Monday, April 06, 2009

http://www.tinku.org/content/view/3803/19/

Vuelven las tinieblas. El terror como instrumento del imperio Imprimir Correo
Escrito por Chris Floyd FFF/ICH
Abril 09, 2009


I. Lo que sigue es un guión enteramente hipotético. Supongamos que fuerais fervorosos militaristas imperiales que creyeran que la seguridad, el prestigio y los intereses financieros de vuestro país son mejor servidos por la guerra y por la omnipresente amenaza de guerra.

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens



la muerte


Supongamos que tuvierais en marcha algunas operaciones verdaderamente excitantes y suculentas, interminables conflictos mortíferos que canalizan cientos de miles de millones de dólares a vuestra maquinaria bélica y que arraigan la política nacional aún más profundamente en la filosofía militarista - la ‘machtpolitik' [política del poder en alemán, N. del T.] en la que creéis.

Pero existe un problema. El público en general - la manada intimidada que os rodea y no entiende de grandes estrategias tal como lo hacéis vosotros y vuestras elites - se preocupa y se pone nervioso por vuestra Larga Guerra. El tesoro nacional está en bancarrota, la infraestructura nacional se pudre, las comunidades de la nación se mueren; millones de personas carecen de empleo, pierden sus casas, pierden sus sueños, caen por una espiral descendiente hacia la necesidad, la privación y la desesperación. Pero tenéis grandes planes para escalar la guerra, expandir vuestra maquinaria bélica, y mantener la dominación global que creéis es el rol justo y natural de vuestra nación tan especial - y sus elites. ¿Qué hacer? ¿Cómo incitar a la manada truculenta, absorta en sus pensamientos, para que vuelva a apoyar con entusiasmo vuestra agenda vital?

Bueno, lo que sigue es un enfoque puramente hipotético que podríais probar. Azuzáis y provocáis a grupos extremistas violentos para que tomen represalias por vuestros ataques, invasiones e incursiones asesinas de civiles en sus territorios. Al no poder enfrentar directamente vuestra maquinaria bélica - la mayor, más avanzada, fuerza militar en la historia del mundo, sustentada por un tsunami de dineros públicos que cada año sobrepasa los gastos militares del resto del mundo - reaccionan naturalmente con operaciones "asimétricas". Al principio, van dirigidas contra objetivos cercanos: vuestras líneas de aprovisionamiento, las fuerzas de vuestros testaferros y aliados locales, y otras depredaciones que llevan al caos en las regiones del grupo, con la intención de estropear vuestras líneas de control y de expulsaros. Con la misma naturalidad, aprovecháis esos ataques para justificar una presencia militar aún mayor en sus regiones. El ciclo progresa inevitable e inexorablemente hacia arriba y hacia afuera, hasta que finalmente los extremistas atacan vuestra tierra natal - sea con vuestra complicidad, con vuestra aquiescencia oculta o, en todo caso, con vuestro conocimiento previo de que es seguro que un ataque semejante tenga lugar. Es el momento que habéis esperado; es exactamente lo que queríais. Ahora podéis volver a fustigar a la manada hacia un frenesí marcial, continuar la Larga Guerra, y dejar de lado los deseos miserables, limitados, de una vida pacífica y próspera en casa, de la chusma preocupada de sus propios asuntos.

Evidentemente, uno nunca sabe exactamente lo que sucede tras los cortinajes imperiales de los palacios del Potomac; los ciudadanos estadounidenses comunes fueron convertidos hace tiempo en kremlinólogos de su propio gobierno, tratando de discernir - mediante señales ceremoniales, rumores entre bastidores, y ligeras desviaciones de una retórica ritualizada - lo que realmente se proponen sus amos. Pero algunos cínicos sospechan ocultamente que guiones como el esbozado anteriormente ya han sido implementados; por ejemplo, en el "nuevo Pearl Harbor" que azotó a EE.UU. el 11 de septiembre de 2001 - un año después que un grupo que canalizaba los puntos de vista de los futuros peces gordos del gobierno Bush (incluidos Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Scooter Libby y muchos otros) había anhelado abiertamente un "nuevo Pearl Harbor" para "electrizar" al pueblo estadounidense para que apoyara su agenda militarista, que incluía una invasión de Iraq - con Sadam Husein en el poder o no.

