El “dedogate” panista |
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Al Partido Acción Nacional le está saliendo caro el dedazo que empleó el 3 de febrero pasado para elegir a su candidato a la gubernatura de Nuevo León, Fernando Elizondo Barragán |
Luciano Campos Garza/ Proceso
MONTERREY, N.L., 5 DE ABRIL /Al Partido Acción Nacional le está saliendo caro el dedazo que empleó el 3 de febrero pasado para elegir a su candidato a la gubernatura de Nuevo León, Fernando Elizondo Barragán, puesto que la “designación” del senador con licencia por el Comité Ejecutivo Nacional provocó más desunión entre sus militantes. El acuerdo del CEN, del que Proceso tiene copia, tiene la firma del secretario general, Rogelio Carbajal Tejada, y señala que la designación de Elizondo se debe a que hubo acusaciones de “corrupción, manipulación del padrón y desapego a los principios del partido”, que amenazaban facturar al panismo nuevoleonés.
Sin embargo, en el propio documento se establece que fue el presidente nacional del PAN, Germán Martínez Cázares, quien planteó el método para nombrar al candidato, ya que –se justifica–, existe una “percepción ciudadana de desorden, indisciplina, división y conflicto en el partido”.
Rogelio Carbajal llegó a Monterrey el 6 de febrero. Los reporteros le preguntaron con insistencia cómo se decidió la designación de Elizondo, pero el emisario del CEN evitó hacer comentarios.
Sin embargo, las razones de la dirigencia panista están claras en el documento fechado el 3 de febrero y titulado “Acuerdo del Comité Ejecutivo Nacional por el que se ejerce la facultad prevista en el Artículo 43, apartado B de los estatutos generales del PAN en relación con el proceso electoral de Nuevo León”.
Ahí se explican las razones por las que se determinó nombrar directamente al aspirante a gobernador, las candidaturas a ocho de las 26 diputaciones locales, y a tres de 51 postulaciones para alcaldías.
Para justificar el “método extraordinario de designación”, Carbajal asienta que “responde a la finalidad de preservar la unidad del partido frente a circunstancias que impiden el natural desenvolvimiento de su vida interna”, ya que el jaloneo electoral interno “han provocado diversos pronunciamientos de militantes y miembros de dirigencias estatal y nacional. Estas expresiones han alimentado la percepción ciudadana de desorden, indisciplina, división y conflicto en el partido”. En el punto XIII de los considerandos, el documento del CEN del PAN dice que en el debate previo a la selección del abanderado en Nuevo León “se han formulado acusaciones no probadas de corrupción, de manipulación del padrón de miembros y adherentes, de desapego de los principios de doctrina del partido, entre otras expresiones públicas. Estas circunstancias son públicas y notorias por lo que no requieren de prueba”.
Como consecuencia de esas pugnas, explica, se “ha generado un clima de inusitada competencia interna que se ha desbordado hasta poner en riesgo las posibilidades de triunfo de Acción nacional. Optar por el método ordinario puede acentuar las divisiones internas e impedir la reconciliación del partido de cara a la campaña constitucional, un proceso interno, cualquiera que sea el método, sugiere disgregar la acción colectiva”.
Ya en el apartado de acuerdos, se establece en el segundo: “Se designa a Fernando Elizondo Barragán como candidato a gobernador de Nuevo León por Acción nacional para el proceso electoral 2008-2009”. En el documento se revela que el método de designación fue planteado por Germán Martínez Cázares. En el apartado VI de los antecedentes se explica que, mediante oficio del 2 de febrero de 2009, el presidente nacional del partido “solicitó a la Comisión Nacional de Elecciones opinión no vinculante sobre la procedencia del método extraordinario de designación para elegir candidato a gobernador, candidatos a presidentes y miembros de los ayuntamientos de Monterrey, Linares y Escobedo. “Así como de candidatos a diputados al Congreso local por los distritos 1,2,4,8,17,20,23 y 25 para el proceso electoral del estado de Nuevo León 2008-2009”.
