Divisas
En el futuro, los cambios al sistema financiero internacional podrían venir tanto de Pekín como de Washington. Tal es el mensaje de un artículo de Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco del Pueblo de China. Zhou exhorta a una reforma radical del sistema monetario internacional y a remplazar al dólar como moneda de reserva por una divisa global. El asunto es delicado.
El 25 de marzo, cuando Tim Geithner, secretario del Tesoro de EU, abordó esa propuesta en Nueva York, sus comentarios provocaron la caída del dólar antes de que pudiera aclarar que, obviamente, pensaba que el billete verde debería seguir siendo la moneda dominante de la reserva.
Con la propuesta de Zhou, China evidencia su preocupación de que la respuesta de la Fed a la crisis –imprimir montones de dinero– afecte al dólar y el valor de las enormes reservas cambiarias de China, de las cuales alrededor de dos terceras partes están en dólares.
Zhou sugiere que el sistema financiero internacional, basado en una sola moneda (en realidad no menciona al dólar), tiene dos defectos principales. Primero, el estatus de reserva monetaria del dólar favoreció la creación de desequilibrios globales. Países con superávit tienen pocas alternativas fuera de colocar la mayor parte de sus fondos adicionales en la moneda de la reserva, ya que ésta se utiliza en operaciones comerciales y posee el mercado de obligaciones de mayor liquidez. Pero esto permitió que la juerga crediticia y la burbuja inmobiliaria de EU duraran mucho más de lo que en otras circunstancias habría durado.
Segundo, el país que emite la moneda de la reserva enfrenta un dilema entre estabilidad doméstica e internacional. El dinero masivo que la Fed imprimió para apoyar la economía tiene sentido desde una perspectiva nacional, pero puede perjudicar el valor del dólar.
Zhou sugiere que el estatus de la reserva del dólar sea transferido a los DEG (derechos especial de giro), moneda virtual creada por el FMI, cuyo valor se determina como promedio ponderado del dólar, el euro, el yen y la libra. Los derechos especiales de giro fueron creados en 1969, bajo el sistema de tasas fijas de cambio Bretton Woods, debido a preocupaciones sobre falta de liquidez para apoyar la actividad económica global. Al principio se pretendía que fuese una moneda de reserva, pero ahora se utiliza en las cuentas de transacciones del FMI con sus países afiliados. Los DEG se asignan a los miembros del FMI sobre la base de su contribución al fondo.
El plan de Zhou podría ganar el apoyo de otras economías emergentes con enormes reservas. No obstante, es poco probable que se ponga en marcha en un futuro próximo. Y podría tardar años para que los DEG sean ampliamente aceptados como medio de cambio y reserva de valor. La cantidad total de DEG pendientes de pago equivale a sólo 32 mil millones de dólares, menos de 2% de las reservas de China en divisas extranjeras, comparada con 11 billones de dólares en bonos del Tesoro estadunidense.
Hay también grandes barreras políticas. EU se opondría, porque perder su estatus de reserva monetaria elevaría el costo del financiamiento de su presupuesto y su déficit de cuenta corriente. El mismo Pekín podría repensar la idea. Zhou ha elogiado la propuesta de John Maynard Keynes en los años 1940 de una moneda internacional, el bancor, basada en materias primas. Pero, como señala Mark Williams, de la consultora Capital Economics, la parte central de la idea de Keynes era fijar un impuesto a países con enormes superávit de cuenta, para alentarlos a fomentar la demanda doméstica.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya
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