Pero dejando de lado por el momento el problema siempre peliagudo de adivinar las diversas proporciones de complicidad, aquiescencia, conocimiento previo, explotación, incompetencia y fatalidad involucrados en el 11-S, podemos decir como un hecho establecido que: Es política del gobierno de EE.UU. provocar la acción de grupos extremistas. Una vez que están en juego, sus reacciones pueden ser utilizadas del modo que considere apropiado el gobierno que las provocó. Y también sabemos que esas provocaciones son utilizadas, como política deliberada, para provocar a grupos violentos en el frente "Af-Pak" para que lancen ataques terroristas.

En otras palabras, como escribí por primera vez en Moscow Times hace más de seis años (y lo reiteré tres años después), EE.UU. fomenta deliberadamente ataques terroristas a fin de promover sus agendas políticas y militares.

[Para más sobre cómo esas políticas y usos similares del terrorismo y de escuadrones de la muerte han sido realizadas en Iraq y otros sitios, vea: "A Furnace Seal'd: The Wondrous Death Squads of the American Elite," "Ulster on the Euphrates: The Anglo-American Dirty War in Iraq," y "Willing Executioners: America's Bipartisan Atrocity Deepens in Somalia."]

Los ojos de lince de Jason Ditz en Antiwar.com hacen la conexión entre esta política y el más reciente ataque "asimétrico" por un grupo terrorista "cosquilleado" en Pakistán: el mortífero ataque contra un centro policial en Lahore por Tehreek-e Taliban Pakistan (TTP). El grupo, dirigido por Baitullah Mehsud, dijo que el ataque era una represalia por la campaña estadounidense de ataques con aviones sin tripulación en las regiones fronterizas de Pakistán - ataques que han matado a numerosos civiles junto con "militantes" usualmente no identificados. Como señala Ditz, un objetivo de la campaña - intensificada por Barack Obama - es precisamente el fomento arriba mencionado de la actividad terrorista:

El gobierno de Obama ha lanzado una cantidad cada vez más intensa de ataques en la FATA [Áreas Tribales bajo Administración Federal de Pakistán], que apuntan generalmente a las instalaciones de entrenamiento de Mehsud en Waziristán del Norte y del Sur. En septiembre, el entonces director de la CIA, Michael Hayden, dijo que los ataques eran un intento de "provocar una reacción" de los grupos militantes dirigidos por Mehsud. Parece que ahora, seis meses más tarde, han terminado por hacerlo. [Hayden describió esa sangrienta estrategia como "cosquilleo" de los terroristas para que reaccionen.]

Lo que va más lejos, Mehsud ha prometido ahora que llevará la lucha a suelo estadounidense. Como señala The Times (a través de Antiwar.com):

"Pronto lanzaremos un ataque en Washington que sorprenderá a todos en el mundo," [declaró Mehsud.] "Lo más que pueden hacer es convertirme en mártir. Pero nos vengaremos desde dentro de EE.UU."

Queda por ver si el variopinto TTP puede realmente llevar a cabo una amenaza semejante, como señala Juan Cole. Pero no se trata realmente de eso. Se trata de que, una vez más, se hostiga a sabiendas a un grupo violenta para que entre en una acción asesina. Mejor todavía, ahora ha sido establecido como "mortífera amenaza terrorista" a la sagrada Patria: otro supermalvado hecho a medida por el reparto de papeles.

Y notablemente, esta nueva amenaza abierta para llevar el terror al corazón de EE.UU. viene sólo días después de que Barack Obama anunciara su cacareada ‘oleada' en la Guerra Af-Pak, citando - ¿qué otra cosa iba a ser? - la necesidad de proteger a EE.UU. contra terroristas basados en Afganistán y Pakistán como la principal razón para escalar y expandir el conflicto. Otra sorprendente coincidencia para justificar la agenda militar, que necesita un suministro constante de malvados plausibles para las relaciones públicas, y amenazas exageradas que estremezcan a la nación, tal como un drogadicto necesita heroína. Y una vez más, no nos queda otra alternativa que sorprendernos ante la variable proporción de complicidad, aquiescencia, explotación, suerte, etc. involucrados en este fortuito apareamiento de declaraciones de Obama y Mehsud.

