Recuperación sin creación de empleo, prevén
David Brooks
Nueva York, 4 de septiembre. En las calles de esta ciudad un tema constante es quién tiene empleo y quién no, y cómo a los afortunados que sí tienen cada vez les va peor, cómo han perdido su vivienda, cómo no pueden pagar la educación universitaria de sus hijos, cómo, con cierta vergüenza, por primera vez están solicitando asistencia para darle de comer a sus familias.
Por ello, habrá muy poco que celebrar para los trabajadores de Estados Unidos en este Día del Trabajo, que se conmemora en este país el primer lunes de septiembre, o sea este fin de semana.
La tasa oficial de desempleo llegó a 9.7 por ciento, reportó este viernes el gobierno federal, el punto más alto en 26 años. Eso representa a 14.9 millones de trabajadores (había 7.5 millones de desempleados al inicio de esta recesión en diciembre de 2007).
Pero si se incluye en esta cifra a los desanimados que ya dejaron de buscar empleo, los que tienen empleo de tiempo parcial pero desean tiempo completo, y gente marginalmente relacionada al mercado laboral, o sea la cifra más inclusiva, la tasa de desempleo es de 16.8 por ciento, según estadísticas del Departamento de Trabajo de Estados Unidos. Esto significa que 26 millones de trabajadores están desempleados o subempleados. Es decir, uno de cada seis trabajadores en Estados Unidos.
La buena noticia, afirman los economistas y los funcionarios, es que se está reduciendo el ritmo de crecimiento del desempleo; en agosto sólo se perdieron 216 mil empleos, el número más bajo en un año (más de 700 mil se perdieron sólo en enero de este año). Eso es lo más positivo de lo que continúa siendo la peor crisis económica desde la Gran Depresión.
Desde el inicio de esta recesión en diciembre de 2007, la economía ha perdido 6.9 millones de empleos, con más de 2 millones en el sector manufacturero, y 1.4 millones en la construcción (casi una quinta parte del empleo de ese sector) y servicios.
Algunos expertos y políticos están señalando que la crisis ha tocado fondo y que hay indicios de una recuperación, pero para los trabajadores esas afirmaciones parecen ser más una manipulación de estadísticas abstractas que algo que se siente en la vida cotidiana. Si la crisis ha tocado fondo, pocos aquí reportan poder tocar algo que se parezca a otra cosa, menos una recuperación.
Señalando que las nuevas cifras indican una reducción en el ritmo de pérdidas de empleo, el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs, declaró hoy que estamos perdiendo más que los que estamos creando, pero estamos procediendo en la dirección correcta
, y afirmó que el país ha logrado retirarse del precipicio de una segunda Depresión
. Sin embargo, dijo que el presidente Barack Obama no estará satisfecho hasta que se esté creando empleo.
Con el consumo representando más de dos tercios de la actividad económica en este país, el desempleo y subempleo continúan deprimiendo la demanda y generan un clima de incertidumbre que impacta sobre la reactivación de la economía. De hecho, expertos pronostican que la devastación económica de esta crisis y la reducción de ingresos que implica, sobre todo en salarios estancados, y deudas enormes, contribuirán a que la recuperación sea más lenta que nunca.
Y es que los afortunados que aún tienen empleo sufren un desplome en sus ingresos en esta crisis. A menos de que el crecimiento de salarios recupere su ímpetu histórico hacia delante, los consumidores enfocados en el pago de sus deudas y el rescate de sus ahorros, simplemente no contarán con suficiente ingreso para estimular la economía con sus gastos. Eso implica que el camino a la recuperación para la economía estadunidense probablemente será mucho más largo y lento que en ciclos previos de recesión-recuperación
, advierte el Economic Policy Institute (EPI) en Washington.
Un nuevo informe de EPI detalla el desplome en el crecimiento de salarios en el primer semestre de 2009, un 40 por ciento menor que el que se registraba en 2007. “Con pronósticos de que se mantendrá un alto desempleo y que continuará la contracción del poder de gasto para aquellos que siguen trabajando, las empresas no tienen suficientes clientes –y sin clientes no pueden invertir lo suficiente para generar mayor empleo para sacarnos de este hoyo. Eso deja al gobierno como el único jugador creíble que puede hacer las inversiones de la escala requerida para hacer crecer el empleo, los salarios y la economía otra vez”, comentó el economista y presidente de EPI, Lawrence Mishel.
Las condiciones de esta recesión han destruido lo que se llamaba el “sueño americano”, el cual se sostenía bajo el principio de que cada generación gozaría mejores condiciones que la anterior. Según una nueva encuesta patrocinada por la central obrera AFL-CIO, trabajadores jóvenes hoy tienen menos posibilidad de gozar de acceso a servicios de salud y de seguridad económica que hace 10 años, y un tercio de ellos están obligados a vivir en las casas de sus padres. Según la encuesta, 31 por ciento de trabajadores jóvenes dicen tener suficiente dinero para pagar sus cuentas y ahorrar un poco, y 24 por ciento no tiene ni con qué cubrir los costos de la vida básicos.
De hecho, aunque economistas coinciden en que se inicia la expansión de la economía, todo indica que la recuperación será lenta y frágil, y con una gran probabilidad de que la recuperación será parecida a la de 2001, donde la economía creció sin generar empleo.
Efectos de todo esto se manifiestan en números cada vez más grandes de bancarrotas personales, pérdida de vivienda e incapacidad de pagar costos básicos, incluso algunos que sorprenden en el país más rico del mundo. Más estadunidenses que nunca están recibiendo asistencia federal para comprar alimentos básicos, reportó el gobierno federal esta semana, con más de 35 millones solicitando tal apoyo en junio de este año (las cifras más recientes). Eso es un incremento de 22 por ciento comparado con hace un año. Junio fue el octavo mes consecutivo en que se incrementó el número de personas recibiendo tal asistencia.
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