar ahí mismo un papel; no sé qué decía el papel porque yo no sé leer, pero Patricia me dijo que decía que ‘cuando yo quisiera a los niños me los iban a entregar’, pero no me dio ninguna copia de ese papel, sólo me dio un papel donde me apuntó la dirección donde iban a estar los niños”.
La directora de CAIFAC es la guatemalteca Patricia Murguía Ibarra, y la denuncia en su contra está consignada en la averiguación previa 2554/2008, pero se encuentra amparada y huida. La autoridad tampoco ha llamado a declarar ni consignado a los socios fundadores de CAIFAC –que cuenta con nueve casas hogar infantiles en Monterrey–: María de Lourdes Murguía Ibarra, Francisco Javier Murguía Ibarra, Carlos Ríos Leal, Roberto Cantú Leal y el dentista especialista en maxilofacial Sergio Humberto Canavati Ayub.
La madre de los pequeños fue a visitarlos en varias ocasiones, que eran aprovechadas por los niños para contarle los maltratos físicos que recibían en el albergue. En una ocasión, Adriana, de tan sólo dos años, explicó detalladamente los castigos que le imponían: “Yo les dije ‘me los quiero llevar’ y Patricia me dijo: ‘No te los puedes llevar, después los vas a traer como antes los traías en la calle’, y no me dejó que me los llevara…”
Posteriormente el albergue permitió que María Inés se llevara a sus hijos los sábados y los regresara los domingos: “Así estuve un años, pero un día ya no los quise regresar y ya tenían una semana conmigo los niños y no sé como dieron con mi dirección, porque a mi casa llegó Patricia con otro señor Pancho y se llevaron a Adriana y Julio y me dijeron que ya no me los iban a prestar y el papá de los niños, Rosalío, estaba de acuerdo.”
Pasó el tiempo y cuando la niña tenía cinco años y Julio tres, se enteró que Adriana se había quemado un brazo, una pierna y una nalga con agua hirviendo y que fue ingresada al Hospital Civil sin que nadie del albergue le informara nada al respecto, hasta que un día vio las cicatrices en la niña.
Durante los siguientes años, ambos fueron cambiados de casas; Adriana tiene actualmente 13 años y Julio 10 y han vivido prácticamente toda su infancia en distintos albergues manejados por la secta de Los Perfectos. En agosto pasado fue el cumpleaños de la niña, pero su madre no la pudo ver ese día tan señalado: “Fui a llevarle su pastel y de allí me empezaron a decir que no podía verla… la última vez que vi a Adriana y Julio me dijeron que Patricia les había dicho que iban a estar castigados en el cuarto y que ya no podían decir nada de cómo los trataban ahí porque les iba a ir peor”.
Pasaron cuatro meses y en diciembre, después de la huida de Brenda, María Inés intentó saber el paradero de sus hijos, sin éxito: No me dejan verlos, Patricia me dice que están castigados y que no reciben visita
.
Omisión de las autoridades
El caso de CAIFAC no ha merecido la atención del gobierno de Natividad González Paras ni de las autoridades judiciales del estado, algo que según Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Defensa de los Derechos Humanos (Cadhac), quien apoya a las hermanas María Inés y Mónica Bernal Hernández en la búsqueda de sus hijos desaparecidos, es un mal síntoma, porque junto a otros elementos, confirma que está conectado con Casitas del Sur y La Casita de Cancún: Vemos una omisión terrible de las autoridades de protección al menor, concretamente del DIF, en los tres casos, y no podemos saber cuántos niños están desaparecidos realmente y sujetos a trata de menores o tráfico de órganos. No hay quién estatalmente responda por ellos. Hay complicidad y corrupción en la parte judicial, y si como sociedad civil no nos ponemos a buscar a estos menores, ¿qué futuro tenemos?
Existe nexo común en los casos CAIFAC, Cancún y DF: pesquisas
Cuando los padres querían recuperar a sus hijos, éstos eran enviados de vacaciones
Las niñas retornaban con huellas de abuso sexual
La estructura nacional de los albergues dirigidos por la secta de Los Perfectos de la Iglesia cristiana restaurada ha funcionado estupendamente, coordinada con base en fanatismo religioso y decenas de niños vulnerables secuestrados literalmente de familias pobres y desestructuradas.
