Sunday, August 30, 2009


Abuso sexual contra una niña gimnasta

BEATRIZ PEREYRA

La niña gimnasta fue víctima de abuso sexual de su maestro Francisco López Orozco. La menor contó todo ante el Ministerio Público. Además, la madre enteró de la agresión a las autoridades de la Conade –en cuyas instalaciones se cometió el delito–, de la Codeme y de la Federación Mexicana de Gimnasia, pero no pasó nada. Ni la procuraduría capitalina ni la general de la República siquiera citaron al profesor. Finalmente, el 27 de julio pasado, la juez 17 de lo penal determinó que no hay delito qué perseguir. Concluye la madre desilusionada: “Le entregué mi hija a un pederasta disfrazado de maestro y el Estado le está fallando a mi niña.”
A los 11 años, su hija le confesó que su entrenador de gimnasia la “estaba manoseando”. La menor se rehusó a dar más detalles pero el carácter le cambió. Se volvió hostil con los hombres mayores e inclusive distante con su propio padre.
Fueron 12 meses de incertidumbre y de dolor silencioso, de registrar el deterioro anímico de su pequeña, hasta que la niña decidió contar todo ante una agente del Ministerio Público.
La madre sintió que se caía de la silla cuando escuchó el relato, los detalles que iba hilando la gimnasta frente a la autoridad sobre la agresión de su profesor Francisco López Orozco. Entonces terminó la incertidumbre, pero la certeza se convirtió en un infierno.
Se lee en el acta ministerial: Un día viernes al momento de estar haciendo scuat, es decir, abrir las piernas, su entrenador le cargó una pesa al parecer de diez kilos en la espalda, y en ese momento el entrenador con una de sus manos agarró su payasito, como la de la voz estaba abierta de piernas, su payasito estaba todo al centro, y el entrenador lo agarró del área púbica, descubriéndosela, y sintiendo en ese momento, como su mano le rozó sus labios vaginales por poquito tiempo sin poder precisar cuánto, y después la de la voz hizo su mano hacia atrás para acomodarse y dejarla ahí, para que no se la volviera a hacer a un lado, pero el entrenador le dijo que así no era, y le volvió a poner las manos al frente, y ese mismo día ya casi para salir, estaban haciendo hombros, por lo que la de la voz estaba inclinada hacia el frente y de pronto sintió como el entrenador nuevamente con su mano le hizo a un lado su payasito y le puso su mano abierta en medio de sus pompas sobre el área púbica, por aproximadamente un minuto, tiempo durante el cual la emitente no pudo moverse debido a que como el entrenador es muy fuerte, la inmovilizó de la espalda, ya que mientras con su mano derecha le tocaba su área púbica, con la mano izquierda se apoyaba en el brazo derecho de la emitente y al mismo tiempo apoyaba su pecho sobre el lado izquierdo de su espalda para impedirle que se levantara y, posteriormente, el mismo día la de la voz estaba parada de cabeza apoyada con las manos en el suelo y recargada con la cara a la pared y en ese momento sintió como el entrenador le descubrió la pompa del payasito que vestía del lado izquierdo con una de sus manos, sin que le tocara alguna parte de su cuerpo, sólo el contacto que tuvo con su pompa y al sentir eso la de la voz se levantó y se acomodó su payasito, y después terminaron la clase, recordando que eso sucedió un viernes y lo calló el día sábado y domingo, y es hasta el día lunes que le dijo a su mamá.
La indagatoria quedó registrada ante la Fiscalía de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal como FDS/FDS-6/T1/00176/08-03 y, en la Procuraduría General de la República, que también conoció del caso, se abrió la averiguación previa AP/PGR/FEVIMTRA-C/VCM/031/05-08.
El abuso sexual aconteció el viernes 2 de marzo de 2007 en el Centro Gimnástico que se ubica dentro de las instalaciones de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), en las llamadas Villas Tlalpan.
El lunes siguiente, cuando salía de la escuela, la niña le dijo a su mamá que el entrenamiento con Francisco López no iba a funcionar porque él la estaba manoseando. Encolerizada y perturbada, Ángela llegó hasta las oficinas de la Federación Mexicana de Gimnasia, ubicadas arriba del gimnasio para reclamar el hecho.