II.

Vale la pena considerar de nuevo las implicaciones de esta política de cosquilleo de terroristas. Como lo señaláramos recientemente, esas cosas no son sólo fichas en el Gran Tablero de Juego: son mortíferas realidades que matan, mutilan y despojan a multitudes de personas inocentes en todo el mundo. Así que volvamos a los primeros indicios de esa estrategia en su contexto de la Guerra contra el Terror. Lo siguiente es del artículo en Moscow Times en noviembre de 2001:

En un artículo [en Los Angeles Times] del analista militar William Arkin... [aparece] la revelación del plan de Rumsfeld de crear una "Actividad de Apoyo de súper Inteligencia" que juntará a la CIA y la acción militar encubierta, guerra informática, inteligencia, encubrimiento e impostura." Según un documento confidencial preparado para Donald] Rumsfeld por su Consejo de Ciencia de la Defensa, la nueva organización - el "Grupo Proactivo de Operaciones Preventiva (P2OG, por sus siglas en inglés)" - realizará misiones secretas diseñadas para "estimular reacciones" de grupos terroristas, provocándolos a realizar actos violentos que los expondrán a "contraataques" de fuerzas de EE.UU.

En otras palabras - y digámoslo clara, explícita y sobriamente, para que nadie pueda confundir la intención del plan de Rumsfeld - el gobierno de EE.UU. planifica el uso de "encubrimiento e impostura" y operaciones militares secretas para provocar ataques terroristas asesinos contra gente inocente. Volvamos a decirlo: Donald Rumsfeld, Dick Cheney, George W. Bush y los otros miembros del régimen no elegido en Washington planean fomentar deliberadamente el asesinato de gente inocente - vuestra familia, vuestros amigos, vuestras amantes, vosotros mismos - a fin de impulsar sus ambiciones geopolíticas.

Porque el P2OG no está destinado sólo para exponer a terroristas y llevarlos ante la justicia - en sí un objetivo digno de alabanza, aunque la manera de Rumsfeld de combatir el terrorismo al provocarlo es pura demencia moral... No, parece que P2OG tenga en vista a peces más gordos. Una vez que ha desencadenado la acción de terroristas - ¿matando a miembros de sus familias? ¿atrayéndolos con botín? ¿cargándolos con drogas? ¿inundándolos de propaganda yihadista? ¿abusando de sus madres? ¿O mediante agentes provocadores, tal vez, que infiltren los grupos y luego planifiquen y dirijan ellos mismos los ataques? - pueda entonces tomar medidas contra los "Estados/sub-Estados participantes" por "albergar" a las pandillas provocadas por Rumsfeld. ¿Qué clase de medidas exactamente? Bueno, el programa confidencial del Pentágono lo dice de esta manera: "Su soberanía estará en peligro."

El P2OG, por lo tanto, será útil cada vez que el Régimen ansíe agregar unos pocos bienes raíces cargados de petróleo o una nueva base militar a la cartera floreciente del Imperio. Basta con encontrar un nido de descontentos violentos, agitarlos con un garrote, y listo: hay una "justificación" instantánea para cualquier nivel de intervención/conquista/rapiña que se desee.

Cuando el gobierno de Obama habla de "continuidad de la política exterior estadounidense," esto forma parte integral de lo que está hablando. De modo que podemos contar con que veremos mucho más sobre TTP y el Satanás de jure, Baitullah Mehsud, mientras la Larga Guerra bipartidaria avanza a trancas y barrancas, con su omnipresente necesidad de "incitar" - y aterrorizar - al pueblo de EE.UU. para que apoye el proyecto militarista.

......

Chrys Floyd es un periodista estadounidense y colaborador frecuente de CounterPunch. Es autor del libro "Empire Burlesque: High Crimes and Low Comedy in the Bush Imperium. Su página en Internet es: www.chris-floyd.com

http://informationclearinghouse.info/article22331.htm


Darkness Renewed

Terror as a Tool of Empire

By Chris Floyd

April 01, 2009 "EB" --- Here's a purely hypothetical scenario. Let's say you were a dedicated imperial militarist who believed that your country's security, prestige and financial interests could best be served by war and the ever-present threat of war. Let's say you had some really hot and juicy operations going on, endless deadly conflicts that were pouring hundreds of billions of dollars into your war machine and entrenching national policy even more deeply in the militarist philosophy – the machtpolitik – that you believe in.

