Monday, February 16, 2009



Qué envidia

Vacas gordas en el verano

Los bueyes de Servitje

Carlos Fernández-Vega

Felipe Calderón es el único mandatario en el mundo que sabe, cronómetro en mano, cuándo concluirá la crisis e iniciará la temporada de vacas gordas. A detalle lo conoce, por lo menos en lo que a la parte mexicana toca. En todo el planeta, jefes de Estado y de gobierno, líderes políticos y sociales, optimistas y agoreros del desastre, académicos y sabiondos, se truenan la cabeza para, a lontananza, tratar de registrar la mínima señal luminosa que permita ver dónde está el final del túnel. Han fracasado rotundamente, pero aquí no, porque los privilegiados mexicanos cuentan con un puntual adivinador que ya les dijo que hacia finales del verano (en el mes de la patria) México habrá ya superado el peor momento del entorno económico mundial y estará trabajando afanosamente por recuperar su crecimiento.

Qué envidia deben sentir los demás habitantes del planeta, al constatar que sus supuestos dirigentes y demás mentes brillantes de plano no dan una en eso de vislumbrar cómo y cuándo se superará la crisis y se reactivará la economía mundial. Aquí es totalmente distinto: por medio del discurso oficial no sólo se diagnostican catarritos y se mueven montañas, sino que en cuestión de minutos se resuelven crisis a domicilio, así sea de mentiritas. El propio Barack Obama debe estar desesperado ante su manifiesta incapacidad de visualizar una vertiginosa salida a la crisis y, por el contrario, asumir que su fin será a mediano plazo, si bien van las cosas.

Resulta que el inquilino de Los Pinos estaba muy contento en Acapulco durante la ceremonia de despedida del Buque Escuela Cuauhtémoc, cuando frotó su bola de cristal, sacó su cronómetro marca acme y a la letra dijo (se respeta sintaxis): “estoy seguro de que cuando el Cuauhtémoc esté de regreso hacia finales del verano, México también, y por su parte habrá ya superado el peor momento del entorno económico mundial y estará trabajando afanosamente por recuperar su crecimiento. Y entonces, también pasado el momento de adversidad, lo que perdurará será el haber mantenido el rumbo y las acciones y las obras que los mexicanos realizamos unidos para llevar a nuestra patria a un futuro distinto y mejor… Cuando después de la tempestad venga la calma, lo importante habrá sido no sólo mantener la embarcación en buen estado, sino también haber sostenido el rumbo”.

¡Atrás de la raya, agoreros del desastre, catastrofistas y demás fauna nociva para el brillante futuro nacional!, que el inquilino de Los Pinos ya le puso fecha al fin de la crisis y al inicio de la temporada de vacas gordas. Qué verano tan espléndido espera a los privilegiados que habitan este heroico país. El único problema es que la bola de cristal y el cronómetro utilizados por Calderón durante la ceremonia de despedida del Buque Escuela Cuauhtémoc son los mismos aplicados en ocasiones anteriores para presagiar, por ejemplo, cifras históricas en generación de empleo, golizas al crimen organizado, amplio bienestar para los mexicanos, catarritos económicos y demás suertes de mago de carpa, dicho sea con todo respeto para éstos.

¡Pobre del señor presidente!, como diría el más pío de los empresarios mexicanos y uno de los más destacados mecenas de los bárbaros panistas modernos, Lorenzo Servitje, quien después de sus declaraciones del pasado viernes sin duda recibió una llamada telefónica de Los Pinos, con el siguiente exhorto: no me ayudes compadre.

Lorenzo Servitje, barón del pan industrializado y financista del PAN institucionalizado, no es agorero del desastre; es amigo del catastrofista Carlos Slim, pero no comparte su diagnóstico. Por el contrario, es de la idea que no hay otros bueyes (y) con estos hay que arar, es decir con los mismos cuadrúpedos (de dos patas, como diría Fox) a quienes en tiempos electorales destina jugosas cantidades de dinero para que le sigan viendo la cara a la ciudadanía, y de paso al Altísimo.

Pues bien, el santo barón Bimbo puso en marcha lo que llamó Cadena Ciudadana 2009 en favor del voto libre, en el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, la cual pretende comprometer a 10 ciudadanos para que voten en las elecciones del 5 de julio, por mucho que su hato (los bueyes con los que hay que arar) no esté en su mejor momento ni ofrezca resultados, toda vez que el PAN ha perdido la mística de su creación, además de que se han colado algunos vividores.

El barón quiso ayudar al de la bola de cristal y el cronómetro, pero lo hundió más, si ello es posible (se respeta sintaxis): “si para apoyar al señor presidente de la República, el pobre del señor presidente que está a punto de que termine su mandato, estoy diciendo algo muy serio, lo va a terminar de hecho, no de derecho, es muy probable. Si no se apoya al presidente esto va mal. Si para apoyar al presidente tengo que apoyar a un partido o candidato que no me acaba de convencer, no me queda de otra… Invitó a votar el 5 de julio por el partido menos malo para apoyar al presidente”.

Ya encarrerado, dijo que “la gente no quiere votar porque los partidos políticos están desprestigiados. Pero yo vuelvo a mi teoría de los bueyes, no hay de otra… Hay que reformar a los partidos. Y entre ellos hay que reformar al de Acción Nacional, porque en ese partido se ha colado gente vividora que no se preocupa del bien común y de la mística que inspiró a ese partido y sus orígenes. Pero es que lo hemos dejado solo. Ninguno de nosotros se quiere meter en esos líos… (pero) si el pobre señor presidente Felipe Calderón no recibe el apoyo necesario, el país difícilmente podrá salir adelante”. Sin embargo, los gobiernos no han sabido hacer o no pueden hacer lo que deben. Los gobiernos son responsables y por eso debemos estar indignados, ergo no hay que votar por el PAN. Después, se fue a confesar.

Las rebanadas del pastel

Vergonzoso, por decir lo menos, el perdón otorgado por el IFE a las impunes televisoras, el cual sólo confirma el negro pronóstico realizado a raíz de la renovación del consejo general. Mientras, el duopolio ríe a carcajadas, una vez más.


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