“¿Qué le hiciste a mi hija?, le pregunté. Muy tranquilo me respondió: ‘Nada, pero le tienes que creer a tu hija. Es su palabra contra la mía’. Ahí estaba Emilio Muñoz, que era la mano derecha de Alejandro Peniche (el entonces presidente de la federación). Yo pensé que él iba a preguntar qué pasó o mostrar sorpresa por lo menos. Se levantó y se fue.
“Francisco me dijo: ‘Mira, si quieres le pido disculpas a tu hija, pero que regrese a entrenar conmigo’. Me quedé muda. Me fui a comprar un short para regalárselo a una compañera de la niña. Yo quería negro y no había, entonces compré rojo y Emilio (quien se lo vendió) dijo: ‘Primero le compramos shortcitos rojos y después nos quejamos’. Eso fue lo que saqué de la federación. Nunca volvimos a ese lugar.”
La denuncia
La pequeña Rosy tuvo la fuerza para presentarse ante la Fiscalía central en investigación para delitos sexuales el 20 de marzo de 2008, días después de que descubrió que su agresor había sido asignado al gimnasio del Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento (Cnar), instalación de la Conade donde la niña se cambió para alejarse de él.
“En enero de 2008 cuando Paco llegó al Cnar, ella me dijo que no iba a poder seguir entrenando si estaba él. Cuando ella me contó que la estaba manoseando yo lo tomé como que él intentaba hacer algo y solo nos fuimos de ahí. Platiqué con mi hija para ver si ya estaba lista para contármelo porque en el año que transcurrió (desde la agresión) ella evadió el tema, no me explicó nada. Cuando le volví a preguntar qué le hizo (su entrenador) me dijo: ‘Sí, fue bastante grave’, pero sin darme detalles. Le pregunté si él merecía que lo denunciáramos y le expliqué que tal vez lo meterían a la cárcel. ¿Eso merece él por lo que te hizo? Y me dijo que sí”, cuenta la mamá de Rosy.
Después de meses de declarar y aportar pruebas tanto en la Fiscalía de Delitos Sexuales, como en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), adscrita a la Procuraduría General de la República (PGR), el pasado 27 de julio la juez 17 de lo penal, Carlota Guadalupe Mosco Vilchis, resolvió negar la orden de aprehensión solicitada por el Ministerio Público contra Francisco López, indiciado por el delito de abuso sexual agravado, “ante la inexistencia de delito que perseguir”.
La juez determinó lo anterior en virtud de que las pruebas que aportó el Ministerio Público y la declaración de Ángela indican que Rosy entrenó con López entre el 15 de enero y el 15 de febrero de 2007 y que a partir del 15 de febrero y hasta abril del mismo año la niña estuvo en el equipo de gimnasia del DIF y después ingresó al Cnar, por lo tanto, “en el momento del supuesto evento antisocial, la menor ofendida ya no tenía contacto con el hoy indiciado, ni asistía al gimnasio de la Conade”, señala la resolución.
Ángela explica que en su primera declaración ella narró que los hechos acontecieron “un viernes de la segunda quincena de febrero”, pero después recordó que fue el 2 de marzo y en una ampliación de declaración aclaró las fechas.
“Yo no recordaba con exactitud cuándo pasó, así que puse fechas aproximadas porque en el Ministerio Público me dijeron que no importaba la fecha exacta, que eso era sólo un formalismo. Me insistieron mucho en que pusiera cualquier fecha. No entiendo por qué la juez no contempló el video que presenté (fechado el 23 de febrero de 2007), una semana antes del 2 de marzo, cuando todavía Rosy entrenaba ahí. La confusión con las fechas fue porque febrero sólo tiene 28 días y recordé que compré el short el (lunes) 5 de marzo, el mismo día que reclamé, porque el martes 6 se lo íbamos a dar a su amiga.”
Ángela reflexiona: “¿Qué significa para mi hija que no haya justicia? Para su mundo chiquito es una catástrofe. Yo voy a insistir hasta las últimas, vamos a apelar (el caso se desahogará en la sala penal número 8). Supongamos que contrato un abogado, tengo que pagar un dineral a pesar de que mi hija tiene derecho a ser defendida gratuitamente y aquí el infractor tiene más derechos que el denunciante.