Y en el siguiente apartado (VII) se explica que, “por acuerdo adoptado en sesión celebrada el 3 de febrero de 2009, la Comisión Nacional de Elecciones emitió opinión no vinculante en sentido favorable” a la propuesta de Martínez Cázares.
Al respecto, el destacado expanista Javier Livas Cantú señaló en un artículo publicado el 30 de marzo en el periódico El Norte que, al optar por la designación directa desde el centro, el PAN ofrece a la sociedad una imagen tan mala como la del PRD en su proceso interno. También considera que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al que se refiere como Trife, podría invalidar el proceso, si se comprueba que se violó el artículo 110 de la Ley Electoral de Nuevo León:
“Este es un riesgo real ahora más que nunca, porque el Trife está mostrando que no se anda con cosas y exige un cumplimiento riguroso de las disposiciones de la Ley Electoral del Estado. ¿Qué podrá contestar el PAN cuando se le señale que en la elección de candidato a gobernador nunca hubo convocatoria, nunca hubo registro, nunca hubo precandidatos?”, cuestiona Livas Cantú.
Premios de consolación
Fernando Elizondo prácticamente no hizo precampaña, ya que al principio nadie quedó conforme con el dedazo. Pero esto ya estaba previsto, puesto que el CEN del PAN recurrió al método complementario del dedazo priista: los premios de consolación.
El diputado local con licencia Fernando Larrazábal Bretón, quien fue presidente municipal de San Nicolás y trabajó durante años para contender por la gubernatura, estaba decepcionado por la designación de Fernando Elizondo. Públicamente decía que, así, la derrota era inminente.
Cuando la imposición se consumó, Larrazábal tuvo que tragarse su inconformidad y, el 13 de febrero, luego de “hacer un análisis” de su situación, aceptó la candidatura para la alcaldía de Monterrey.
Ya con el premio de consolación, incluso le salió el entusiasmo: “Vengo a decirles ¡que sí, que sí acepto! ¡Que sí acepto la designación como precandidato a alcalde a esta ciudad de Monterrey, y sí acepto a Fernando Elizondo para que encabece y ganemos Nuevo León!”.
El acaudalado exsenador Mauricio Fernández también varió su discurso. El 30 de octubre de 2008 declaró a la prensa local: “Si el PAN da un dedazo, yo renuncio a mi partido porque no es posible que, después de estar 42 años en él, luchando por una democracia, esté ahora el PAN peor que en los años más desagradables del PRI”.
Cuando se dio a conocer la designación directa de Elizondo, Fernández ya no estaba tan enojado y dijo que declinaba únicamente a participar en el consejo estatal de Acción Nacional. Pero todavía lamentó: “Esta resolución es mortal en la vida del partido”. Con su decepción a cuestas, el exsenador se registró como precandidato a la alcaldía de San Pedro Garza García. En la elección primaria efectuada el 15 de marzo derrotó a Álida Bonifaz Sánchez, quien fue procuradora de Justicia durante el gobierno de Fernando Canales Clariond y contó con el apoyo del círculo del exgobernador. También compitió Guillermo Padilla, aunque sin probabilidades reales de triunfo.
El 13 de marzo Bonifaz impugnó la planilla de Mauricio Fernández porque no cumplía la cuota de género. El TEPJF le dio la razón el 28 del mismo mes y obligó al PAN estatal a reponer el procedimiento. Padilla quedó fuera y expresó su apoyo a Fernández, que de esa forma volvió a ganarle a Bonifaz el 1 de abril.
La derrotada impugnó de nuevo y el problema se complicó.
Los pecados de San Pedro
En entrevista, Álida Bonifaz explica que la precandidatura de Fernández estuvo viciada de origen, ya que cada planilla debía cumplir con por lo menos con el 40% de cuota de género, entre aspirantes a alcalde, a síndicos y a regidores.