Sin determinar el número exacto de estas casas-hogar infantiles distribuidas por la República, las investigaciones judiciales a las que ha tenido acceso La Jornada indican que entre los casos de CAIFAC Monterrey, Casitas del Sur, en el Distrito Federal, y La Casita en Cancún, Quintana Roo, existe la conexión de sus dirigentes y la implicación de personas que antes y ahora han sido denunciadas por privación ilegal de la libertad de los menores.
La creación de los albergues contiene una estructura jurídica debidamente planificada dentro del rango de asociaciones civiles, que les ha permitido ir creando, con distintos nombres en cada caso, decenas de refugios infantiles: Alas, Reintegración Social AC, Amor para compartir, Desarrollo Integral del Individuo, Esperanza para la familia, Refugio de Amor, Casitas, Centro de Adaptación e Integración Infantil AC.
Gobernación, sin un censo
La Secretaría de Gobernación carece de información sobre la ubicación de estos albergues infantiles, pero las pesquisas de organizaciones no gubernamentales de atención al menor ubican centros de Los Perfectos en ciudades como Cancún y Playa del Carmen, Quintana Roo; Coatzacoalcos y Jalapa, Veracruz; Ciudad Valles, San Luis Potosí; Guadalajara, Jalisco, y Monterrey, Nuevo León, así como en los estados de México y Morelos.
Los niños internos en los albergues eran trasladados por temporadas, sin aparente motivo, a centros en otras ciudades con pretexto de tomar vacaciones
o bien, eran removidos en la misma ciudad o en otros estados cuando sus padres decidían recuperar a sus pequeños.
Las niñas que volvían de sus vacaciones de Veracruz y Cancún llegaban muy raras
, recuerda Brenda, una de las víctimas que logró escapar en diciembre pasado de CAIFAC Monterrey. Se quedaban viendo a todos los niños de la casa hogar y ellas se tapaban la cara y se escondían y cuando alguno de los niños de la casa hogar se les quería acercar, Nancy les decía que no se acercaran a ellas, pues no estaban en condiciones de hablar
.
Las autoridades de Nuevo León rescataron a 42 menores de seis albergues que CAIFAC tiene en Monterrey con distinta denominación social y en municipios vecinos. Algunas de esas internas han señalado en sus declaraciones ministeriales que cuando volvían de vacaciones
les daban pastillas para tranquilizarlas
y se quedaban sentadas durante horas sin moverse ni hablar.
Este comportamiento frente a las ONG que ahora atienden a los niños rescatados, mantiene una clara relación con la desaparición de los internos por motivos de trata de menores con fines de explotación sexual: son síntomas que ubicamos como niñas que fueron abusadas sexualmente. Las niñas permanecían en Veracruz y Cancún durante varios meses y al volver se les prohibía relacionarse con los demás internos
, comenta Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos AC, que atiende a las víctimas y sus familias.
Más aún: en La Casita de Cancún el escándalo surgió en 2005, cuando desaparecieron 11 menores y los internos denunciaron abuso físico y sexual. La directora del centro, Patricia Seoane de Bretón, y Leydi Yolanda Campos Vera, representante legal, fueron acusadas de privación ilegal de la libertad por negarse a entregar niños que posteriormente se descubrió estaban desaparecidos
o integrados a supuesta red nacional de tráfico de menores con carácter sexual.
La historia de La Casita de Cancún sobre la trata de menores con fines de explotación sexual hace pensar a Alicia Leal, presidenta de Alternativas Pacíficas, que el nexo entre CAIFAC, La Casita y Casitas del Sur radica en Leydi Yolanda Campos, quien mantiene una estrecha relación con Los Perfectos:
“Casualmente, en Cancún el Ministerio Público sólo integró la averiguación previa de un niño, mientras el resto quedó en el olvido y la procuraduría de Quintana Roo exoneró a Leydi Yolanda Campos Vera, quien trabajó en la subprocuraduría de Quintana Roo y fue señalada como la persona que ayudó a Jean Succar Kuri a escapar de México tras ser denunciado por pederastia. Y ahora Leydi reaparece en Casitas del Sur, relacionada con Los Perfectos y sus dirigentes, Jorge Erdely y Sergio Humberto Canavati Ayub, quienes aparecen en los tres albergues de Monterrey, DF y Cancún”.
La primera vez que Leydi Yolanda Campos Vera apareció relacionada con la red nacional Los Perfectos fue en 2003 en un centro ubicado en Ciudad Valles, donde se denunció el secuestro y desaparición de menores.