But there's a problem. The general public – the cow-like herd out there that doesn't understand grand strategy the way you and your fellow elites do – is growing weary, and wary, of your Long War. The national treasury is bankrupt, the national infrastructure is rotting, the nation's communities are dying; millions of people are out of work, losing their homes, losing their dreams, spiraling down into want, privation and despair. Yet you have big plans to escalate the war, expand your war machine, and maintain the global dominance that you believe is the right and natural role for your special nation – and its elites. What to do? How to galvanize the truculent, self-absorbed herd into enthusiastically supporting your vital agenda once more?

Well, here's one purely hypothetical approach you might try. You goad and provoke violent extremist groups into retaliating against your attacks, your civilian-slaughtering invasions and incursions into their territory. Being unable to confront directly your war machine – the largest, most advanced military force in the history of the world, sustained by a tsunami of public money that each year surpasses the military spending of the rest of the world – they naturally respond with "asymmetrical" operations. At first, these are directed at nearby targets: your supply lines, the forces of your local proxies and allies, and other chaos-inducing depredations in the groups' own regions, designed to foul the lines of your control and drive you out. Just as naturally, you use these attacks to justify an even greater military presence in their regions. The cycle inevitably, inexorably ratchets upwards and outwards, until at last the extremists strike at your homeland – either with your connivance, or your covert acquiescence, or, in any event, with your foreknowledge that such an attack was sure to come. This is the moment you have waited for; this is exactly what you wanted. Now you can whip the herd back into a martial frenzy, keep the Long War going, and push aside the rabble's petty, small-minded desires for a peaceful, prosperous life at home, minding their own business.

One never knows exactly what goes on behind the imperial drapery in the Potomac palaces, of course; ordinary American citizens were long ago turned into Kremlinologists of their own government, trying to discern -- through ceremonial signs, backstairs gossip, and slight deviations in ritualized rhetoric -- just what their masters are really up to. But some cynics darkly suspect that scenarios something like the one sketched out above have already been enacted; for instance, in the "new Pearl Harbor" that struck America on September 11, 2001 – one year after a group channeling the views of future Bush Administration bigwigs (including Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Scooter Libby and many others) had openly pined for a "new Pear Harbor" to "catalyze" the American people into supporting their militarist agenda, which included an invasion of Iraq – whether Saddam Hussein was in power or not.

But leaving aside for now the ever-thorny matter of divining the varying proportion of connivance, acquiescence, foreknowledge, exploitation, incompetence and fate involved in 9/11, we can say this as an established fact: It is the policy of the United States government to provoke violent extremist groups into action. Once they are in play, their responses can then be used in whatever way the government that provoked them sees fit. And we also know that these provocations are being used, as a matter of deliberate policy, to rouse violent groups on the "Af-Pak" front to launch terrorist attacks.

In other words, just as I first wrote in the Moscow Times more than six years ago (and followed up three years later), the United States is deliberately fomenting terrorist attacks in order to pursue its political and military agendas.

[For more on how these policies and similar uses of terrorism and death squads have been realized in Iraq and elsewhere, see "A Furnace Seal'd: The Wondrous Death Squads of the American Elite," "Ulster on the Euphrates: The Anglo-American Dirty War in Iraq," and "Willing Executioners: America's Bipartisan Atrocity Deepens in Somalia."]

Eagle-eyed Jason Ditz at Antiwar.com draws the connection between this policy and the most recent "asymmetrical" strike by a "tickled" terrorist group in Pakistan: the deadly attack on a police center in Lahore by the Tehreek-e Taliban Pakistan (TTP). The group, led by Baitullah Mehsud, said the attack was in retaliation for the American campaign of drone strikes in Pakistan's frontier regions – strikes which have killed many civilians along with usually unidentified "militants." As Ditz notes, one goal of the campaign – which has been intensified by Barack Obama – is precisely the aforementioned fomenting of terrorist activity:

The Obama Administration has launched an ever growing number of attacks in the FATA, generally aimed at Mehsud’s training facilities in North and South Waziristan. In September, then-CIA Director Michael Hayden said the attacks were an attempt to “provoke a reaction” from the militant groups led by Mehsud. It appears that now, six months later, they have finally done so. [Hayden described this bloodsoaked strategy as "tickling" terrorists into a response.]


