Wednesday, April 08, 2009




Los Cerezo narran cómo resistir preso


Matilde Pérez U.

Escribir, leer, hacer ejercicio, continuar con la esperanza por la vida y mantener firme el ideal de luchar por un mundo mejor, fue lo que mantuvo el ánimo de los hermanos Cerezo Contreras durante los siete años y medio que estuvieron en prisión.

Al participar en el foro Más de siete años de prisión injusta, los hermanos Cerezo Contreras, organizado por Casa Lamm y La Jornada, Alejandro, Héctor y Antonio narraron cómo se aferraron a la vida durante esos años en los penales de Almoloya, Matamoros y Atlacholoaya, Morelos.

Se trata de no angustiarse, porque el objetivo de la autoridad es quebrar la emoción síquica y orillar a los detenidos al suicidio, aseveró Antonio.

También se debe aprender a desarrollar mecanismos de sobrevivencia recordando los que aplicaron en su momento David Alfaro Siqueiros y José Revueltas, además de varias horas de ejercicio cuando faltaban revistas, libros y periódicos para leer; reír y compartir, porque el preso que no hace nada termina loco o suicidándose, agregó Héctor.

Los hermanos Cerezo destacaron que en el foro hicieron públicas las formas con que intentaron resistir de manera digna su encarcelamiento, con el propósito de que la sociedad comprenda la situación de los presos políticos y para que se continúe la lucha por cambiar situaciones que violan los derechos humanos.

Dolores González, de Servicios y Asesorías para la Paz (Serapaz), comentó que el Comité Cerezo –creado a partir de la detención de los hermanos– se convirtió en instancia de defensa de los derechos humanos en medio de la adversidad, ya que iniciaron una estrategia de defensa jurídica, política y organizativa, en la que las relaciones con organismos nacionales e internacionales y el desarrollo de actividades culturales complementaron las acciones para que los Cerezo Contreras afrontaran la vida carcelaria.

Sostuvo que los hermanos Cerezo siguen en riesgo por la criminalización de los movimientos y luchadores sociales por parte del Estado, aunque los conflictos sociales se han incrementado. Un seguimiento de Serapaz indica que en 2006 ocurrieron 600; en 2007, 900, y el año pasado mil 200, todos ligados a la lucha de las comunidades urbanas y rurales contra grandes consorcios que pretenden extraer recursos naturales o apropiarse de las tierras para ofrecer obras y servicios públicos.

La violencia ha escalado, ha avanzado la militarización del país y los movimientos sociales se radicalizan porque se han cerrado los espacios para solucionar los conflictos; además, el Estado utiliza la negociación como un recurso táctico para deslegitimar las luchas sociales, acotó Dolores González.



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