La Santa Muerte anuncia "guerra" contra el gobierno y la Iglesia católica
MIGUEL CABILDO
MÉXICO, DF, 30 de marzo (apro).- El próximo Domingo de Ramos ese ritual religioso no será como otros años:
Y es que, ese día, los seguidores del culto de la Santa Muerte comenzarán una "guerra santa" contra la Iglesia católica y el gobierno federal.
Con cinco millones de fieles en todo el país, la Iglesia de la Santa Muerte sostiene que desde sus inicios ha sido objeto de una persecución incesante que la semana pasada llegó a su clima con la destrucción de altares en las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo y Tijuana por parte del Ejército mexicano.
El "arzobispo primado" de ese culto, David Romo, precisa que la "guerra" se concretará en una serie de manifestaciones públicas y marchas con imágenes de la "Santísima", una mujer de tez blanca, rasgos finos y larga cabellera que adoran los seguidores de la Santa Muerte.
Pasada la Semana Santa, la congregación realizará una marcha que culminará en un puente fronterizo de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El objetivo es que "el gobierno y las autoridades locales le bajen al volumen y dejen de agredir y satanizar nuestra devoción", advierte Romo.
Apenas el viernes pasado la Santa Muerte denunció al Estado mexicano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el derribo de 30 de sus altares en Nuevo Laredo.
Días antes también fueron destruidas en Tijuana, Baja California, cinco capillas dedicadas a Jesús Malverde, considerado el patrón de los narcotraficantes, así como a la Santa Muerte.
La idea de Romo, cuya congregación lleva oficialmente el nombre de Iglesia Católica Tradicional Mex-USA, es celebrar el domingo previo a la Semana Mayor, un mitin con sus seguidores en el Zócalo capitalino, donde leerá un documento con sus exigencias.
Después de Semana Santa, la congregación realizará una marcha en un puente fronterizo de Nuevo Laredo, con el fin de que "en Estados Unidos vuelvan los ojos a México y vean la violación de los derechos humanos que se está cometiendo contra nosotros".
Sin embargo, el culto a la Santa Muerte no está reconocido por el Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación, organismo que le retiró el registro de asociación religiosa en 2005.
"Somos gente tan común como cualquier otra, siempre nos han acusado de que hay narcotraficantes entre nosotros, pero todo son leyendas y comentarios dolosos que suelta la Iglesia católica romana para alejar a nuestros fieles", acusa Romo.
A juicio del líder religioso, la autora intelectual de los ataques contra los altares de la Santa Muerte es la Iglesia católica, cuya "devoción verdadera en el país ronda apenas 40 y no 80% de la población, como dicen".
Romo considera que la mayor parte de los delincuentes y narcotraficantes en México profesan la religión católica, y en esa lógica, "se deberían derrumbar las imágenes de San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe".
Advierte que si el gobierno mexicano no responde a las exigencias de la Iglesia de la Santa Muerte, van "a radicalizar más y más las acciones", e incluso "analizar un levantamiento".
"Es el principio de la guerra", concluye Romo.
México, D.F., 30 de marzo (apro).- En respuesta a la campaña del gobierno y de la Iglesia católica en su contra, los seguidores de la Santa Muerte emprenderán una "guerra santa" para defender su derecho a adorar a la "Niña Blanca".
La campaña, emprendida por David Romo Guillén, el líder de esta corriente católica no reconocida, fue bautizada con el nombre Despierta México.
"Este año será el Domingo de Ramos de la Santa Muerte. No valen los argumentos de que somos otro grupo o tenemos intereses diferentes, esta lucha es por nuestra fe en la Santísima. Llegó la hora de que los devotos se den cuenta quién realmente cree de corazón y quién está por negocio", adelantó Romo.
Insistió: "(queremos que) el gobierno y las autoridades locales bajen el volumen y dejen de agredir y satanizar nuestra devoción".
El pasado 24 de marzo, por órdenes del gobierno federal, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, fueron destruidos 30 altares de la Santa Muerte, bajo el argumento de que esta devoción se asocia con el crimen organizado y el narcotráfico.
Además, ni la Iglesia católica ni la Secretaría de Gobernación han querido aceptar a este culto.
La cita Despierta México iniciará en el zócalo del Distrito Federal el próximo domingo, con una marcha que terminará con la exigencia de ser reconocidos oficialmente: "Somos gente tan común como cualquier otra, siempre nos han acusado de que hay narcotraficantes entre nosotros, pero todo son leyendas y comentarios dolosos que suelta la Iglesia católica romana para alejar a nuestros fieles".
De acuerdo con páginas de seguidores de La Santa Muerte, el culto se originó en Hidalgo en la década de los sesenta, y ha cobrado fuerte arraigo entre seguidores del cristianismo.
En 2007 la Secretaría de Gobernación le rechazó el registro, argumentando que "no cuenta con personalidad jurídica alguna y de hecho la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prevé sanciones a quien se ostente como asociación religiosa, sin contar con el registro constitutivo correspondiente".
