Saturday, September 19, 2009


5 billones de pesos, regalo de Fox-Calderón al gran capital

Exprimir a los de siempre, idea del régimen

Carlos Fernández-Vega

En el peloteo de las decisiones y las responsabilidades –uno de los juegos más practicados en la clase política nacional–, Agustín Carstens asegura no tener ningún problema en eso de revisar los regímenes tributarios especiales (que a la nación cuestan medio billón de pesos anuales, en promedio), pero que al Legislativo corresponde resolver si los mantiene o cancela y, con el retrato de Fox en la mano, dijo que el gobierno propone y los legisladores disponen, y éstos, cuando menos desde 2002, han dispuesto –a propuesta del gobierno en turno– que el erario deje de captar multimillonarias cantidades en beneficio, en su mayor rebanada, del gran capital.

Qué bueno que al doctor catarrito no se le atragante el tema de los regímenes tributarios especiales, por mucho que en 2009, por tal concepto, alrededor de 465 mil millones de pesos no ingresarán a las arcas federales, y en 2010 –en pleno shock de las finanzas públicas– ese monto se incrementará a cuando menos 502 mil millones de pesos, o lo que es lo mismo, cerca de un billón de pesos, sólo en un bienio, es decir, la suma de los famosos hoyos financieros que tanto angustian al propio Carstens, más un generoso pilón.

El citado monto resulta escalofriante, pero cuando se conoce que en las dos administraciones panistas (Fox y Calderón) no ingresaron al erario, por el concepto referido, alrededor de 5 billones de pesos (el equivalente a casi 50 por ciento del producto interno bruto a precios actuales), entonces la película de inmediato se incorpora al género del terror. Se entiende, pues, que el secretario de Hacienda no tenga ningún problema, porque sería agotador meter en cintura al gran capital y cobrarle lo que le debe a la nación. Para eso están los contribuyentes cautivos, los consumidores y los pobres: para pagar más impuestos y justificar nuevos impuestos para combatir la pobreza.

En promedio, anualmente (desde 2002) 500 mil millones de pesos ni de lejos pasan por el erario. El inquilino en turno de Los Pinos se limita a presentar al Legislativo un presupuesto de gastos fiscales (que consideran todo tipo de tasas diferenciadas, exenciones, subsidios, créditos fiscales, condonaciones, facilidades, estímulos, deducciones autorizadas, tratamientos y regímenes especiales establecidos en las distintas leyes que en materia tributaria aplican a nivel federal, según descripción de la propia Secretaría de Hacienda, o lo que es lo mismo, el detalle de la evasión fiscal legalizada), y los diputados los aprueban, en el entendido que muchos de ellos son representantes de los sectores beneficiados por esa evasión legalizada.

Cinco billones de pesos en nueve años es el regalo de la dupla Fox-Calderón. De ese tamaño es el boquete que los gobiernos panistas, con la generosa participación del Legislativo, han abierto al erario, sin considerar el despilfarro de otros recursos públicos, como el petrolero. Lo mejor del caso es que el doctor Carstens se aventó la siguiente puntada durante su estancia en San Lázaro el pasado martes: definitivamente no estamos protegiendo intereses ni otorgando privilegios fiscales, así que es un tema que valdría mucho la pena analizar y dilucidar.

Al gobierno calderonista le urge dinero, pero su creatividad (y los intereses que protege) no va más allá de exprimir a los de siempre, de cargarle la mano a los de siempre y pasar la factura a los de siempre. Pero dinero no mata incapacidad, ineficiencia, inconsistencia. En el hipotético caso de que logre extraer dinero a los pobres para combatir la pobreza sólo hará más profundo el boquete, pues no piensa modificar el modelito económico, ni mucho menos dejar de proteger los intereses de los grupos que hicieron posible lo imposible: sentarlo en Los Pinos, haiga sido como haiga sido.

En el transcurso del calderonato, el erario ha dejado de percibir, por los conceptos referidos (2010 incluido), la friolera de 2 billones 250 mil millones de pesos, monto más de 10 veces superior a los 218 mil millones supuestamente recortados por el doctor catarrito al presupuesto federal del año próximo. En lugar de atacar por este flanco, la estrategia es exprimir a los de siempre. Otros 2.75 billones dejaron de visitar las arcas nacionales por cortesía del accidente histórico llamado Vicente Fox (sin considerar la dilapidación de los recursos petroleros ni los excesos en gasto corriente, ni tantas y tantas cosas).