“Tuve fe en la justicia. No pueden tener a una niña denunciando y no hacerle el mínimo caso y no impedir que él acceda a otras menores. No pasó nada, ni siquiera lo citaron a declarar y negaron la orden de aprehensión. El señor ni siquiera fue molestado.”
La tristeza de Rosy
Durante su participación en la Olimpiada Nacional Rosy estuvo triste, deprimida y afectada por haber visto a su mamá alterada, luchando porque retiraran a López del gimnasio. Sus resultados fueron tan malos que cuando regresó a entrenar en el Cnar estaba desmotivada, los ejercicios no le salían, era incapaz de hacer los más básicos elementos que ya dominaba.
Rosy habló con su entrenadora Lilia Ortiz a quien le pidió 10 días para reflexionar si deseaba o no seguir en el deporte. La niña está tan cerrada que se rehúsa a aceptar ayuda psicológica. No quiere que ni una persona más sepa lo que le pasó.
“No la puedo forzar. Cuando duele algo hay que dejar que pase el tiempo. Ella está dolida. Para que hable con un psicólogo ella tiene que confiar en él, para que se abra, pero se niega porque se niega a decirlo así a cualquiera. Fuimos al centro de atención a víctimas, pero no le gustan los psicólogos, está esperando uno que le acomode porque trata con ellos y dice que no encuentra respuestas.
“El miedo no se cura con terapias, sólo enfrentando a lo que le tienes miedo. Antes no le pasaba y ahora vamos en el carro en el segundo piso en una curva y se quiere morir. Me hace manejar a 30 por hora porque no controla sus nervios.”
Cuando Rosy fue agredida cursaba quinto año de primaria. Su maestro reconocía su inteligencia y la consideraba una niña bondadosa, pero también creía que le faltaba amor.
“Eso me dijo su profesor, que los niños la quieren y les gusta abrazarla y ella se quita. Establece una distancia, no hay abrazos. A los hombres adultos ni siquiera los mira a los ojos. Su autoestima nunca ha sido alta, por eso está en el deporte porque en la gimnasia todos son chiquitos y flaquitos como ella”.
En manos de un pederasta
En su lucha contra Francisco López, madre e hija sólo han cosechado derrotas; en el mejor de los casos triunfos parciales, como cuando lograron juntar las firmas de los padres de familia de las compañeras de Rosy para que (el entrenador) se fuera del CNAG; o cuando, después de suplicarle al presidente de la Federación Mexicana de Gimnasia, Gustavo Salazar, así como al director de Desarrollo del Deporte del Instituto del Deporte de Baja California, César Osuna, aceptaron que el entrenador no estuviera en el gimnasio donde la niña compitió en mayo pasado en la Olimpiada Nacional y donde López fungió como presentador y coordinador del evento.
“Osuna me preguntó, ¿dónde está la orden de aprehensión? Le enseñé la denuncia de mi hija y le explique que la justicia es lenta. Le dije que ella no puede tener ni siquiera contacto visual, menos competir con él, diciendo los nombres de las participantes. Me dijo: ‘Si yo fuera usted, la agarro de las manitas y me la llevo de aquí.’
“Le dije que en caso extremo así iba a ser, pero, ¿usted sabe lo que significa para mi hija su primera Olimpiada, para la que se preparó dos años? Se quedaron callados. Insistí: a mi hija el Estado le está fallando. En vez de honor por representar al DF lo que recibe es una cachetada porque el sujeto que le hizo eso está impune. Sólo el día que participó mi hija él no estuvo en el evento”, lamenta Ángela.
La madre de Rosy denuncia que en lugar de que la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) o la Federación Mexicana de Gimnasia expulsen del deporte a Francisco López y lo boletinen para que no trabaje con menores de edad, lo único que ha encontrado es silencio o la respuesta –en el caso de Conade– de que carecen de facultades para actuar sobre una asociación civil.
“En el jurídico de Conade dicen que sobre la federación no tienen facultades, porque es una AC. Como papá entrego a mi hija a un pederasta disfrazado de maestro y nadie me responde por esto, el gobierno no me responde. Me dijeron que cuando un juez dicte resolución Francisco no estará en ninguna instalación pública, pero que no pueden impedir que lo contrate un club privado. Deberían al menos boletinarlo e informar de sus antecedentes”, insiste la entrevistada.