A pesar de las denuncias y las evidencias de trata de menores, La Casita de Cancún siguió operando e incluso con la misma directora indiciada por privación ilegal de la libertad de menores, Patricia Seoane de Bretón. Hace tres meses un menor de 14 años huyó y sus padres interpusieron una denuncia donde narró torturas, violaciones, prostitución obligada de internos, desaparición de niños y tráfico de órganos
. El hermano pequeño del menor siguió en La Casita ante la negativa de Seoane a entregarlo y se añade a la lista de niños desaparecidos en Cancún.
Los defensores de derechos humanos incluyen la posibilidad de la desaparición de menores con fines de tráfico de órganos, porque Brenda, la niña que huyó de CAIFAC Monterrey, narró en su declaración ministerial cómo las internas eran llevadas al hospital
y volvían con cicatrices en el estómago: se llevaron a Nancy y Chuy a un hospital y cuando regresó, después de cuatro meses, traía dos cosidas en el estómago con cicatriz; una vertical en el centro y la otra horizontal del lado derecho
.
Las averiguaciones en Cancún y Monterrey no han progresado, mientras que la del Distrito Federal es lenta. La denuncia contra CAIFAC se encuentra en el Ministerio Público número siete de Justicia Familiar, que ni siquiera ha girado órdenes de detención, pese a estar plenamente identificados los implicados que ahora han promovido amparos.
Alicia Leal argumenta que esta sospechosa lentitud habla de complicidad o negligencia: ¿Qué pasaría si estos niños secuestrados fueran hijos de un empresario o de una familia adinerada? Seguramente en menos de un mes la situación estaría resuelta. Estos casos llevan meses, años, como en Cancún; sencillamente, porque se trata de menores que viven en situación de pobreza
.
Pese a denuncias, el DIF nacional envió niños a los albergues de Los Perfectos
Los entregó durante años y Gobernación no dio seguimiento a esas cesiones
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) canalizó durante años a menores de edad a los albergues dirigidos por la secta de Los Perfectos que ahora mantienen secuestrados o desaparecidos a niños de Monterrey, Distrito Federal y Cancún.
Pese a las denuncias de privación ilegal de la libertad de los menores en los casos de CAIFAC en Monterrey, Casitas del Sur en el Distrito Federal y La Casita en Cancún, los DIF de Nuevo León, DF y Quintana Roo continuaron entregándoles a los niños en custodia, sin el obligado seguimiento ni la vigilancia sobre estas asociaciones civiles de carácter religioso, según consta en los expedientes judiciales a los que ha accedido La Jornada.
Los niños internos en los tres albergues, donde han desaparecido menores y se ha denunciado trata de menores con fines de explotación sexual o tráfico de órganos, vivían en cautiverio sometidos a un estricto modelo de enseñanza bíblica y al adoctrinamiento evangélico de la secta de Los Perfectos, bajo la autorización de la Secretaría de Gobernación.
La dependencia federal tampoco dio seguimiento a la Iglesia restaurada cristiana, que obtuvo su registro oficial el 16 de mayo de 2000, con el número 2434-2000 y domicilio en el Eje 3 número 93, colonia San Pedro de las Salinas, en Tultitlán, estado de México.
¿Complicidad o negligencia? Para la abogada Raquel Pastor, quien atiende a los familiares de los niños desaparecidos en CAIFAC Monterrey, existe clara negligencia y, por tanto, una sospecha de complicidad: El interés de los DIF es proteger a los niños y los ha canalizado a estos albergues sin hacer el seguimiento obligado. Su responsabilidad es cerciorarse antes de entregarlos de las condiciones de vida y trato para los niños
.
La Universidad Autónoma de Nuevo León elaboró hace más de un año un estudio de las casas hogar ubicadas en el estado, y en sus resultados destacó que ninguno de los albergues de CAIFAC cubría los mínimos requisitos para acoger a los niños, ya que los tenía en casas muy pequeñas, donde sufrían hacinamiento, carecían de programas educativos y de atención, y mezclaban en los recintos a niños de dos a 17 años.
¿Cuántos albergues tienen Los Perfectos en la República mexicana? ¿Dónde están los registros de los internos para determinar cuántos han pasado a formar parte de la trata de menores? ¿Quienes subsidian la existencia de estas casas hogar distribuidas por el país?
Preguntas sin respuesta, con las que, según la letrada, el gobierno federal mexicano viola la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), que en su artículo 35 señala: Los estados partes tomarán las medidas de carácter nacional, bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir el secuestro, la venta o la trata de niños para cualquier fin o cualquier forma
.