What's more, Mehsud has now vowed to carry the fight back to American soil. As The Times notes (via Antiwar.com):

“Soon we will launch an attack in Washington that will amaze everyone in the world," [Mehsud declared.] "The maximum they can do is martyr me. But we will exact our revenge on them from inside America."


Whether or not the rag-tag TTP could actually carry out such a threat is another matter, as Juan Cole notes. But that is not really the point. The point is that once again, a violent group has been knowingly prodded into murderous action. Even better, it has now set itself up as a "deadly terrorist threat" to the sacred Homeland itself: yet another made-to-order supervillain from central casting.

And remarkably, this new, open threat to bring terror to the American heartland comes just days after Barack Obama announced his vaunted surge in the Af-Pak War, citing – what else? – the need to protect the United States from terrorists based in Afghanistan and Pakistan as his chief reason for escalating and expanding the conflict. Yet another astonishing coincidence to justify the militarist agenda, which needs a constant supply of PR-plausible villains and hyped-up, nation-rattling threats like a junkie needs smack. And once again, we are left to puzzle out the varying proportion of connivance, acquiescence, exploitation, luck, etc., involved in this serendipitous pairing of declarations from Obama and Mehsud.

II.
It is worth looking again at the implications of this policy of terrorist-tickling. As we noted recently, such things are not just counters on the Great Gameboard: they are deadly realities that kill, maim and despoil multitudes of innocent people around the world. So let's go back to the first glimmers of this strategy in its Terror War context. This is from the Moscow Times article in November 2001:

In [a Los Angeles Times] article by military analyst William Arkin... [comes] the revelation of Rumsfeld's plan to create "a super-Intelligence Support Activity" that will "bring together CIA and military covert action, information warfare, intelligence, and cover and deception." According to a classified document prepared for [Donald] Rumsfeld by his Defense Science Board, the new organization – the "Proactive, Preemptive Operations Group (P2OG)" – will carry out secret missions designed to "stimulate reactions" among terrorist groups, provoking them into committing violent acts which would then expose them to "counterattack" by U.S. forces.

In other words – and let's say this plainly, clearly and soberly, so that no one can mistake the intention of Rumsfeld's plan – the United States government is planning to use "cover and deception" and secret military operations to provoke murderous terrorist attacks on innocent people. Let's say it again: Donald Rumsfeld, Dick Cheney, George W. Bush and the other members of the unelected regime in Washington plan to deliberately foment the murder of innocent people – your family, your friends, your lovers, you – in order to further their geopolitical ambitions.

For P2OG is not designed solely to flush out terrorists and bring them to justice – a laudable goal in itself, although the Rumsfeld way of combating terrorism by causing it is pure moral lunacy... No, it seems the Pee-Twos have bigger fish to fry. Once they have sparked terrorists into action – by killing their family members? luring them with loot? fueling them with drugs? plying them with jihad propaganda? messing with their mamas? or with agents provocateurs, perhaps, who infiltrate groups then plan and direct the attacks themselves? – they can then take measures against the "states/sub-state actors accountable" for "harboring" the Rumsfeld-roused gangs. What kind of measures exactly? Well, the classified Pentagon program puts it this way: "Their sovereignty will be at risk."

The Pee-Twos will thus come in handy whenever the Regime hankers to add a little oil-laden real estate or a new military base to the Empire's burgeoning portfolio. Just find a nest of violent malcontents, stir 'em with a stick, and presto: instant "justification" for whatever level of intervention/conquest/rapine you might desire.

When the Obama Administration speaks of "continuity" in American foreign policy, this is an integral part of what they are talking about. So look to see much more on TTP and the demon de jure, Baitullah Mehsud, as the bipartisan Long War grinds on and on, with its ever-present need for "catalyzing" – and terrorizing – the American people into support for the militarist project.

1 comment:

Anonymous said...

Xpf c qox w franksxxxlinks, sex. Kns a, esd rkputh|sel tivphex l vi va.