De acuerdo con las declaraciones que rindieron al menos dos testigos de Ángela, el historial de abusos a menores por parte de Francisco López Orozco es largo. Dos madres de familia declararon ante el Ministerio Público y la PGR. Una de ellas reveló que sí tenía conocimiento sobre las conductas del entrenador y la otra que su hija un día llorando y sin explicar por qué, ya no quiso volver a entrenar.
Quiero mencionar que yo noté que dicho entrenador tenía una tendencia a acercarse a las niñas de piel blanca y no tanto a las de piel morena, incluso supe por comentarios recientemente, cuando llegó mi hija a entrenar a la Conade, que (a Francisco) le gustaban las niñas jovencitas, por lo que yo hice caso omiso, ya que consideraba que no entraba en el parámetro mi hija de 11 años, declaró la primera señora.
Y añadió que al menos cuatro veces encontró a Rosy llorando en el baño y que con otras mamás se dio cuenta que el entrenador la empujaba y era muy tosco… y después la abrazaba y la tocaba de una manera muy distinta de la que uno está acostumbrado a ver… ya que la repegaba mucho a él.
La segunda testigo declaró que en diciembre de 2006, cuando fue a recoger a su hija, la menor le dijo que ya no quería practicar gimnasia: aun insistiéndole en varias ocasiones que me dijera el motivo del porqué dejó de ir al gimnasio, pero lloraba sin darme una explicación… después de tanto insistirle me dijo que Paco me molestó suciamente, no le digas a nadie (sic), pidiéndome que yo no fuera con nadie a quejarme, a lo que yo acepté su condición si me describía en qué consistían esos actos y no la pude convencer…Ignoro hasta la fecha qué pudo haberle hecho a mi hija, pero quiero pensar que fue algo parecido o lo mismo…le dije que no sintiera que era la única persona a la que le había pasado y no sintiera vergüenza… es necesario señalar que posterior a la circunstancia que le ocurrió a mi hija, yo la oí decir algo relacionado con que ya no quería vivir.
La exnovia de Francisco
Durante las investigaciones que realizó por su cuenta, Ángela supo que una gimnasta que hoy es seleccionada nacional fue novia de Francisco López. Se comunicó con ella para pedirle que lo denunciara.
Cuenta la mamá de Rosy: “Me dijo: ‘Mira, si yo sé que él está con un pie en el bote, voy con todo para tirarlo, pero (así) no me aviento, porque después no me la acabo. Ese sujeto no perdona nada, es peligroso. (Si declaro contra él) no voy a ser considerada en la selección nacional y con el simple hecho de que no me avisen cuándo son los selectivos, me perjudican’.
“También me dijo que si yo no estoy preparada para que pasen este tipo de situaciones, que mejor saque a mi hija de la gimnasia. Y me advirtió que si yo logro hacer algo para que él responda por lo que hizo, de todas maneras en la federación mi hija va a estar bloqueada y marcada.
“Me explicó lo apoyan (a Francisco) porque muchos entrenadores están (involucrados) de alguna manera en este tipo de situaciones (acoso y abuso sexual) y todos van a seguir callados, para evitar que se sepa lo que pasa. Los alumnos y los papás son también cómplices silenciosos, las que han sido sus novias no quieren aceptar que eran menores de edad cuando anduvieron con él, que tenían entre 15 y 16 años.
“Si las niñas están de acuerdo pueden andar con ellas sin que se enteren los papás; si se enteran, nadie dice nada porque la niña ya creció. Nadie quiere denunciar y niñas, como la mía, que son principiantes, simplemente se van y nunca tienen problemas.”
En la segunda sesión ordinaria del consejo directivo del Sistema Nacional del Deporte (Sinade), celebrada el 10 de junio de 2005 en Monterrey, entró en vigor el Código de Conducta para dirigentes, entrenadores, deportistas y entes de promoción deportiva. De acuerdo con él, comportamientos como los de Francisco López con respecto a Rosy son considerados como muy graves.
Con base en dicho código, en noviembre de 2008 y en enero de este año Ángela solicitó por escrito a Alejandro Peniche que realizara una investigación por la “conducta antideportiva sancionable muy grave” de Francisco López, con base en el artículo 3, inciso III a. Ambas solicitudes fueron ignoradas.
