Tuesday, March 31, 2009


Paga lo que debes

Para bien tuyo y de todos


El impuesto: “nueva” incursión en algo tan “viejo” como la sociedad humana

Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.— ¿De dónde "sale" el dinero que emplea el Estado cubano para garantizar servicios y programas básicos como los de salud, educación, seguridad social, cultura, inversiones, progreso ... ?

Las oficinas de la ONAT siempre están abiertas al interés de personas jurídicas y naturales.

Aunque conocida (del ingreso y ganancia de las empresas; de la contribución que por ley deben hacer todas las personas jurídicas y naturales ... ), la respuesta no parece preocupar y ocupar por igual a quienes tienen la responsabilidad de cumplir ese deber.

Informaciones de la Oficina Nacional de Administración Tributaria en Las Tunas (ONAT), consignan que el monto de las multas y recargos por atraso o incumplimiento en el pago de impuestos superó en el 2008 los 11 millones de pesos, mientras en los dos primeros meses de este año rondaba el medio millón.

La disciplina tributaria es vital para la planificación económica por parte del Estado cubano.

Aunque con una tendencia más favorable que en etapas anteriores, ese asunto cobra interés dentro de las tareas que emprende el territorio a favor del orden, la disciplina, la eficiencia y el fortalecimiento de la economía.

Tener hoy al 98,3% el cobro del impuesto fijado a personas jurídicas (resultado por encima de la media del país) no significa motivo de tranquilidad para especialistas de la ONAT, autoridades administrativas y políticas de la provincia, empeñadas en defender "hasta el último centavo" de las arcas de la nación.

¿DINERO O IRRESPONSABILIDAD?

La realidad demuestra que no siempre el impago está asociado a problemas de solvencia, financiamiento o falta de dinero. Varias entidades de la agricultura y del sector azucarero (los más morosos), pudieran tener hoy una situación mucho mejor, si sus aparatos económicos y estructuras de dirección mantuvieran una actitud más consecuente en torno a la disciplina tributaria.

Aunque algunos aportan a tiempo, cocheros y propietarios de bicitaxis están entre los más indisciplinados.

El descuido, inexplicablemente, ha marcado incluso a unidades cuya contribución, en tiempo y forma, no depende de ingresos productivos o de servicios, si se tiene en cuenta que funcionan sobre la base del sistema presupuestado.

Lo curioso, en cualquier caso, es que a ninguna empresa o entidad se le asigna dinero (o planifica parte de sus ingresos) para pagar multas o recargos por irresponsabilidad y morosidad en el cumplimiento de sus obligaciones tributarias.

De ahí se infiere que para liquidar ese recargo deban emplear fondos asignados o concebidos para otros fines, lo que va en detrimento de la actividad fundamental y de sus resultados internos.

Los perjuicios, en cambio, saltan ese "estrecho" ámbito. La principal consecuencia tal vez esté en el desajuste que tales indisciplinas va creando en el país; pues provocan el no ingreso a tiempo de un fondo que ya se concibió para determinada compra, obra, programa o inversión.

OPCIONES "A LA CARTA"

Según explica Julio Quiñones, subdirector de operaciones de la ONAT, hay condiciones y alternativas para facilitar el aporte de personas jurídicas y naturales, incluso en el supuesto caso de que la situación económica del contribuyente presente dificultades en un momento determinado.

"Nuestras oficinas —enfatiza— están siempre abiertas para atender, escuchar y cooperar. Cuando hay comunicación oportuna, intercambio y razonamiento, las dificultades pueden tener solución. Lo inadmisible es el descuido, la indiferencia, la impunidad."

Se sabe que toda persona natural recibe desde enero una chequera en las oficinas municipales de la ONAT. ¿Qué faltaría? Comparecer cada mes a la caja ahorradora del Banco Popular de Ahorro y depositar la suma correspondiente.

Como para algunos esa gestión puede tornarse "engorrosa", la ONAT tiene en los Consejos Populares gestores dispuestos para esos trámites, a favor de una mayor comodidad del contribuyente.

Aun así, hay a quienes nada parece acomodarles. No es el caso de los arrendatarios de viviendas (habitualmente "en regla") y trabajadores por cuenta propia, quienes en mayor o menor grado tienden a contribuir.

La nota discordante sigue a cargo de los transportistas en general, con mayor énfasis en los cocheros y propietarios de bicitaxis: objetos, por demás, de permanentes quejas e insatisfacciones por parte de la población (en especial los primeros), a causa de otras indisciplinas, maltratos y desconsideraciones, aparentemente inmunes a los mecanismos de control, orden e inspección.

La "naturalidad" con que algunos ciudadanos han ignorado sus deberes ante el fisco (fuera de ley) ha tenido nociva repercusión entre quienes, sujetos a la misma labor, actividad o servicio, sí han estado todo el tiempo a tono con lo establecido.

Un buen síntoma, sin embargo, ha comenzado a manifestarse en el territorio: están concurriendo a "legalizarse" personas que no lo estaban o que un día perdieron su patente por indisciplina.

Esa reacción es el resultado del favorable giro que empiezan a tomar las cosas en medio del empeño —impostergable— por ordenar más las finanzas, aprovechar mejor los recursos y consolidar el trabajo en pos de una verdadera cultura económica.

Y en ese propósito, no puede ser tangencial o epidérmica la disciplina tributaria, tan antigua como la sociedad misma y decisiva en las condiciones de Cuba.


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