El que no tiene ningún problema con los regímenes tributarios especiales dijo a diputados que en 2009 éstos tendrán un costo de 465 mil millones de pesos, en números cerrados, de los que cerca de 70 por ciento corresponden a impuestos sobre la renta (ISR), empresarial a tasa única (IETU) y especiales. Pues bien, para 2010 ese monto crecería alrededor de 8 por ciento, o si se prefiere 37 mil millones de pesos, monto representativo de 52 por ciento de lo que esperan captar por el pretendido impuesto de 2 por ciento para el combate de la pobreza.

Lo mejor del caso es que desde el micrófono oficial se habla de cambio, de la urgencia de mostrar patriotismo para enfrentar la brutal crisis nunca reconocida (es externa, maestro; aquí, puro navío de gran calado y finanzas públicas sólidas) por los mismos del tesoro enterrado y demás cuentos de la lechera, de que no es momento para las indecisiones, etcétera, etcétera. Pero a la hora de acoplar el discurso con los hechos, de plano uno no cuadra con el otro. Entonces, ¿necesitan dinero? Cóbrenlo a quien deben cobrarlo y gástenlo en lo que beneficie a la nación (por ejemplo, dejar de gastar en propaganda barata –por el contenido, no por el dinero público que le meten–, es decir, los 9 mil millones de pesos erogados en lo que va del calderonato, y destinarlo a algo productivo).

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, antes del impuesto de 4 por ciento a las telecomunicaciones: “Qué hacer cuando la empresa Nextel, antes de la fecha de pago, llama tres o cuatro veces al día para recordarte que está por vencerse la factura, y además envía cuatro o cinco mensajes escritos, y luego, ya vencido el pago, duplica las llamadas y mensajes, para luego, ya pagado, seguir con la misma técnica, ignorando o desconociendo que ya se pagó… Hijos de #+*-=?¿$%”&%+-*” (N. de la R.: se respeta la muy educada forma del quejoso para expresar su sentir, la cual, a todas luces, se traduce en una sonora mentada de madre para el citado corporativo y sus primitivas prácticas) (Juan Carlos Navarro, Querétaro, soportetecnico@tecnomedia.info).


¡Qué tiempos aquellos!, Felipe

Hora de reivindicarse con el discurso de hace tres lustros

Carlos Fernández-Vega
E

n la semana que concluye, un diputado tricolor recurrió a lo dicho por un feroz (ex) crítico del sistema para que el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, registrara lo extremadamente limitado que resulta el recorte al gasto burocrático propuesto por el inquilino de Los Pinos, y tomara nota del verdadero objetivo del paquetazo económico 2010. El legislador citó al referido (ex) critico del sistema: “para que el gobierno cuente con suficientes recursos para enfrentar la crisis económica, es necesario un recorte de 30 por ciento a los gastos asignados a todas las secretarías de Estado… El aumento de impuestos y de precios y tarifas del sector público, muy por encima de los incrementos salariales anunciados, indica que el gobierno ha optado por cargar el peso del sacrificio fiscal en los contribuyentes y en los trabajadores”.

Pues bien, se desconoce si Agustín Carstens se dio por enterado, pero lo que sí se sabe es que el (ex) crítico del sistema citado por el legislador tricolor dijo lo que dijo casi tres lustros antes (14 de abril de 1995), y que no fue otro que el actual inquilino de Los Pinos, Felipe Calderón Hinojosa, el mismo que ahora procede exactamente en sentido contrario de lo que tanto cuestionó en aquella ocasión, actitud que, por lo demás, se ha convertido en norma, y el paquetazo 2010 da puntual cuenta de ello, pero no sólo en su caso, sino en el del partido político al que dice pertenecer.

La historia es canija, y casi 15 años después la señora regala una oportunidad de oro al Partido Acción Nacional para que reivindique lo que tanto defendió (cuando menos en el micrófono) luego de que el entonces presidente Ernesto Zedillo presentó su iniciativa de incrementar la tasa de IVA en un modesto 50 por ciento (de 10 a 15 por ciento), y la mayoría priísta la aprobó, con la roqueseñal de cereza en el pastel.