Así mismo, el 12 de febrero de 2008 entregó en la dirección general de la Conade (cuando el titular era Carlos Hermosillo) y en la subdirección general de calidad para el deporte (que encabezaba Jorge Camacho) una carta en la que explicó que su hija había sido víctima de acoso sexual. Tampoco recibió respuesta, como no la hubo en la Confederación Deportiva Mexicana (Codeme) que preside Alonso Pérez, a quien en septiembre y noviembre de 2008 también le solicitó su intervención.
“Les mando cartas, solicito que se abra una investigación porque es una infracción grave cuando hay hostigamiento sexual del entrenador hacia sus alumnos y nada.
“Por pedir ayuda tengo que pronunciar el nombre de mi hija. Ella me reclamó que ya todo el mundo lo sabe. Le dije que tengo que hablar para que la gente me ayude, que tengo que alzar la voz y no me ha ayudado nadie. No quiero que el nombre de mi hija esté en boca de todos, porque también se lo tuve que decir a cada entrenador que ha tenido para que entiendan por qué es insegura y no confía en nadie.
“Ella aceptó denunciar porque entendió que era la única manera de protegerla y que si no lo hacía, él le puede hacer más cosas aprovechándose de su poder y su posición. Suponiendo que ella un día llegara a la selección nacional y la tengo que mandar a competir fuera el país, yo no puedo ir y sí va este cuate. ¿Qué va hacer? ¿Se va a meter en su cama? Lo va a hacer, porque a pesar de que toda la federación y sus amigos lo tapan, todos saben bien que le gustan las niñas”.
Cartas al presidente
y al procurador

Rosy comenzó a entrenar con Francisco López semanas después de que llegó, a finales de 2006, con su entrenador Omar Ponce de León a Villas Tlalpan. Como cambió de trabajo, Omar dejó a sus cuatro alumnas en manos de Francisco Hernández Zamorano.
En enero de 2007, López Orozco se acercó a Ángela para decirle que el talento de su hija se estaba desperdiciando y que él se ofrecía para entrenarla. Le pidió que lo intentaran un mes, tiempo en el que vería la evolución en el desempeño de Rosy.
La señora notó que su hija empezó a llorar en los entrenamientos, cuando nunca antes lo había hecho. Pero, dice, ella lo relacionó con un proceso de adaptación a su nuevo entrenador. Ahora entiende por qué López le pedía que dejara a Rosy ir a acampar con él los fines de semana en Villas Tlalpan; también por qué un día él consoló a la niña sentándola entre sus piernas.
“Lo que pasó es de telenovela, algo que no podría existir. Él es una persona pública. Fue coordinador nacional de gimnasia varonil y aspiraba a ser presidente de la Federación; fue un deportista destacado. Nunca pensé que se atreviera a hacer eso, porque sería un tache en su carrera. Ahora que denunciamos y vi todo con lo que me topé, entiendo por qué puede hacerlo.
Como me dijo la Ministerio Público adjunta al Juzgado 17: ‘Eres una pendeja que no sabes cuidar a tu hija. Yo tengo hijas y nunca les ha pasado eso’.”
–¿Cómo ha cambiado el comportamiento de su hija después de lo que pasó con el entrenador?
–Ella perdió motivación. Sentía mucho orgullo de estar en la Conade, igual en la Olimpiada Nacional, todo eso se destrozó. Salió desmotivada. La noto con fobias. Se alejó de mi marido. Empezó a alejarse de él, quien antes la abrazaba, la besaba; ahora ella es retraída, se siente incómoda. Cuando trata con adultos hombres, también es diferente. Evita el contacto con hombres de esa edad, no hay confianza porque ahora ella sabe que es un objeto de atracción.
Pero la madre no ceja en su empeño: el lunes 17 entregó en Palacio Nacional una carta dirigida al presidente Felipe Calderón Hinojosa y otra al procurador capitalino Miguel Ángel Mancera Espinosa.
En ambas misivas plantea: “Solicito que el caso de mi hija sea atendido como se merece cualquier caso de un menor ofendido… No soy perito en la materia pero al parecer por falta de interés o empeño en este caso se cometen errores que le pueden costar mucho a mi hija ya que su pequeño mundo es fácil de destruir…”

Este reportaje se publicó en la edición 1712 de la revista Proceso que empezó a circular el domingo 23 de agosto.

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