Doble vida
La escritura 2065, con fecha de julio de 1993, con la que Los Perfectos constituyeron el Centro de Adaptación e Integración Familiar AC (CAIFAC) en Monterrey, incluye el nombre del doctor Sergio Humberto Canavati Ayub, dirigente, junto a Jorge Erdely, de la secta y los albergues infantiles.
Canavati Ayub tiene una doble actividad: es dentista especialista en maxilofacial del Hospital Christus Muguerza, ubicado en Hidalgo 2525, colonia Obispado de Monterrey. En su consultorio su secretaria asegura que el doctor no atiende citas porque anda de viaje en Tailandia
, sin determinar cuándo volverá. Está casado con Sara Elena de la Torre Saide y en 2004 promovió un exhorto de cambio de régimen matrimonial con número 0068.
Pese a las evidencias, el doctor Canavati Ayub no ha sido citado por las autoridades judiciales: porque el Ministerio Público número siete de justicia familiar no ha terminado la averiguación y mientras no consigne a un juez, nadie va a dictar una orden de aprehensión ni cualquier otra medida de protección para los niños. Es una negligencia ante la evidencia clara de que los niños están desaparecidos hace tres meses y de que hubo maltrato a los menores. Allí están los dictámenes médicos y sicológicos en los que se demuestra el maltrato. ¿Qué más elementos quiere el Ministerio Público para concluir la investigación y consignarla?
, dice la abogada Raquel Pastor.
Canavati Ayub también aparece en la fundación de La Casita en Cancún relacionado con Leydi Yolanda Campos Vera, representante legal de la misma, acusada de proteger al pederasta Jean Succar Kuri y de secuestrar a niños internos de ese albergue con fines de trata de menores. Asimismo, aparece mencionado en las investigaciones de Casitas del Sur, donde una de las indiciadas lo menciona como dirigente de la secta.
Igual situación se presenta en el caso de Jorge Erdely Graham, quien se presenta como académico director del Instituto Cristiano Mexicano, especializado en programas educativos y de análisis sobre las sectas. Paradójicamente, Erdely se ha convertido en líder de una secta que pretende el posicionamiento de una creencia no católica a través de la Iglesia restaurada cristiana. Durante la década reciente se ha dedicado a denunciar los abusos y fundamentalismos religiosos, pero de otras corrientes como testigos de Jehová, la Luz del Mundo o los Legionarios de Cristo.
Autor del libro Sectas destructivas, Erdely ha llegado a crear un imperio a través de decenas de albergues e iglesias en el país manejados desde Canadá, donde pasa largas temporadas. Originario de la ciudad de México, estudió ciencias biológicas y destacó en el fisicoculturismo como míster México amateur. En su otra faceta además de dirigir a Los Perfectos encabeza una escisión de la misma denominada Las Mujeres de Jorge.
Texto sagrado
Accionista principal de la empresa Kola Loka, Erdely pretende con sus sectas la restauración del cristianismo y para ello cuenta con seguidores fieles como el doctor César Octavio Mascareñas de los Santos, vinculado a Casitas del Sur en el Distrito Federal. Su método de evangelización se basa en el texto sagrado
Cuando el sistema no funciona, cuyo autor es el propio Erdely, escrito, según afirma él mismo, con un testigo: Llamo a Dios, que está en los cielos, como mi testigo de que todo lo dicho en este libro es cierto...
titulado
Cuando saltó a la opinión pública el escándalo de trata de menores en La Casita de Cancún, en 2005, la diputada perredista Angélica de la Peña solicitó una investigación parlamentaria sobre una supuesta red de pedofilia, a través de Los Perfectos y su principal líder, pero Erdely siguió sin ser molestado, a pesar de que en la denuncia la diputada señaló la existencia de supuestas orgías pedófilas
, organizadas con los niños de los albergues, con políticos mexicanos.
En entrevista Mónica Hernández, madre de Brenda, la niña que logró escapar de un albergue de CAIFAC, y de Diana Lizeth, que permanece desaparecida, afirma que el adoctrinamiento evangelista en las casas hogar era continuo: Yo estoy desesperada. No duermo, no vivo, pero voy a seguir peleando por mis hijas y por mis sobrinos desaparecidos porque son mi sangre. Tienen 11 albergues en Monterrey y muchos más en el país, pero aquí no nos hacen caso, por eso pido justicia. ¡Que alguien nos ayude para que investigue a estos señores robaniños!
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