Y es que, ese día, los seguidores del culto de la Santa Muerte comenzarán una "guerra santa" contra la Iglesia católica y el gobierno federal.
Con cinco millones de fieles en todo el país, la Iglesia de la Santa Muerte sostiene que desde sus inicios ha sido objeto de una persecución incesante que la semana pasada llegó a su clima con la destrucción de altares en las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo y Tijuana por parte del Ejército mexicano.
El "arzobispo primado" de ese culto, David Romo, precisa que la "guerra" se concretará en una serie de manifestaciones públicas y marchas con imágenes de la "Santísima", una mujer de tez blanca, rasgos finos y larga cabellera que adoran los seguidores de la Santa Muerte.
Pasada la Semana Santa, la congregación realizará una marcha que culminará en un puente fronterizo de Nuevo Laredo, Tamaulipas.
El objetivo es que "el gobierno y las autoridades locales le bajen al volumen y dejen de agredir y satanizar nuestra devoción", advierte Romo.
Apenas el viernes pasado la Santa Muerte denunció al Estado mexicano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el derribo de 30 de sus altares en Nuevo Laredo.
Días antes también fueron destruidas en Tijuana, Baja California, cinco capillas dedicadas a Jesús Malverde, considerado el patrón de los narcotraficantes, así como a la Santa Muerte.
La idea de Romo, cuya congregación lleva oficialmente el nombre de Iglesia Católica Tradicional Mex-USA, es celebrar el domingo previo a la Semana Mayor, un mitin con sus seguidores en el Zócalo capitalino, donde leerá un documento con sus exigencias.
Después de Semana Santa, la congregación realizará una marcha en un puente fronterizo de Nuevo Laredo, con el fin de que "en Estados Unidos vuelvan los ojos a México y vean la violación de los derechos humanos que se está cometiendo contra nosotros".
Sin embargo, el culto a la Santa Muerte no está reconocido por el Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación, organismo que le retiró el registro de asociación religiosa en 2005.
"Somos gente tan común como cualquier otra, siempre nos han acusado de que hay narcotraficantes entre nosotros, pero todo son leyendas y comentarios dolosos que suelta la Iglesia católica romana para alejar a nuestros fieles", acusa Romo.
A juicio del líder religioso, la autora intelectual de los ataques contra los altares de la Santa Muerte es la Iglesia católica, cuya "devoción verdadera en el país ronda apenas 40 y no 80% de la población, como dicen".
Romo considera que la mayor parte de los delincuentes y narcotraficantes en México profesan la religión católica, y en esa lógica, "se deberían derrumbar las imágenes de San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe".
Advierte que si el gobierno mexicano no responde a las exigencias de la Iglesia de la Santa Muerte, van "a radicalizar más y más las acciones", e incluso "analizar un levantamiento".
"Es el principio de la guerra", concluye Romo.
México, D.F., 30 de marzo (apro).- En respuesta a la campaña del gobierno y de la Iglesia católica en su contra, los seguidores de la Santa Muerte emprenderán una "guerra santa" para defender su derecho a adorar a la "Niña Blanca".
La campaña, emprendida por David Romo Guillén, el líder de esta corriente católica no reconocida, fue bautizada con el nombre Despierta México.
"Este año será el Domingo de Ramos de la Santa Muerte. No valen los argumentos de que somos otro grupo o tenemos intereses diferentes, esta lucha es por nuestra fe en la Santísima. Llegó la hora de que los devotos se den cuenta quién realmente cree de corazón y quién está por negocio", adelantó Romo.
Insistió: "(queremos que) el gobierno y las autoridades locales bajen el volumen y dejen de agredir y satanizar nuestra devoción".
El pasado 24 de marzo, por órdenes del gobierno federal, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, fueron destruidos 30 altares de la Santa Muerte, bajo el argumento de que esta devoción se asocia con el crimen organizado y el narcotráfico.
Además, ni la Iglesia católica ni la Secretaría de Gobernación han querido aceptar a este culto.
La cita Despierta México iniciará en el zócalo del Distrito Federal el próximo domingo, con una marcha que terminará con la exigencia de ser reconocidos oficialmente: "Somos gente tan común como cualquier otra, siempre nos han acusado de que hay narcotraficantes entre nosotros, pero todo son leyendas y comentarios dolosos que suelta la Iglesia católica romana para alejar a nuestros fieles".
De acuerdo con páginas de seguidores de La Santa Muerte, el culto se originó en Hidalgo en la década de los sesenta, y ha cobrado fuerte arraigo entre seguidores del cristianismo.
En 2007 la Secretaría de Gobernación le rechazó el registro, argumentando que "no cuenta con personalidad jurídica alguna y de hecho la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público prevé sanciones a quien se ostente como asociación religiosa, sin contar con el registro constitutivo correspondiente".
No comments:
Post a Comment