¿Quince años atrás qué decía y qué defendía el PAN en aquellos momentos en los que abiertamente rechazaba la propuesta zedillista de más impuestos? Va un rápido recuento, no sin antes advertir que las coincidencias entre aquellos tiempos y los actuales no son meras casualidades. Va pues:

“Acción Nacional ha rechazado invariablemente la política económica del gobierno tanto en su modelo como en sus programas, que ya han generado una crisis recurrente que ha afectado al pueblo de México, inhiben la posibilidad de un desarrollo humano y justo, y que por el contrario ha provocado un gran costo social. Hoy existe solamente una realidad, querámosla o no, el ingreso personal de la inmensa mayoría de los mexicanos es muy bajo, el desempleo abunda, la carestía nos castiga, la micro, pequeña y mediana empresa está en quiebra o a punto de cerrar. Tenemos una mayor carga tributaria, tasas de interés altísimas, un gasto público sin ajustarse y todo esto derivado de una política errática y aún indefinida.

“La situación que hoy se pretende corregir por parte del gobiern se generó a partir de un proyecto económico equivocado, que más que fomentar una economía sana, floreciente y generadora de desarrollo, ha ocasionado una economía lesiva que ha puesto en grave crisis a la planta productiva nacional. El costo de la crisis ya no puede ser trasladado a la sociedad como hasta hoy, debe corresponder al gobierno absorber la mayor parte de ella. En este modelo que nos propone el Ejecutivo no vemos el sacrificio del sector público, únicamente observamos el sacrificio del pueblo y subrayamos que entre más se empobrece el pueblo, en sentido inverso o directamente proporcional, el gobierno también se debilita. La modificación fiscal afecta con mayor rudeza, desproporción e iniquidad a las clases marginadas... es inflacionaria, disminuye el poder adquisitivo del pueblo, provoca un desorden en la regulación de precios… Hoy todos los sectores sociales sienten y viven los efectos de esta crisis hasta llevarnos a una situación de emergencia.

“Cuando un pueblo se siente bien gobernado, es capaz de aceptar los mayores sacrificios y afrontar los más grandes desafíos. Pero cuando la desconfianza, la imposición, la incomprensión de una medida de gobierno no le convence, simplemente el pueblo la rechaza. Es sabido que estos programas con diferentes definiciones técnicas, sólo han beneficiado a unos cuantos privilegiando el interés particular sobre el general y han socializado la deuda y los costos de los errores del gobierno. Así pues, es tiempo de rectificaciones históricas, ya que no es posible seguir construyendo el destino nacional con base en proyectos ideales de nación, sujetos a caprichos sexenales, despreciando el sentir de la nación real. Hoy, todos estamos pagando el precio de estas oligarquías sexenales. La falta de sensibilidad política para la adecuación de estos compromisos puede derivar en consecuencias todavía más dañinas a la nación. Estamos convencidos que la crisis no sólo es económica, sino política. Hoy estamos frente a la realidad de un gobierno que ha sido desobediente, que no supo escuchar y que no quiso actuar.

“El gobierno se lava las manos, y hoy el pueblo de México, como siempre, tiene que pagar la factura… El Ejecutivo federal nos propone que aprobemos modificaciones (fiscales) a pretexto de garantizar la estabilidad (que se aseguraría si no existiera la impunidad de quienes han manifestado actos delictivos en contra de la seguridad y el patrimonio nacional), confianza (que se tendría si los ex mandatarios no poseyeran esas fortunas multimillonarias), crecimiento (que se lograría si los compromisos históricos de que el gobierno reduzca su gasto y su estructura burocrática se llevaran a cabo), seguridad económica (que estaría presente si al pueblo se le informase verdadera y oportunamente y si el compromiso de simplificar el régimen fiscal se hubiera llevado a cabo)… Hoy se recomienda la restructuración de cuatro secretarías de Estado, lo que nos permite concluir que las propuestas se toman en consideración sólo en los casos de emergencia. El sacrificio que se le solicita al pueblo de México es para pagar la mala administración y la mala conducta del gobierno… ¿Cuál es el objeto de seguir apoyando un programa que ha fracasado rotundamente?”.

Bien, ya es hora de reivindicarse.

Las rebanadas del pastel

De manteles largos por sus cinco lustros, enormes, esforzados, creativos, fructíferos, solidarios. Veinticinco años cumple hoy la más bella del periodismo nacional. ¡¡¡Salud por La Jornada!!! , por su primer cuarto de siglo y los muchísimos más que la esperan. Un enorme y apretado abrazo, con su respectiva felicitación y celebración, para la comunidad jornalera (accionistas, trabajadores y lectores). Un abrazo para todos nosotros.

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