Para combatir la crisis financiera desencadenada por el colapso de la burbuja inmobiliaria, el Consejo de la Reserva Federal ha puesto en préstamo más de 2 billones de dólares a través de varios servicios especiales de préstamo. Mientras que la Fed hace pública la información agregada sobre los préstamos realizados a través de todos esos servicios, no revela la cantidad de dinero prestada a los distintos bancos, ni en qué términos lo hace. En cambio, el Tesoro cuelga en su página web toda la información sobre su rescate TARP (Programa de Alivio para Activos en Dificultades, por sus siglas en inglés) de 700 mil millones de dólares.
En parte respondiendo a este ciclópeo incremento del poder y de la capacidad de la Fed (sus préstamos secretos equivalen a dos tercios del presupuesto general), más de 200 representantes en el Congreso ha copatrocinado un proyecto de ley que exigiría a la Oficina de Control del Gobierno la auditoría de la Fed. En principio, esa auditoría examinaría los préstamos de la Fed e informaría, a su turno, a los comités pertinentes del Congreso, los cuales habrían de decidir sobre la oportunidad de hacer pública la información recabada.
La mayoría de las gentes considera perfectamente razonable que el brazo auditor del Congreso pase revista a lo hecho por la Fed con 2 billones de dólares de los contribuyentes, a fin de asegurarse de que las cosas se han hecho correctamente. Después de todo, no permitiríamos que otras agencias públicas gastaran una millonésima de ese monto (2 millones de dólares), sin algún tipo de informe por escrito que pudiera ser verificado.
Pero la Fed y su presidente, Bern Bernanke, no lo ven del mismo modo. El Sr. Bernanke advirtió al Congreso el mes pasado de que una auditoría de este tipo pondría en peligro la independencia de la Fed, lo que, a su vez, “podría despertar miedos sobre una venidera inflación, lo que traería consigo tasas de interés más elevadas a largo plazo y la reducción de la estabilidad económica y financiera”.
Está bien; Bernanke advirtió al Congreso de que si la Fed tuviera menos independencia, eso podría llevar a una “reducción de la estabilidad económica y financiera”. En este último año pasado la “Gran Depresión” ha sido un lugar común de las conversaciones, más recurrente que la Superbowl, las World Series y los Oscar juntos. Al Sr. Bernanke se le ha otorgado el crédito de haber prevenido otra Gran Depresión. La Oficina Presupuestaria del Congreso prevé ahora que el desempleo alcanzará una cifra promedio de dos dígitos en 2010, y que la tasa de desempleo no regresará a su nivel normal hasta 2014.
¿Acaso, cuando advirtió al Congreso de que si la Fed fuera menos independiente, eso podría llevar a una “reducción de la estabilidad económica y financiera”, se olvidó el señor Bernanke del estado actual de la economía y del colapso financiero que él mismo trató de enfrentar frenéticamente? Después de todo, ¿cómo tener menos estabilidad económica y financiera que con una Gran Depresión?
No es la primera vez que la memoria de Bern Bernanke parece fallarle cuando se dirige al Congreso para un asunto de importancia política. En septiembre del pasado año, cuando estaba diciéndole al Congreso que la economía colapsaría, si no se aprobaba el rescate de los 700 mil millones de dólares del programa TARP, advirtió de que el mercado de títulos comerciales se estaba desplomando.
Eso era de la mayor importancia, porque las grandes compañías dependen de la venta de títulos comerciales para pagar sus nóminas y satisfacer otras facturas rutinarias. Si no pudieran vender títulos comerciales, millones de personas no tardarían en ser despedidas y la economía, literalmente, colapsaría.
De lo que el Sr. Bernanke aparentemente se olvidó es de decirle entonces al Congreso que la Fed tiene autoridad para comprar directamente títulos comerciales a las compañías financieras y no financieras. En otras palabras, la Fed tiene capacidad para prevenir el tipo de colapso económico con que Bernanke amenazaba al Congreso si éste no aprobaba el TARP. Y lo cierto es que el propio Bernanke anunció que la Fed crearía un servicio especial de préstamo para comprar títulos comerciales el fin se semana siguiente a la aprobación del TARP por el Congreso.
El Sr. Bernanke ha tomado en el último año medidas extraordinarias que han prevenido un desplome mucho más grave. Sin embargo, el Congreso no debería echar en olvido que fue la increíblemente mala gestión de Bernanke y de su predecesor en el cargo, Alan Greenspan, la que por lo pronto llevó a este desastre. Si, como parece lo más probable, el Sr. Bernanke sigue en el cargo, el Congreso no debería vacilar en punto a imponer una supervisión mayor que la de los pasados años. Y desde luego, no debería permitir que la Fed tirara por la ventana 2 billones de dólares sin un informe escrito previo verificable.
Dado el registro catastrófico de la versión de la independencia de la Fed patrocinada por el Sr. Bernanke, resulta difícil de imaginar que una supervisión por parte del Congreso pudiera empeorar las cosas.
Dean Baker es co-director del Center for Economic and Policy Research (CEPR). Es autor de Plunder and Blunder: The Rise and Fall of the Bubble Economy.
Traducción para www.sinpermiso.info: Roc F. Nyerro
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