Bonifaz dice que en su fórmula iban cuatro hombres y cuatro mujeres, pero la de su contrincante sólo incluyó dos mujeres, lo que viola el artículo 8 de la convocatoria de su partido para competir por la presidencia municipal de San Pedro.
Al parecer las comisiones de elecciones –estatal y nacional– no se percataron de la irregularidad y aprobaron el registro de Fernández como precandidato, dice Bonifaz. Dichas instancias partidistas tuvieron como plazo hasta el 11 de febrero para revisar los listados, y los enviaron al CEN, que dos días después aprobó la planilla de Mauricio Fernández.
Y el 4 de marzo, fuera del tiempo reglamentario porque el exsenador ya estaba en precampaña, el partido enmendó su planilla. Bonifaz recuerda que el propio precandidato declaró a un medio de comunicación que la lista fue corregida por otras personas.
“La irregularidad –enfatiza la precandidata inconforme– consiste en que hacen cambios fuera de tiempo, consintiendo que había un error y con la anuencia de las comisiones estatal y nacional. Incluso hay una declaración del ingeniero Fernández que dice: yo no la arreglé (la lista), en la misma comisión me la arreglaron”.
De inicio, dice, Fernández no debió competir porque se registró fuera de tiempo; por eso no acudió a votar en la segunda elección ni envió representantes a las tres urnas instaladas.
La irregularidad llevó a Bonifaz Sánchez a impugnar la elección interna ante el TEPJF después que el partido proclamó ganador a Mauricio Fernández por segunda ocasión. Y aunque está en espera de la respuesta de la autoridad electoral, aclara que ella no pidió una nueva elección, sino que se cumpliera la convocatoria, con lo cual Fernández no podía haber participado.
El 29 de marzo, en el palenque de la Expo de Guadalupe, Germán Martínez encabezó la ceremonia para abanderar a todos los candidatos del PAN en Nuevo León. El recinto estaba a la mitad de su capacidad y no se notó la unidad que proclama la dirigencia del partido, ya que no acudieron ni el alcalde regiomontano Adalberto Madero Quiroga ni Fernando Margáin Berlanga, otro aspirante despechado por la designación de Elizondo.
Como si no hubiera suficientes señalamientos de irregularidades en la selección de candidatos panistas, Martínez hizo proselitismo a favor de Mauricio Fernández cuando todavía no se efectuaba la reposición de la elección impugnada.
“Vamos a respetar al Trife, pero estoy seguro que los panistas van a volver a decidir como han decidido y no tengo inconveniente en respetarlos”, proclamó el dirigente nacional del PAN mientras le alzaba la mano a Fernández.
Un día antes de la elección, el dirigente estatal del PAN, Juan Carlos Ruiz García, también rompió su deber de imparcialidad y respaldó al exsenador en los mismos términos: “Si ya una vez lo decidieron los panistas, no veo por qué no puedan decidirlo nuevamente”.
Al respecto, dice Bonifaz Sánchez: “Esto me da a entender que hay parcialidad, que hay preferencias de las autoridades que deben ser árbitros y están inclinadas a un candidato. Eso se comprueba viendo que Germán Martínez declare ganador y le tome protesta, y le levante la mano a Mauricio, cuando el señor aún no tenía calidad de candidato”.
En su opinión, “fue desafortunada la actuación de Germán Martínez, quien como presidente nacional inclinó la balanza terriblemente y eso es indebido. Lo critico porque no es correcto que se pronuncien las autoridades partidistas en beneficio de un participante cuando estamos en contienda”.
Ante estas acusaciones, Ruiz García, afirma: “En esta nueva impugnación veo que la licenciada Bonifaz quiere ganar judicializando el proceso. La primera vez que impugnó podríamos ver que es parte de su derecho, pero al volver a impugnar el mismo proceso, habla que no le gusta la vía democrática”.
Igualmente rechaza que él y Germán Martínez se hayan equivocado al proclamar ganador a Fernández prematuramente: “Reconocer el triunfo democrático de un panista no es un error político. Sólo reconocemos que en un proceso democrático el ingeniero Mauricio ganó la contienda”.
Y sobre el incumplimiento de un requisito específico de la convocatoria para la elección interna, el dirigente estatal panista dice que no puede opinar sobre eso porque le compete a la Comisión Estatal de Elecciones.
A su vez, Mauricio Fernández dice que, en caso de que el pleito se prolongue, tendrá que resignarse al dedazo: “Si esto sigue así, finalmente me van a designar, que es lo que yo no quería. A mí no me gustan las designaciones, pero ya tengo dos triunfos y no puedo pasarme toda la vida compitiendo contra esta señora” (Álida Bonifaz).
Por lo pronto, el candidato se registró el jueves 2 ante la Comisión Estatal Electoral, y está en espera de que el trámite se apruebe. Las campañas estatales iniciaron el viernes 3.
La plancha
La consolación también funcionó en el caso del exgobernador Fernando Canales Clariond, que se pronunció en contra del dedazo del CEN, pero ahora tiene posibilidades de obtener una diputación plurinominal.
También los diputados locales del PAN hicieron su parte para reforzar esta estrategia disciplinaria.
En septiembre de 2008 el grupo Red Cívica y el PRI estatal solicitaron al Congreso estatal que sometiera a un juicio de desafuero, por desvío de recursos, al presidente municipal de Monterrey y precandidato a gobernador, Adalberto Madero Quiroga.
El presidente de la comisión de Legislación y Puntos Constitucionales, el panista Fernando Kuri, declaró que turnaría el caso de manera urgente para su revisión.
Varios analistas apuntaron que el PAN estatal dio línea a sus diputados para doblegar a Madero Quiroga, que había denunciado públicamente que Germán Martínez le pidió que desistiera de su aspiración a la gubernatura.
Sin embargo, el alcalde ha encabezado frecuentemente las encuestas de preferencia electoral y es un activo político valioso para Acción Nacional por su presencia permanente en las colonias de la capital nuevoleonesa. Se le considera un potencial acarreador de votos.
De hecho, en el acuerdo del CEN para designar a Fernando Elizondo como candidato a gobernador, se hace un reconocimiento a la administración de Adalberto Madero como alcalde de Monterrey:
“En este municipio el PAN tiene dos ventajas político electorales que debe aprovechar: por una parte, la buena percepción de los ciudadanos en relación con el gobierno municipal y, por otra parte, la alta preferencia que reflejan los instrumentos de opinión pública en relación con el PAN”.
Al final, Madero se apaciguó y los diputados congelaron la solicitud de juicio político. Hasta el fin de semana, la comisión correspondiente en el Congreso local no ha tratado el tema y se espera que, aun si se encuentran faltas en su administración, se le entregue como garantía de impunidad una diputación federal por la vía plurinominal.
En otro caso de discrepancia, el 19 de marzo el diputado local Ranulfo Martínez anunció que desistía de participar en la contienda por el distrito VII federal porque la dirigencia estatal pretendía favorecer a Yolanda Villarreal, madre del dirigente panista en Guadalupe, Mauro Guerra. Y en efecto, el 29 de marzo Villarrreal fue elegida candidata.
A juzgar por los primeros números, todo este jaloneo le está pegando al PAN. El 5 de febrero pasado el diario Reforma publicó una encuesta telefónica en la que el 50% de los consultados dijo que conocía a Elizondo, mientras que sólo 20% ubicaba a Rodrigo Medina, quien fue designado candidato del PRI a gobernador por el mismo método.
En otra encuesta publicada el 2 de abril por el mismo periódico, el priista ya supera al panista por un punto porcentual: 39 a 38.
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